Los ojos de Antonieta se resistían a la mirada de Carlos.
Carlos era un hombre delgado y con una nariz prominente pero con una mirada azulina muy penetrante, en cambio, Antonieta era delicada y con unos ojos marrones muy cálidos.
No sabían si hablarse o no, pero de seguro Antonieta no se acercaría a entablar conversación.
Carlos era muy sociable, se le veía atrás de la barra con sus amigotes entre risas y conversaciones, evitando de cuando en cuando las aburridas conversaciones de Juan para contemplar a Antonieta que jugaba con su gargantilla de oro, mientras hablaba con Rosa.
Rosa y Juan se conocían, pero no se hablaban desde aquel día en que los dos decidieron terminar su relación, ya que Juan estaba aburrido de los celos de Rosa, sin embargo, él la seguía buscando para volver a estar juntos.
Rosa era interminablemente encantadora y extrovertida, pero muy orgullosa como para acercarse a hablarle a Juan.
Juan no paraba de conversar acerca de mujeres con Carlos.
Carlos se aburría y decidió ponerse de pie de aquella barra, para acercarse a Antonieta saludarla.
-¿Qué tal Rosa?
-Mi nombre es Antonieta... Alomejor quieres hablar con ella... yo...
- No no no, ¡pero que vá!, !Qué estúpido que soy! Tu eres Antonieta, y pues quiero hablar contigo, de seguro que si hablo con tu amiga, Juan se pondría de lo más celoso.
- ¿Pero no era que habían terminado su relación?
- Claro, pero donde hubo fuego, cenizas quedan. Y dime, ¿Que haces por aquí tan sola mientras tu amiga se divierte?
- No, la estoy esperando para irnos a casa.
- ¡Pero si es muy temprano!
- Sí, es que nos pusimos de acuerdo para tener nuestra primera noche de pasión juntas.
- Ah... ya veo. Pero tu... ¿y ella?. Ajá que divertido, bueno, iré al baño.

Rosa llega y comenta con Rosa:

 -!Te dije que si lo mirabas de esa manera vendría a acercarse! ¿Le dijiste lo que planeamos?
 -¡Pues claro! Se fue al un dos por tres.
- ¡Ahora Juan me dejará tranquila! Vamos a buscar chicos a otra fiesta, de aquí nos largamos!