El patio de mi casa (Diario).
Publicado en Sep 17, 2011
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Infancia de los 50 del Siglo XX. Primera de mis muchas infancias. Todavía recuerdo el patio de la calle madrileña de Alcalde Sáinz de Baranda números 56 (caballería) y 58 (artillería). Jugábamos a los bonis, a los cromos, a las chapas o a tula (tu la ligas)... y después a policías y ladrones o al corta hilos o simplemente a correr más que los otros o al escondite o a la versión más moderna del escondite inglés. Lo del Antón, Antón Pirulero, cada cual cada cual que atienda a su juego, quedaba para las largas excursiones hacia Las Rozas o Las Matas. Cantábamos aquello de "el patio de mi casa es particular, cuando llueve se moja como los demás".
Todavía no teníamos que ir al colegio y la vida era una continua fiesta en aquellos años de la España en pleno blanco y negro. A Franco le molestaban los colores (sobre todo el rojo) pero nosotros y nosotras estábamos ajenos a todo ello y no nos importaba que el Ministro de Asuntos Exteriores fuera Alberto Martín Artajo o que el Ministro de Educación y Descanso fuese José Solís Ruiz. De Manuel Fraga Iribarne todavía sabíamos menos. La vida, para nosotros y nosotras, sólo era una fiesta mayor y no teníamos prisas en hacernos mayores.
El patio tenía un muro de ladrillos para separlo de las vías del tren de Arganda... pero algunos gitanos y algunas gentes del mal vivir, habían hecho un agujero por el cual entraban para meternos miedo. Allí, a veces, algunas veces, había dreas (o sea, pedradas de los unos contra los otros); así que el Jefe de la Casa de los números 56 y 58 de Alcalde Sáinz de Baranda decidió clausurar el patio. Con su clausura terminó la primera de mis muchas infancias. Y, a veces, todavía sigo siendo el mismo niño que tapaba, con vidrios de culos de botellas, algún cromo o alguna fotografía de revistas, recortados hábilmente, cubriéndolos de arena.
A propósito de aquella infancia, o quizás ya en mi segunda infancia, el suceso más espeluznante que nos tocó vivir fue el crimen de Jarabo contra Justo Fernández (el propietario de la Joyería Jusfer) en la misma calle Alcalde Sáinz de Baranda y el de la criada (llamada entonces chacha pues sólo era una muchacha) en la calle de Ibiza. Pero eso era historia de adultos y a mí lo que más me apetecía entonces era no terminar nunca de jugar.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Página de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



Comentarios (1)add comment
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literatura

Buenos recuerdos, lo que implica vivir dos veces un beso
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September 17, 2011
 

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busy