Andemos descalzos sobre el techo busquemos la forma de robarle color a las estrellas
tomemos prestada  la noche como paleta
y de pincel los cabellos de la luna llena.
 
Ayudame a ponerle color a las pesadillas
rojo a mis pálidas mejillas
amarillo a ese sol que no aterriza
en este pecho cubierto de cenizas
 
Pintame el cuerpo con un vals mefisto carmesí y negro,
una violeta en el lánguido silencio,
una copa de veneno azul para matar las mariposas
que se incrustan  en una herida profunda e ignoran
que su aleteo ritmico abre más el recuerdo de una realidad absurda, estrecha y corta.
 
Arranquemos ojos de los niños pequeños
Colguémoslos de las ramas de árboles ya secos
como pájaros cantores dibujemos labios llenos
que permanezcan abiertos y vuelen cerca de los cielos...
 
... y si las estrellas, la noche y la luna nos reclaman
pintaremos las horas mucho más largas
asesinaremos el reloj que nos atrapa
continuaremos dándole color  a nuestras almas
a nuestros inmortales abismos, a nuestros fantasmas.