El espejo humano (Reflexin)
Publicado en Nov 08, 2011
"Hay un hombre verdadero sin ninguna jerarquía en la masa de carne desnuda, que entra y sale de tus puertas faciales" (Rinzai). Partamos de esta simple idea para decir que no siempre, a pesar de lo que se afirma sin base científica alguna y, también, sin motivo espiritual suficientemente válido, "la cara es el espejo del alma". Si entendemos por alma la corporeidad personalista (no materialista) de un ser humano nos encontramos, muy a menudo, que existen hombres y mujeres con rostros angelicales que son, cuando se les trata, peores que los mismos demonios y, viceversa, existen hombres y mujeres con rostros más bien afeados que, cuando se les trata, resultan ser personas extremadametne bondadosas. No puedo generalizar en todo caso puesto que, por el contrario, también existen hombres y mujeres con rostros angelicales que, cuando se les trata, son realmente benignos y llenos de bondad mientras que existen, por otro lado, hombres y mujeres de rostros afeados que son malignos, llenos de envidia y de corazón duro ante los demás. ¿Cuál es el término medio para poder dar una verdad absoluta?. Ninguna filosofía, hasta el día de hoy (por muy orientalista que se ufane en decir que es) tiene respuesta para este misterio. Sólo la llegada de Jesucristo a la Tierra es una gran referencia valiosa e invariable. La cara es el espejo del alma si vemos en ella la calidad del corazón del hombre o la mujer que la tiene.
Eso sí es importante para pensar y para despejar incógnitas y no, precisamente, ejercitando métodos de concentración mística ni religiosa (como en Occidente) ni pseudoreligiosa (como en Oriente). Cualquiera que sepa un poco de la Verdad del Cristianismo que profesan quienes siguen el Camino de Jesucristo, tiene -a pesar de su corta o mucha edad- una cosa fundamental: somos tal como actuamos y no, como dicen las filosofías más o menos mistéricas ocultas o no ocultas, tal como pensamos. Si tuviesen que medirnos por nuestros pensamientos nadie saldría bien librado de ser condenado (a pesar de los que digan los falsos orientalistas del budismo zen o del budismo tantra o del budismo que quieran colarnos como "la verdad"). ¿De qué verdad nos hablan los monjes tibetanos por ejemplo?. Sólo echen unas miradas a los seres humanos de sus propios pueblos y observen cómo están viviendo en verdaderos infiernos mientras los santones budistas viven como pachás. Así hasta el más paleto de cualquiera de nuestros pueblos o ciudades sería un gran personaje... y es que mientras la barriga esté llena sin haber cargado ni un solo fardo de las penas ajenas (¡como si hizo Jesucristo!) se dicen tales filosofías que dejan alelados a los más ignorantes. Jesucristo señaló como fuente de toda belleza personal el mismo corazón humano refiriéndose a lo físico (de ahí que es capaz de hacer milagros de transformación verdaderos y no la falsedad de los "santones" budistas de que la belleza es solamente interna) y, por supuesto, al alma en lo espiritual. Quien quiera seguir que siga el Camino y quien quiera seguir que siga la múltiple marabunta de "caminitos", "veredas" y otros "atajos" orientalístico-religiosos disfrazados de "filosofías humanas". Sólo para pasar hambre sirven... porque porque aunque estés más de media hora diaria "haciendo el pino" con la cabeza en el lugar de los pies y los pies en el lugar de la cabeza pues a tal grado del absurdo llegan, o llevando a cabo durante dos o tres horas o, si prefieren, las veinticuatro horas del día posturas de yoga más propias de seres masoquistas que de seres normales, la verdad es que si tienes mal carácter después de ello terminas con más mal carácter todavía y la realidad de la vida así lo confirma... y, en caso contrario, si tienes buen carácter no hace falta que lleves a cabo ninguna meditación trascendental (basta sólo con que medites bien lo que vas a hacer) ni tampoco ninguna especie de sacrificio corporal ni tampoco de ayuno pues Jesucristo ya lo hizo por toda la Humanidad. ¡Qué fácil vida la de los "santones" y "maestros" orientales que se pasan todo el día tocándose la barriga en sus templos, comiendo gracias a sus seguidores, mientras a su alrededor millones de seres hambrientos trabajan como condenados para alcanzar una miserable porción de arroz para comer una sola vez al día!. Vean si no los reportajes que realizan los periodistas en el Tíbet, en Camboya, en Vietnam, en Laos o incluso en los grandes territorios de la India y la China. El espejo humano refleja ante nuestros ojos la dura realidad de que no existe ninguna meditación trascendental tipo oriental, por mucho misterio que le pongan los que las pregonan achicando los ojos como gatos para hacerse más "interesantes", que calme el hambre y la sed de tantos millones de seres humanos repartidos por el Tercer Mundo. Por eso, el pensamiento que abre esta reflexión me parece, verdaderamente, una memez.
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