Yurmaín, el aventurero (Guión para Cine y/o Televisión)
Publicado en Aug 09, 2011
El sonido del móvil sobresaltó a Yurmaín, que dormía plácidamente la siesta.
- Aló... - Muchas gracias por su visita. Y, repentinamente, la llamada quedó cortada. - ¿Quién habrá sido el gracioso o la graciosa que me ha cortado el sueño?. De repente el móvil volvió a sonar. - Aló... - Muchas gracias por su visita. Y de inmediato se volvió a cortar la llamada. - Esto ya es como si te picase una moscarda y estoy empezando a mosquearme. Vuelve a sonar el móvil. - Aló... - Muchas gracias por su visita. Yurmaín estaba ya hasta su coronilla de frailón. - Esto ya pasa de castaño oscuro y parece de castaña rubia. En fin. Voy a ver si tengo alguna aventura con una castaña rubia. Yurmaín se levantó de la cama, se arregló todo lo mejor que pudo y bajó por las escaleras. Se le cruzó una anciana. - Muchas gracias por su visita. Yurmaín quiso decirle dos o tres cosas a la ancianita pero tardó demasiado en reaccionar. La anciana se había perdido por los pasillos. Decidió tomárselo a bien e ir a la cafetería del hotel antes de comenzar su aventura. - Muchas gracias por su visita. El malhumor comenzó a molestar de nuevo a Yurmaín. - ¡¡Sírvame un café con leche caliente!!. El camarero se lo sirvió de inmediato. - Muchas gracias por su visita. - Estoy negro... verdaderamente negro de tanto y tanto y tanto. Se bebió el café con leche caliente y, con las tripas ardiéndole más que una rebanada de pan quemándose en el tostador, pagó la consumición. - Muchas gracias por su visita. Totalmente encorajinado salió a la calle principal. En la puerta le saludó el portero del hotel. - Muchas gracias por su visita. - Está bien... calma Yurmaín... calma que ahora viene lo bueno. Un chiquillo, con una patineta, pasó a toda velocidad por su lado. - Muchas gracias por su visita. Decidido ya a olvidarlo todo y pasárselo en grande se fue hacia el Casino. Le saludó el gorila. - Muchas gracias por su visita. Totalmente preso de los nervios pidió un güisqui en la barra. - Muchas gracias por su visita. Se lo bebió de un trago y pagó a la sonriente camarera. - Muchas gracias por su visita. Sin esperar a más y dispuesto a hacerse millonario se sentó ante el juego de la ruleta. Se le acercó una rubia despampanante que se sentó a su lado. - Muchas gracias por su visita. Yurmaín ya estaba tan descontrolado que invitó a otro güisqui a la rubia despampanante que se lo agradeció con alevosía. - Muchas gracias por su visita. Sin saber ya ni dónde se enocntraba compró una buena pila de fichas mientras el croupier le saludó. - Muchas gracias por su visita. Apostó todo su dinero al número 13 y perdió. El croupier recogió todas sus fichas. - Muchas gracias por su visita. Intentó, al menos, entablar conversación con la rubia despampanante pero esta se levantó de la silla. - Muchas gracias por su visita. Totalmente crispado por los nervios volvió a salir del Casino completamente arruinado y pasó junto al gorila de la puerta. - Muchas gracias por su visita. Rápidamente se acordó que llevaba la tarjeta de crédito y se dirigió a la sucursal de su Banco. Al meter la tarjeta por la ranura la máquina le saludó. - Muchas gracias por su visita. Fuera de sí marcó rápidamente su número de cuenta corriente. - Muchas gracias por su visita. Estuvo a punta de patear a la máquina pero se contuvo. La máquina volvió a hablarle. - Muchas gracias por su visita. Marcó la cantidad que quiso sacar de su cuenta corriente. La máquina funcionó y le devolvió la tarjeta. - Muchas gracias por su visita. Totalmente encorajinado tomó los billetes de un tirón. La máquina le despidió cantarina. - Muchas gracias por su visita. Abrió la puerta y, al salir, se encontró con una jovencita morena que también le saludó. - Muchas gracias por su visita. Huyó despavorido por la calle hasta que se tuvo que detener ante un semáforo en rojo y esperó a que se pusiera en verde. El semáforo habló. - Muchas gracias por su visita. Se dirigió hacia una parada de autobús y se encontró con un señor con bigote. - Muchas gracias por su visita. Otra vez preso de los nervios encendió un cigarrillo. Leyó el cartel que se encontraba en la parada de autobús. - Muchas gracias por su visita. Llegó el autobús. Se abrieron las puertas y el conductor le saludó. - Muchas gracias por su visita. Completamente desalentado compró el billete. El conductor le devolvió el cambio. - Muchas gracias por su visita. Encontró, ya de muy malhumor, una revista para leer, se sentó cómodamente y miró la portada de la revista. - Muchas gracias por su visita. Totalmente airado, se levantó, dejó la revista donde la había encontrado y se volvió hacia su asiento que ahora lo ocupaba una señora con un carrito de compras. - Muchas gracias por su visita. Ardiendo de rabia no se quiso poner grosero con la señora y tuvo que quedarse de pie agarrado a un barrote. Miró por la ventana. En la calle había unos grandes almacenes con un gran rótulo. Lo leyó completo. - Muchas gracias por su visita. Decidió, totalmente asustado ya, bajarse en la primera parada. Tocó el botón de aviso para salir y le contestó una voz por el parlante. - Muchas gracias por su visita. Ya en la calle; sudando de puros nervios pasó junto a un mendigo. - Muchas gracias por su visita. Totalmente convencido de que aquello era una pesadilla depositó uno de sus billetes en el sombrero del vagabundo que le sonrió. - Muchas gracias por su visita. Sólo quería ya escapar de aquella lujosa ciudad del juego y las aventuras nocturnas. Se introdujo en un restaurante chino. Al abrir la puerta sonó una voz. - Muchas gracias por su visita. Salió a saludarle una señorita de Shangai. - Muchas gracias por su visita. Ya totalmente fuera de sí pidió la carta. Leyó la portada antes de abrirla. - Muchas gracias por su visita. Sin mirar la carta rogó que le sirvieran un arroz tres delicias y cerdo en salsa dulce para no agriarse su carácter. La señorita apuntó el pedido. - Muchas gracias por su visita. Comió tan rápidamente como pudo para no soportar aquello. Terminó de cenar en menos que canta un gallo y pagó la cuenta. - Muchas gracias por su visita. Salió a toda velocidad y abrió de nuevo la puerta. Sonó otra vez la voz. - Muchas gracias por su visita. En plena calle comoenzó a ladrar, maullar, cacarear y graznar para calmarse los nervios. Avisada por algún viandante apareció una furgoneta del manicomio y le agarró un tipo más atlético que Schwuarzeneger. - Muchas gracias por su visita. Al llegar al manicomio un loco le saludó amablemente. - Muchas gracias por su visita. Apareció el doctor del manicomio. - Muchas gracias por su visita. Decidió ya no decir nada ni hacer nada porque se había vuelto loco de verdad mientras le llevaban a una habitación. El doctor le tomó el pulso y se despidió con gran amabilidad. - Muchas gracias por su visita. Quedó mirando fijamente al techo hasta que apareció una linda enfermera. - Muchas gracias por su visita. Ya no supo más que hacer y se sumió en un profundo sueño. Soñaba que entraba en su casa y le saludaba la portera. - Muchas gracias por su visita. Despertó sobresaltado. Allí permanecía, todavía en pie, la bonita enfermera. - Muchas gracias por su visita. Él estaba ya mudo y ella le tomó la tensión arterial, anotó números en el organigrama que dejó en la cama y se despidió. - Muchas gracias por su visita. Perdida por completo la razón sólo dijo una frase antes de quedar profundamente sumido en la penumbra. - Muchas gracias por su visita.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|