Casandra y yo (Diario)
Publicado en Nov 03, 2011
Entre Casandra y yo no existía mayor distancia. Solamente unos pocos metros me separaban de ella; pero cuando intentaba entender por qué dicha distancia se presentaba imposible de superar una voz silenciosa me unía, todavía más, a Ella. De acuerdo en que sólo era un principio de los llamados de "atracción universal" pero ya sabíamos, los dos, que aquella distancia era posible derribar con el Sueño, Ecuador, años 90. Ecuador, años de derivar la imaginación a la ilusión de tener el Sueño de Ella siempre presente. La distancia se evaporaba en una convergencia de realismo imaginario e idealístico. La ambivalencia del vivir entre sueños reales que se hacían imaginarios y sueños imaginarios que se hacían realidades. Casandra y yo éramos partícipes de un único misterio llamado amplitud. Y es que la distancia ampliada de unos pocos metros quedaba reducida a unos cuantos milímetros; pero... ¿cómo superar esos milímetros que parecían eternizar su imagen en mi mente?. Quizás el imaginario colectivo de ser como queremos ser es la respuesta.
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