Muerte en inquisicin par1
Publicado en Sep 25, 2011
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El dolor recorria su cuerpo como una serpiente hambrienta. Apenas era consiente de su misma existencia fuera de aquel asfixiante y nauseabundo olor de su propia carne; sangre; orin y defecasiones.

Afortunadamente no era necesario que se esforzara por mantener sus parpados cerrados para evitar aterrarse con sus propios huesos fuera de su piel, pues su cara estaba lo suficientemente hinchada para que sus parpados se combirtieran en masas moradas y sangrantes que taparan su visión.

Lo único que hacia mantuviera un poco de cordura dentro de aquella sala de torturas era el recuerdo de su pequeña hija esperandole dentro de su austera casa junto a la chimenea jugando a los pies de su padre. Ese hombre alto y fornido de faciones asperas y riginas pero de corazón noble y manos cálidas. Como ansiaba poder salir de aquella jaula infernal para poder estrechar entre sus brazos a sus dos grandes amores, como deseaba convertirse ya en ceniza que volara por los aires lejos de tanto dolor y trasformar su alma en un beso para ellos de adios.

¿Cuántos días había permanecido ya ahi? 
 
Lejos del sol, del aire. Lejos de la luz brillante del astro sol.
 
¿Cuánto más podria resistir?
 
En medio de sus pensamientos el ruido de las rejas abriendose hicieron dejara escapar todo el aire de su cuerpo. Los pasos lentos y pesados resonaron por completo dentro y fuera de cada una de las celdas. Haciendo rogar egoístamente a cada uno de sus habitantes por que vinieran por el de al lado, el de enfrente, cualquiera menos ellos. Le rogaban al Dios por el cual habían sido encerrados, le rogaban a la nada y maldecian cuando los pasos se detenian y su cuerpo era arrastredo a veces entre gritos, a veces en esa silenciosa esperanza de la muerte. 
 
Lloro o al menos creyó escucharlo llorar cuando la fiera batalla por tratar de escapapar del desdichado termino en otro largo silencio. Y ella lloró, no lloro por el pobre infeliz que en estos momentos estaria ya siendo torturado, sino por su alma llena de alivio de no ser nuevamente ella quien se dirigiera a la sala de “interrogatorio”.
       
    
Un día, otro día más o quizas un minuto enrealidad. ¿Comó poder saberlo? 
 
    





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Foto del autor Ruka Hatake
Textos Publicados: 77
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Descripción

Palabras Clave: muerte castigo golpes inquisisin perdon memorias carcel encierro desesperacin olvido mentiras dolor gritos deseos desesperanza despedida oscuridad

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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