9.- La promesa
Publicado en Sep 21, 2011
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El padre Juan había estado escuchando el relato de Isaac Mena con mucha atención. Sin embargo, no pudo evitarlo y lo interrumpió en este punto.
•-          Isaac, ¿Me dices que Eugene ya tenía tiempo leyendo este tipo de libros?
•-          Hará cosa de un año padre, aunque por lo que me contó, llevaba más.
•-          Esto es muy grave, Isaac. Debiste decírmelo antes, Eugene perturbó fuerzas malignas que jamás deben ser invocadas. ¿Te das cuenta de eso?
El adolescente asintió apenado.
•-          Lo sé, padre.
•-          ¿Qué te detuvo a decírmelo?
Isaac se encogió de hombros.
•-          Estuve a punto de confesárselo en varias ocasiones, créame. Pero no me atrevía, no después de lo que supe le sucedió a Nidya, la nana de Eugene.
•-          ¿Qué sucedió con esa pobre mujer?
Isaac meneó la cabeza,  desalentado.
•-          Había dos cosas por las que Eugene le haría daño a su nana. Una era que ella tenía una voz maravillosa. De hecho, él se inclinó por el canto gracias a ella. La otra, fueron los celos. Eugene quería a su nana sólo para él. La noticia de su casamiento y el nacimiento de su primogénito le causaron profundo rencor. Me dijo que la prefería muerta antes que lo dejara por atender a otros.
El padre Juan se sintió confundido.
•-          No entiendo... ¿el primer motivo fue su voz?
Isaac se dispuso a explicarlo.
"No me fue difícil relacionarlo. Fue como un instante breve en que mi mente tuvo una extraña conexión de los hechos. Una mujer torturada en una cueva, relacionada con la infancia de Eugene, una serie de creencias peligrosas y la nueva voz de Eugene. El resultado era descabellado, pero fatalmente posible.
•-          Le quitaste la voz a tu nana- le dije -la mataste para quitársela.
La expresión de Eugene fue de sorpresa y desconcierto. Para mi pesar, no negó mi afirmación.
•-          Fue un accidente en realidad- dijo- quería quitarle la voz, sí, pero no matarla. Cuando lo supe me enfurecí con los Inmortales. La verdad, me entristeció mucho haberla perdido.
•-          Ya la habías perdido Eugene, estoy seguro que tenías toda la intención de matarla, como piensas hacerlo ahora con Ben.
•-          No, de ninguna manera. Isaac, tú me conoces, no soy un asesino.
Pero yo ya no sabía qué creer. Me atreví entonces a decirle lo que había pasado en la cueva.
•-          Eugene, la he visto. La conozco porque la vi, y ella sabía que querías hacerle daño. Apareció en la cueva cuando me llevaste, y estaba muy asustada... Jamás pensé... que ya estaba muerta.
El rostro de mi amigo adquirió una expresión diferente, hubo un brillo de indignación en su rostro. Luego, pareció contenerse. Yo, aún tenía mucho que decirle.
•-          ¿Por qué Eugene? ¿Por qué detener el proceso natural de tu voz? ¿Por qué te has orillado hasta esto?
•-          Porque me gusta estar allí- respondió Eugene -porque no quiero que mi vida cambie, Isaac. Quiero quedarme en el convento, quiero ser monje y quiero cantar. ¡No quiero esta maldita granja!
•-          ¡Pero Eugene! ¡Tu futuro está asegurado! Deberías estar feliz, deberías sentirte bien de que tu padre vea por ti. Nosotros nada tenemos...
•-          ¡Entonces dile que tú quieres mi lugar!- gritó Eugene enfurecido. Por fin, sus acostumbrados arrebatos de ira hicieron presencia -¡Dile que a mi padre que tú quieres ser como él, un hombre solo, amargado, con muchos enemigos y que no quiere a nadie! Un hombre enfermo al que todos acechan para quitarle la herencia. Voy a heredar sus problemas y sus deudas, y jamás volveré a cantar. ¡Con gusto te cedo mis bienes si los quieres, pero déjame ser lo que soy ahora!
Callé, sin saber qué decirle. Quería a Eugene y me entristecía que sufriera, pero lo que estaba haciendo era muy peligroso.
•-          Eugene, sólo tienes qué hablar con tu padre.
•-          ¿Crees acaso que no se lo he dicho? He tratado de convencerlo por todos los medios pero sólo se burla de mí.
•-          Pero no tienes que matar a nadie.
•-          ¡No voy a matar a nadie! ¡Nidya murió porque no hice el rito de forma adecuada! ¡Alistair M. se salió de control! ¡Nunca quise que se muriera!
Tragué saliva y le hablé con vehemencia.
•-          Eugene, escúchame. Te lo pido como nunca te había pedido algo. Retira a Alistair M. de Ben, te lo suplico.
Eugene me miró con recelo, sin embargo, se calmó.
•-          Está bien, pero voy a apoderarme de su voz. Eso no podrás evitarlo.
•-          ¿Por qué? ¡Ya tienes a Nidya!
•-          ¡Sí, pero es la voz de una mujer! ¡Quiero una voz como la que era mía!
Me quedé perplejo, agotado y sin fuerzas. Miré a Eugene con cierta nostalgia y dolor. Aquellos años felices, donde la inocencia nos rodeaba y no había mucho de qué preocuparse... se habían esfumado. Mi mejor amigo estaba envuelto en algo monstruoso, y yo estaba con él.
Eugene también se veía desalentado. Entonces se armó de valor y me dijo.
•-          No voy a matarlo, pero necesito que me ayudes. ¿Lo harás?
Ya había ocultado el secreto de Eugene durante mucho tiempo. Me había convertido en su cómplice. Sentí la obligación de permanecer a su lado, con el objetivo de evitar que se metiera en más problemas. No vi en ese momento, que era poco o nada lo que yo podía hacer.
•-          Lo haré, Eugene. Te ayudaré. Pero prométeme que no vas a lastimarlo.
•-          No va a dolerle- dijo Eugene -aunque ya no será el mismo después. Pero te prometo que Alistair no volverá a molestarle."
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Descripción

La revelacin de Eugene es tan descabellada como perturbadora. Isaac trata por todos los medios de proteger a Ben de su propio amigo.

Palabras Clave: biblioteca retrato futuro voz hechizo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



Comentarios (2)add comment
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Antonio JImenez Villa

Me frustro un poco la solucion al interrogante de la existencia de Dios ( Con la aceptacion de Eugene de Ir al seminario), pero me gusta el final que se vislumbra, el giro que le diste a la historia colocandole a Eugene un trastorno siquico de doble personalaidad, eso hace una buena historia: Un fianl lnesperado.


MAS ABRAZOS.
ATONIO J.
Responder
September 28, 2011
 

sartre

bravo,bravisimo Elvira ,una historia que te engancha que se lee sin problemas te deja con ganas del proximo capitulo,fascinante,besos
Responder
September 21, 2011
 

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busy