3.- Eugene
Publicado en Sep 08, 2011
Volvamos al convento del Este, donde el padre Juan, tras el lamentable deceso de uno de los alumnos, ha decidido entrevistar a uno de sus compañeros. El padre Juan considera que Isaac Demetrio Mena, de catorce años, está involucrado en cierta manera con el lamentable suceso.
Tras una difícil introducción con el chico, el fraile está dispuesto a escuchar la razón por la que Isaac se ha mostrado taciturno e inquieto durante los últimos tres meses. El mozalbete por su parte, parecía preocupado respecto a revelar información. •- "Hacía tiempo"- comenzó a decir con su peculiar voz -"en que las cosas no marchaban bien entre los cuatro. Ben empezó a sustituir a Eugene en algunos solos y esto le afectó más de lo que creíamos. Discutía por todo con nosotros y se mostraba inconforme con cualquier decisión que tomáramos. Solía poner en conflicto a Isaías con Ben. Isaías lo molestaba con frecuencia y yo tenía que intervenir. Mis discusiones con Isaías eran frecuentes a causa de Eugene. Decidí que era momento de hablar con Eugene a solas. No era justo que metiera conflicto entre nosotros por un malestar suyo, que no estaba muy claro. Entonces empezó a cantar como nunca lo había hecho". Isaac hizo una pausa. Pareció titubear en continuar su historia. Miró al padre Juan y se dio cuenta de que era imposible dar marcha atrás. •- "Cuando la voz de Eugene cambió me sentí intrigado. Después de todo sospechaba que la causa de su enojo era dejar el lugar del solista y por tanto ya no ser el centro de atención. Parecía muy conveniente que precisamente en ese momento la voz le cambiara y todas sus preocupaciones desaparecieran. Todos estaban contentos con la idea de que Eugene continuara siendo el solista, pero a mí no me cuadraba. Lo natural es que nuestra voz cambie para ser cada vez más gruesa, no cada vez más fina. Y empecé a poner más atención a tan extraño acontecimiento. Noté entonces algo que me sorprendió. Conozco a Eugene desde hace seis años, y estaba seguro de una cosa. Por más portentoso que fuera al cantar, ésa no era su voz. No se parecía en absoluto a la voz con la que cantaba anteriormente." •- Hemos tenido casos- comentó el padre Juan -donde la voz cambia incluso hasta los diecisiete años. Pensé que Eugene entraba en esa excepción, y admito que no puse la suficiente atención al respecto. Tu comentario es sumamente interesante, continúa. Nuevamente Isaac pareció vacilar. Visiblemente abrumado, continuó su relato. •- "Abordé a Eugene y le comenté que notaba algo raro en su voz. Al principio se molestó mucho y lo negó rotundamente. Se alejó de nosotros y se volvió solitario durante unos días. Luego me buscó para decirme que necesitaba confiar en mí si quería saber más sobre el asunto. Eugene no es de los que guardan secretos. Por algo le dicen "la cotorra", es ruidoso, estridente y hace alharaca por cualquier cosa. Su repentino hermetismo me sorprendió mucho. Lo busqué en la huerta después de las actividades vespertinas. En ese momento lo noté muy exaltado, parecía que apenas podía contenerse. Me dijo que había conseguido el modo de hacer realidad muchos de sus deseos y que yo también podía conseguirlo si guardaba silencio al respecto. Todo lo que tenía que hacer era acompañarlo una noche a una cueva". El padre Juan alzó las cejas intrigado. •- ¿Acompañarlo a una cueva? Isaac asintió. •- ¿De modo que le acompañaste? •- "Le acompañé más por curiosidad que por el motivo que me expuso. Confieso que no resistía la tentación de enterarme en qué enredos se había metido. En cuanto a lo que decía de los deseos me parecía tan absurdo como fantástico, pues no existe nada en el mundo que sea capaz de cumplir todo lo que queremos, y sin embargo, allí estaba él... cantando como nunca lo había hecho". •- Supongo que se escaparon- observó el padre Juan -lo cual me inquieta al pensar en los riesgos a los que se expusieron. •- "Lamentablemente así fue- reconoció Isaac -aunque tuvimos que esperar a que se pusiera la luna llena. Entonces escapamos por la huerta, mientras todos dormían. Sé que no estuvo correcto y que nuestra conducta merecía un severo castigo. Quizá es por esto y más que me reservé de comentarle a usted qué estaba pasando". •- Continúa- le instó el fraile -ahora no tiene caso detenernos en reprimendas. •- "Me dio la impresión de que Eugene hacía esto a menudo. Trepó la barda con habilidad y seguimos un camino parecía conocer perfectamente. Caminamos alrededor de media hora por los matorrales secos del desierto, alejándonos del pueblo. Durante el camino apenas si hablamos, parecía tomarse muy en serio aquella empresa. Luego nos detuvimos frente a una especie de grutas, al parecer de una mina abandonada. Eugene señaló una que está bastante oculta. Apartó los ramajes y me indicó que entrara. Fue entonces que me detuve a meditarlo bien, y le pregunté, muy intrigado: •- ¿Qué hay aquí, Eugene? ¿Por qué tanto misterio? Eugene sonrió de un modo extraño, casi sarcástico. •- ¿Tienes miedo?- preguntó •- Tal vez sí- le respondí con honestidad Entonces me dijo: •- Descuida, he pedido protección para ti. Vas a caerles bien". El padre Juan interrumpió, bastante alarmado. •- ¿Caerles "bien" a quiénes? Isaac se encogió de hombros antes de responder. •- Si está sorprendido ahora, me preguntó qué sucederá cuando le cuente lo que sigue.
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Antonio JImenez Villa
En dias anateriores visitaba tu pagina hallandola vacia, me sorprendi al hallar una nueva historia, voy a sacaar el tiempo para leerla toda.
ANTOIO J.
Hoz Leudnadez
me tienes al borde esperando esperando y esperando!!!!
sabes, siempre he sufrido de onicofagia, es por eso que no creo ni me agrada la p´sicologia
nunca me lo han quitado, y ahora tú, me haces la frenta a tope con este trastorno.
El cuento resalta muchas descriptivas y la narracion es más simple y menos detallada que lo anterior
pero epa! esto el da sordidez a los dialogos, ya que si la narracion es tan intensa como los dialogos
se empieza a perder la distincion de voces de los personajes y el narrador
me encantó este dialogo;
El padre Juan alzó las cejas intrigado.
•- ¿Acompañarlo a una cueva?
Isaac asintió.
•- ¿De modo que le acompañaste?
•- "Le acompañé más por curiosidad que por el motivo que me expuso. Confieso que no resistía la tentación de enterarme en qué enredos se había metido. En cuanto a lo que decía de los deseos me parecía tan absurdo como fantástico, pues no existe nada en el mundo que sea capaz de cumplir todo lo que queremos, y sin embargo, allí estaba él... cantando como nunca lo había hecho".
se me hace una referente a lo que se viene, sin dudas estoy convencido de que será
algo que nos rompera!!!! lo espero Elvira y un gusto leerte besos