Me mantengo tranquilo, la calma tarda en llegar, las sirenas suenan todo es caos y descontrol.
Pero mi alma solo se preocupa por ti, camino entre sombras en busca de tu olor, tú esperas mi regazo mis palabras, yo nunca te las negare.
El horror se refleja en tus ojos, pero tranquila alma mía, yo estaré hay, yo estaré hay para resguardar tus sueños, para resguardar entre mis manos tus deseos y añoranzas.
En mi corazón resbala una lagrima, pero mi rostro sereno permanece, tranquilo por fuera, una tormenta en el pecho.  Mis manos cogen las tuyas guiándote sin respiro por la confusión.
Al fin la calma, un silencio que se espera no dure mucho, tus lagrimas nuevamente son de intranquilidad, seco con mis propias manos los pesares de tu pecho, los traspaso a mi tranquilidad la cual se devora tus penares.
Tranquila una ves ya, miras a tu alrededor, miras en tu alma. Sabes que algo no anda bien, sabes que no descansaras esta noche.
Nadie lo hace, las penas están demasiado cerca para comentar, el dolor se percibe en el aire, en la sangre circula incertidumbre que corrompe como las penas ala conciencia.
Por fin el alba, la luz deja ver mas allá de los rostros, deja ver los resultados de una noche agitada, de sueños perturbados y  penas en el alma.
Me miras antes de marchar, me miras antes de enfrentarme ala realidad, no quieres que me aleje, no quieres que te deje, yo te miro y solo menciono que yo estaré allí aun que lejos me encuentre de ti…