6.- Pistas alarmantes
Publicado en Oct 24, 2011
•- ¿Ha visto usted una revista en esta habitación?
La mucama, una mujer de mediana estatura con su uniforme negro y delantal blanco, observaba a Mara con curiosidad. La habitación no había sido ocupada desde que ellas se marcharan, pues el hotel era muy grande y casi siempre se daba abasto con los tres primeros pisos cuando no recibía grupos. Las suites se ubicaban hasta el último piso. •- Hay algunas revistas en la bodega- le contestó, -aunque no recuerdo haber recogido ninguna aquí. Lo sé bien porque este cuarto estaba realmente hecho un asco. •- Sí...- confirmó Mara, que se había agachado con dificultad y exploraba debajo de las camas -sucede que una borracha dio lata la última noche y otra chica nunca volvió. Está perdida por cierto. •- ¿Se trata de los chicos que secuestraron?- preguntó con excesivo interés la mucama -¿Usted los conocía? •- Sí, así es ¿Ha visto las fotografías en el periódico? •- Sí... ¿eran hermanos? ¡Se parecían mucho! •- Pudiera ser- contestó Mara, todavía debajo de la cama. •- ¿Gusta que le ayude? Se la ve muy incómoda allí abajo. •- Ojalá comiera frutas y verduras todos los días- respondió Mara, levantándose con dificultad -nunca se ponga obesa, es un buen consejo. Sin embargo, su complicado esfuerzo tuvo recompensa. Sacó una revista juvenil de modas debajo de la cama donde durmiera Carolina. •- ¿Cómo pudo encontrarla?- exclamó la mucama, muy sorprendida -Le aseguro que hice bien la limpieza ¡Y no la vi! •- No siempre se aspira debajo de las camas- bromeó Mara -sobretodo cuando hay muchas piezas que limpiar. •- ¡Le aseguro que hice una limpieza concienzuda de este lugar! Apestaba tanto a vómito que tuve incluso que limpiar con cloro varias veces. •- No se preocupe, no voy a reportarle- le tranquilizó Mara -después de todo encontré lo que buscaba... E inspeccionó la revista con mucha atención. •- Es extraño- dijo -pero juraría que pusieron esta revista debajo de la cama a propósito. •- ¿Usted cree? •- De otra manera usted la hubiera encontrado. •- ¿Cree que hay gato encerrado?- la mucama se sentía intrigada y además, ya se consideraba detective desde hacía unos minutos. •- Simplemente creo que es muy extraño todo esto- dijo Mara -¿Usted no ha notado nada fuera de lo común durante estos días? •- Los policías nos interrogaron a todos- dijo la mucama -no pudimos identificar a los chicos, ¡Había tantos estudiantes en ese entonces! ¿Usted es amiga de los desaparecidos? •- Sí- afirmó Mara -y me interesa saber si la policía hizo algo más por buscarlos, porque ya no hemos sabido nada en las noticias. •- Se afirma que aquí no fue donde desaparecieron- afirmó la mucama. •- Así es- dijo Mara -Beatriz y Roberto nunca volvieron de la discoteque y Carolina había salido al día siguiente con su chofer a la carretera. Seguramente por eso ya nadie investiga el hotel, pero tengo una corazonada y quiero agotar todas las posibilidades, eso es todo. Mientras decía esto hojeaba la revista, sin prestarle mucha atención, hasta que algo la atrajo. En una de las páginas... ligeramente rota, había un número "1378". Estaba marcado con lápiz labial. La fuerza con que lo habían escrito deformaba los últimos dos números, pero seguían siendo identificables. Mara arrugó el entrecejo, extrañada. Cerró la revista y siguió escuchando a la exaltada mucama. •- Hizo usted bien en venir- le dijo -ojalá encuentre pronto a sus amigos. •- Si necesitara un favor...- le interrumpió Mara con disimulo -¿Lo haría? •- ¿Qué clase de favor? •- Cualquier indicio que pudiera ayudarme a encontrarlos. Prometo que saldrá en la televisión y será famosa. El rostro de la mucama se iluminó. •- ¿En cadena nacional? •- Internacional, incluso. La mucama sonrió con cierta ambición. Cerró la puerta de la habitación y sentándose en la cama, le hizo una seña a Mara para que se sentara. •- Hace ya una semana de esto. Yo vivo en la tercer planta y una madrugada fui a la farmacia por un analgésico. En el pasillo escuché algo que me erizó el cabello, era un lamento, un llanto desesperado. Mara concentró toda su atención en aquello. •- ¿De mujer...? •- Estoy segura. Le notifiqué a recepción y se hizo una revisión con los huéspedes. Al parecer una joven pareja tuvo una pelea esa noche y se concluyó el asunto. Pero pasaron tres días, la mayoría de los huéspedes habían cambiado y al día siguiente, otra de mis compañeras mencionó haber escuchado el lamento. Volvieron a inspeccionar pero no encontraron nada. Desde entonces, no ha vuelto a escucharse. Mara guardó silencio unos instantes, preocupada. Amablemente, pidió su nombre a la mucama que era Rosa, y le agradeció su apoyo. Bajó con su madre y le mostró la revista. •- ¿De dónde sacaste eso? •- Necesito que me hagas un favor,- le dijo Mara -llama a la recepción y pregunta por la habitación 1378. Pregunta si está disponible. •- Pero... •- Ya te explicaré. Su madre, aún sin entender, marcó a recepción y preguntó por dicha habitación. Era una suite presidencial en el octavo piso, de las más caras y mejor equipadas. Por el momento estaba ocupada, así que no podían ofrecerla. Sugirieron otras alternativas, pero la madre de Mara no estaba dispuesta a pagar más por un capricho de su hija. •- ¿No estás cómoda aquí? ¿Por qué quieres una suite presidencial? •- Porque... recordando lo que dijo Rosa, ahí "hay gato encerrado".
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