Partes de diario 16 De: Abraham Arreola
Publicado en Nov 02, 2011
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Reflexione… una misma historia se divide en varias partes: partes de diario.
 
Quién lo dijera… ¿qué?
 
Ese joven se inscribió a jugar futbol. Tal vez para ganar popularidad, condición, o condicionar su popularidad a su nivel de juego: es defensa, centro y delantero: pocos goles, pero no tiene miedo de enfrentarse con alguien más grande que él: cierto, le falta practica, pero al menos: juega.
 
Las chicas se acercan para ver quien está jugando, quien patea mejor el balón, quien es más hombre; los profesores, jóvenes aún, miran cuáles serán sus contrincantes: ellos también juegan.
 
Ese joven patea con fuerza y sin practica, falla, acierta… va bien.
 
Entre tantas patadas surge una jugada, una mirada retadora, un portero asustado. Gol.
 
O… tal vez: ¡gol!
 
Aquel joven, le gano a ese joven. Ese joven aceptó su derrota, aquel joven disfrutó de su momento de triunfo, triunfo eterno: lo único que hace en la universidad.
 
Pero eso sí, saben que no es de fiar: aquel joven gana y gana… impone respeto en la chancha de cemento barato pero que casualmente costó cuatrocientos mil pesos.
 
Ese joven, sentado sudando por tanto calor, está esperando jugar, está buscando algún hombre cansado, pero el típico hombre macho no se cansa frente a una dama, y ese joven espera. Uno, dos, tres, cuatro, siete, nueve goles en contra y ese joven ahí está sentado sonriendo ante la indignación de sus compañeros que cansados y frustrados maldicen al árbitro y se echan la culpa unos a otros. Todos jugaron todo el partido completo, cuando nadie podía aguantar físicamente sin después salir ileso. Hasta el orgullo salió lastimado.
 
Aquel joven les ganó y no sonríe, mira con desdén a sus contrarios; excepto a ese joven, porque no es lo que lo mueve principalmente a mover sus pies.
 
Ese joven no admira a aquel joven, pero lo respeta porque su juego es bueno, limpio, pretencioso pero talentoso.
 
Dijeron que quitaran la música disco cuando apenas “That’s the way” (ajá, ajá) había comenzado. Bola de borrachos, dizque van fiestas, pero sólo se embriagan y… ya.
 
Bola de borrachos con talento. Fiesteros: cero por ciento. Bailadores: cero por ciento. Con novia: dato no disponible. Con novia feliz: seguramente cero por ciento. Alcohol: 4 litros por hora... tal vez más: es que son muy hombres. Sin su gran animo ya se habría comenzado la bailata y la cantata desde hacía rato. Aquel joven entre esos se perdía, su liderazgo no existía, sólo su necesidad de tener amigos… amigos que lo dejaron sólo cuando ebrio cantaba, cuando era la risa de una niña quinceañera.
 
Aquel joven quedose solo, acostado en un sofá al ver que nadie lo acepto para bailar una pieza de cumbia (si es que así se llaman), con los ojos entreabiertos, quieto.
 
Aquel joven, dormido, regañado, solo. Sin gloria. Ese joven comprendió porque nunca sonríe, su seriedad refleja cuantas veces ha caído y se ha caído frente a tanta gente, gente que aprovecha la situación para tomar venganza. Venganza extraída de un partido de futbol.
 
Ni mil goles, ni cien trofeos, ni diez amigos parranderos lo harán feliz.
 
Quiso saber lo que era ser un vividor, sin estar listo para ello. Sólo es el chivo expiatorio.
 
Le dio vergüenza leer una novela de magia, quiso demostrar su hombría jugando futbol: se envició en los aplausos temporales, probó el vino, lo rechazó, probó el tequila y se envició. Siempre con la esperanza de ser el chico popular y galán, pero nunca con la meta de ser.
 
Ese joven, estaba sentado tomando un litro de electrolitos; consiente de la música, que aunque hablara de felicidad tenía un ritmo lúgubre, tétrico y risible: todos bailaban y a escondidas lloraban, mujeres resentidas con hombres angustiados, ansiando que en una fiesta se colmen todas sus necesidades psicológicas. Ese joven faltara la próxima vez.
 
Ese joven aun juega de vez en cuando, cuando las convivencias familiares tienen espacio suficiente, aunque puede platicar o irse.
 
Pero aquel joven…
 
Este relato pasará a la historia como una mancha negra más para aquel joven, como una aventura aburrida para ese joven y como un archivo del mes de diciembre el año 2010 para este blog.
 
Y regresarás con la fama de futbolista para jugártelas como vividor, no soportarás otra vez la vergüenza del fracaso continuo; aún no entiendes que ese ritmo de vida no es para ti… pero el futbol: sí.
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Foto del autor Abraham Arreola
Textos Publicados: 109
Miembro desde: Oct 31, 2011
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Descripción

Futbol y vida, vaya cosa.

Palabras Clave: futbol inteligencia no

Categoría: Poesía

Subcategoría: Filosófica


Derechos de Autor: reservados, los izquierdos son libres.

Enlace: abraham-arreola.blogspot.com


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