Deja con sabor agridulce, como si no hubieras querido trabajar mucho en esta ocasión.

Buen poema. Indudablemente, es epílogo de una historia que uno no conoce pero no hace falta. Pese a su brevedad y su tema, tiene muchas tonalidades, es como esas hojas otoñales que si uno las mira bien, tienen cada una muchos colores, y cada una es única.
"como unas manos que acarician/ al tiempo que se alejan." Esos dos versos son de una gran belleza. "Eres la tarde que se muere" es un verso conclusivo, no sé si queda bien otro verso después, pero eso lo tiene que juzgar la poeta (como dije, es un epílogo de una obra no contada, y por lo tanto acá uno opina de puro atrevido).
Siempre es un gusto leerte. Siempre me sorprendes.

Decir sólo que no hay que exagerar amigas.

Una preciosidad. No hacen falta más palabras.