Infame, inpensativo en el cobarde abrigo de mi pensar. Perdido en la supuesta capacidad de llevar a cabo una no-idea, me doy cuenta de su negra faceta cubriendo la oscuridad de mis espaldas.
-Hola. Cómo va tu… muerte- digo
Con su voz triste, tan grave como cualquiera- Hola… amigo. Tan buena como le permito.
 -Cómo puedes asegurar tal cosa, no entiendes que es triste.
 -¿Qué?- dijo
 -Que yo sea tu amigo, es… triste.
 -Acéptalo, amigo. Mírate, cómo es posible que no lo seas. 
 -No quiero aceptarlo- dije indignado.
 -Mejor que lo hagas. Entiende que un ser como tú, que no tiene una persona que lo acompañe en una noche fría como ésta, al que todo mundo dice querer… pero a la hora de la verdad nadie se preocupa por él, un…
 -No- dije calmadamente.
Acercó por atrás su no-existencia a mí. Recordé su cuerpo cubierto por un manto negro que desaparecía a sus pies, sólo se veía su rostro cubierto por una máscara blanca con expresión neutra. Su aliento helado no lo sentí, pero su mano se poso en mi hombro. Lo rechacé.
 -No, qué- dijo
 -No puedo creer que tengas razón. Hoy, ni las personas más especiales, las que dicen “amarme” se preocuparon por mi existencia.
                -¿Vez? Haces parte de mí.
 -Está bien, lo acepto. Pero también acepto que no lo soy porque sí y ya. Lo acepto porque personas como yo que buscan las verdades de una diferente manera deben ser parte de ti. Porque buscan ser un artista de verdad, un ser de verdad… y en este mundo no son bien recibidos seres así- dije con inspiración en el hígado.
 -Por lo que sea. Sólo me interesa que seas mío.
Sentí que se alejaba.
-Seguro el colmo sería que también me dejaras de recordar tú. Me he acostumbrado a no dar nada por hecho. Sin embargo, gracias. Por estar aquí un rato a mis espaldas, dándome un poco frío. No soy el único. Lo graciosos es que aunque muchos más sean parte de ti, no somos miembros de una familia y tú no eres nuestro padre ni madre. Ve y dales un poco de frio a otros que lo necesitan, yo por ahora estoy conforme.
Ya no estaba el rostro blanco tras de mí.
 -Una vez más en ti y sin ti. Hola y adiós… Soledad.