El poeta sordo y mudo...
Publicado en Sep 11, 2011
A un poeta se le olvidó completamente el incidente que hubo en el acceso del supermercado donde compró las mercancías de la semana. Cuando entraba con el carrito vacío, encontró a un hombre discutiendo con el vigilante del comercio, que le prohibía la entrada a su ¨fiel compañera¨ que no pertenecía a nuestra raza, pero un poco más inteligente y menos agresiva que el de nuestra propia especie, quien la estaba amenazando con su macana para que la preciosa perra pastor alemán, la cual era los ojos del invidente, no pasara las barras electrónicas, detectoras de cosas robadas.
El guardián, quizás, al no tener criterio de decisión por su precaria instrucción no dejaba pasar a la supuesta ¨mascota¨, cuya imagen representativa estaba sobre el vidrio de la puerta marcada por una cruz roja; señal de prohibición de acceso a los perros. Esa vez, debido a su frustración en el trabajo, el poeta quiso ser uno más del montón que voltea sus ojos cuando sus intereses personales no son vulnerados. En consecuencia no introdujo su cuchara ante esta injusticia, pues también estaba cansado de que por meterse siempre en sopa ajena, en algunas ocasiones le ha salido ¨el tiro por la culata¨, como cuando vio que un tipo estaba cacheteando a una mujer. Sin pensarlo por la ira que se le había subido en el cerebro, fue directamente en defensa de ella que en vez de agradecerle por haberla defendido del agresor, le dejó con sus uñas de gata en la cara, ya de por si maltratada por el acné de juventud, más cicatrices cuando observó en el suelo sangrando la nariz de su ¨hombre¨ a causa de un puño, convertido en un martillo pesado. Así que, sin escuchar, sin hablar y sin ver, el desvelado poeta pasó con el carrito sin ofrecer ninguna ayuda por la defensa de los derechos humanos del ciego que se retiro del lugar con su compañera invalorable. Pues, él no quiso dejarla sola en una de las esquinas del local por el miedo a que le robaran su vista, valuada en quince mil dólares...
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Carlos Campos Serna
Saludos...
josé Cirano de la Cruz Salazar
Carlos Campos Serna
Saludos...
Aquí está Elvira