Argentina soñadora
Publicado en Jul 16, 2009
ARGENTINA SOÑADORA
La República Argentina, entre las naciones del mundo, es como una mujer veinteañera. Solo que aparenta estar ya por las "Cuatro Décadas". Perdió el tacón de su zapato, hace rato no la peina Giordano, aún más se desenmaraña la cabellera con un cepillo al que le faltan algunos dientes. Su ropa está raída, cuando no remendada. Desde afuera la miran con desprecio o con cierta lástima, cuerpo adentro se siente muy mal: le queman los fuegos de los piqueteros como una úlcera abierta y sangrante, la empachan los sueldos de los políticos que cobran más de 10.000 pesos por mes, le duele las remuneraciones de miseria de docentes, policías y jubilados, los niños que mueren a diario, la violencia, el cinismo de los políticos, la huida del Chacho y los que pueblan las bancas del Congreso. Pero aún así ella quiera reponerse y sale a caminar la Avenida de Mayo, se sienta en la plaza principal, aquella que fuera testigo de tantas gestas y recuerda cuando los caudillos del interior hollaron aquel suelo atando sus caballos a la Pirámide de Mayo; el Cabildo, que la parió joven y lozana, sonríe, pues todo recuerdo de la infancia parece ser más alegre que la actualidad. Recuerda con cierta pena el frío chirriar de las orugas de los tanques, que muchas veces pasaron por allí y la llevaron en andas, aunque ella no quisiera. ¡De pronto mira la Casa Rosada, hay gente que entra y sale, pero parece estar tan vacía, tan fría y tan ciega! Y siente un grito agudo, una voz de mujer que la estremece, gritando a cinco millones de Argentinos, diciendo que renunciaba a su candidatura de Vice-Presidente y un hombre que abriendo los brazos se dirige a una multitud con el calificativo de Trabajadores y ve la plaza llena de gente que tiene trabajo. Y añora aquellos días... En seguida vuelve a la realidad, y ve como marchan cientos de hombres vestidos de azul, con cascos, escudos, escopetas, garrotes y vallas en la casa de gobierno, ella se agita, se incomoda pues invaden la plaza viejos, jóvenes, adolescentes, hombres, mujeres bajo un solo grito: ¡queremos trabajo! Suenan las sirenas, los escopetazos, los gritos de dolor y ella quisiera que volviera San Martín, para echar a los de afuera que le oprimen el cuello y la ahogan. Que Santiago de Linieres, busque soldados en la Banda Oriental o donde sea y eche a los colonialistas de ahora...O que simplemente el pueblo de nuevo tire piedra y agua caliente sobre los opresores... Se agita, le da taquicardia, traspira gotas de sangre y se queda dormida. Es agosto, pero un fuerte veranillo hace que el sol del 2001, surja tibio y acogedor, la despiertan las palomas con su arrullo... Y ella se permite soñar: que las fábricas vuelven a funcionar, que las escuelas se llenan de niños, que aprenden su historia y la extensa geografía de su cuerpo, que el tractorazo es una larga fila de máquinas que salen de las fábricas para sumarse al agro y a la construcción; que en el Congreso se sancionan leyes sanas y justas, que todos respetan al Presidente, que los especuladores se fueron y ella comienza a crecer. Sueña que podrá ponerse un nuevo vestido, comprarse un par de zapatos y al menos que lo peine el peluquero de la esquina, ella sueña otra vez con ser ¡Argentina! En un raro sortilegio de la naturaleza, un sol de invierno con su calor le da en la cara y seca sus lágrimas. Un anciano rotoso, triste y sin esperanzas se le acerca y le pregunta: ¿Por qué llora señora? Ella se enjuga las lágrimas y lejos de dar pena con firmeza le responde, como una madre buena, que se sobrepone a los avatares cotidianos: sueño, abuelo, sueño a volver ser lo que era, una tierra de trabajo, de esperanza y de justicia... Una sociedad alegre, con justicia social, una patria con las manos extendidas generosas al mundo, para dar comida, cobijo y cantos de utopías. ¡Que mujer tan rara dice el hombre y vuelve a alimentar las palomas! Escucha, Argentina, que un televisor da las últimas noticias: "Toman rehenes en Palermo; la Policía mató a dos delincuentes en Caballito; en Florencia Varela fusilaron a un policía, los bandidos eran menores; empieza de nuevo gran hermano y la pasión de sus hijos el fútbol, deberá esperar a que le paguen a los jugadores; que Tita Merello, se siente sola y abandonada; y que Cecilia Boloco, será la nueva Evita"...
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Diego Lujn Sartori
Gracias. Allí estaré leyendo y comentado lo recomendado.
Diego
Diego Lujn Sartori
Seguiremos en contacto.
Diego
Sergio Pellegrini
Carlos Campos Serna
Saludos...
P.d. Si puedes, te recomiendo dos de mis textos: ¨Mi segunda patria¨ y ¨el hombre del folleto¨ son recuerdos mios cuando anduve por tu hermosa patria.
Diego Lujn Sartori
Me dejas sin aliento. Por supuesto que estaré leyendo el texto recomendado. Gracias-.
Diego
Parofi
Argentina es un conglomerado humano, donde convergen lo peor y lo mejor de nuestra vida, pero a pesar de ello, a pesar de que cada letra aquí expuesta, tiene un asidero tan frondoso, como la misma realidad que yo he vivido, a pesar de ello, hoy y siempre, es una tierra por la cual, vale mis fortunas vivir la vida.
Yo mismo viví en tu tierra un período de mi destino, los aires porteños aun resuenan en mi retina, la vida convulsionada, romántica, aprisionada, las esquinas donde se escapa algún bandoneon travieso, la imagen centinela de un menen en decadencia, los rostros de esperanza, tristeza, alegría, pero sobre todo, orgullo, orgullo de gritar argentina, el orgullo xenense, millonario, de boedo, el orgullo del diego, de gardel, de la evita, el odio militar, el odio de la clase que de mala forma hace la política. Pero a pesar de ello, a pesar de los males y las pesadillas, tu Argentina es y sera, una gran tierra bencedida por el creador...
Saludos desde el otro lado de la frontera.
Lee "milonga del olvido", lo escribí un día cualquiera, en una banca de Belgrano...