Empecemos ya mismo a construír un mundo mejor para todos los seres humanos. Es hora de empezar a edificar ese mundo donde no haya ni un solo ser humano marginado. Donde no exista la envidia, esa enfermedad que todo lo corrompe; donde no haya lugar para el odio, cuna de todas las guerras que han asolado siempre a la Historia Humana. Empecemos a construír desde hoy mismo un verdadero hogar para que los hombres y las mujeres (cualquiera que sea su edad u ocupación social) tengamos el espacio de la Liberación absoluta donde seamos quienes deseamos ser y no lo que nos quieran imponer desde los poderes ajenos a nuestra voluntad. Un día dije que "no merecemos ser llamados hombres mientras exista un solo ser humano muriéndose de hambre, viviendo en la más completa soledad o marginado por su color de piel, por su género masculino o femenino, por sus ideas nobles que no ataquen a la libertad de los demás". Necesitamos construir un mundo de liberación donde no haya cabida para aquellos que todo lo critican sin saber apenas lo que critican. Dicen que los críticos son aquellos hombres que nunca jamás aprendieron a practicar bien lo que critican. No caigamos en las generalidades. Huyamos de las generalidades pero alejémonos todo lo que podamos de quienes critican sin sabiduría. La crítica que construye es la que estamos necesitando. Y no la crítica que destruye. Necesitamos empezar ya mismo, desde hoy, desde esta hora, desde este minuto y desde este segundo, a construír una Nueva Hermandad humana.
No a la violencia. ¡Nunca más la violencia!. A toda violencia corresponde otra violencia de mayor grado y a ésta otra de mayor magnitud. Empecemos por olvidarnos ya mismo de toda clase de violencia (sea cual sea el motivo) con la que los inhumanos tratan a los demás. Construyamos ya, desde esta misma hora y minuto y segundo, un mundo nuevo sin violencia. Aprendamos a entendernos todos y todas a través de esa riqueza humana que se llama diálogo. Construyamos desde ahora mismo un nuevo mundo donde descubramos la gran capacidad de bondad que existe en el diálogo de los unos con los otros. Dejemos ya en el olvido el encarnizado enfrentamiento con el que algunos quieren someter a la humanidad entera. No. Debemos aprender a decir no a la violencia. Debemos aprender a tratar a los demás como hermanos y hermanas de nosotros en este caminar por la vida.
Hagamos un mundo donde la existencia sea posible para todos y todas. Y cuando digo existencia quiero decir vida feliz.