Aoranzas
Publicado en Sep 30, 2011
Cúantas veces volví, sin darme cuenta,
Sin conducir mis pasos, ni guiarlos, Sin que mi voluntad se interpusiera, al lugar de mis días encantados En la calle, ancha, tranquila, luminosa, busqué las risas, los llantos, las palabras. El eco del pasado ya no estaba, aunque en mi corazón, siguiera intacto La casa del abuelo, sus portones, sus altos ventanales y sus plantas, la madreselva que envolvía al muro, en abrazo de amante, enamorada. Un poco, más allá, mi propia casa, donde la infancia transcurrió, sin penas, como el muro, que envuelve acariciante y protege frondosa madreselva. Y aquél primer amor, el más ingenuo, el más dulce, el más tierno, el más osado, entre risas y juegos infantiles, el misterio de un beso, ha develado. Es aquí, en esta calle, entre estos muros, silenciosos, ajenos, donde yacen, mis sueños de la infancia, los afectos de siempre.. y mi añoranza.
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