EL SOMBRERO DE PAJA -HOZ, EL POETA-
Publicado en Oct 21, 2011
"Tantos locos como poetas hay en el mundo", así está escrito en los viejos libros, pensarán ustedes, ¿desde cuándo un sombrero de paja campechano lee libros?, no, no leo libros, solo son vistazos que logro obtener cuando estas obras maravillosas hechas de vegetal, como yo, pasan por las manos de la cabeza que me sostiene, "se aprovecha lo que no se tiene", suelen decir también los libros no escritos de algunas cabezas, sabias por experiencias y sabias por viejas, así que imagínense como mi pequeño universo absorbe cada frase que logro rescatar. La historia que les voy relatar, es de Hoz el poeta del Pueblo, un moreno de grandes ojos y mirada triste, "quien se dice poeta, se dice soñador", y Hoz lo es. Nadie sabe de dónde vino pero todos saben que siempre estuvo, unos dicen que es nativo, otros que vino del espacio, les digo medio avergonzao´ que me suena ridículo decirlo, pero así dicen, ¿que le vamo´ hacer?, ¿pa´ que cambiar lo que no está escrito? cuenta un viejo refrán, la cosa es que anda a la deriva como barco sin timón y como moneda sin bolsillo, recitándoles a las hojas de los árboles, a las piedras De los caminos, a la gota impertinente de la fuente de la plaza central, al único banco vacío de la taberna, recita apasionado y herido poemas lúgubres y metafísicos y a las cabezas que lo miran como chivas, les gritas con versos sin rimas, ¡hipócritas!, ¿que saben ustedes de los locos sin memoria?, y se va caminando como si nunca hubiera pasado por aquí, como turista, como un viajero,. Come donde las estrellas le sirve la mesa y duerme entre las piernas de la única mujer que lo escucha, una luna vampírica y misteriosa como él. La cabeza que me sostiene cada vez que lo cruza hace que mira pa´ otro lado, yo pensé, al principio que le tenía pavor, ya les conté que no soy muy emocional que digamos, no me afecta en particular que no lo salude, soy fibra vegetal pura y resistente, nada más y nada menos, sólo soy un simple un observador de las emociones humanas. Una tarde Hoz y al cabeza que me sostiene se cruzaron sin poder evitarlo en el mercado, de pronto levanta la mirada y pregunta, -¿de qué te la traes?, la cabeza que me sostiene gira y le pregunta, -¿me habla a mí?, -no, a tu extravagante sombrero, - ¿a mi sombrero? le dice extrañamente sorprendido la cabeza que me sostiene, -estoy loco, le dice Hoz, -sí, pero jamás he visto un loco tan cuerdo como tú, te he escuchado recitar y no todos pueden hablar con el corazón en la mano, nadie más que tú y los grandes poetas puede describir con tanta claridad humana la lucha de este órgano pa´ mantenerse vivo, te visto caminar como un ánima perdida por el camino del cafetal y he pensado pa´ mi adentro, ¿cuántos de ustedes se están buscando?, yo no soy poeta, ni nunca podría serlo, porque pa´ ser poeta hay que estar loco de utopías, y yo solo soy un moreno que sostiene un viejo sombrero que es lo único que me identifica como parte del todo, y tú llevas poemas escritos en el aire. -Sabía que algo te traías entre fibras, dice mientras me mira, la cabeza que me sostiene, sonríe, leve apenas, pero sonríe, -estás loco, le dice, -pero no tanto como tú, es más creo que el único coherente aquí, mi querido amigo, es tu sombrero. Yo, sombrero de paja, deshilachado y viejo, os digo, "no todo lo que se ve brilla, y no todo lo que brilla es oro", sí señor, poeta y loco....
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