Con Sara y a lo loco (Entrevista)
Publicado en Nov 14, 2011
Son las once menos veintitrés de la noche, me encuentro en el Restaurante Ramón Freixa de Madrid, en la calle Claudio Coello, y hace quince segundos que estoy esperando a la colega periodista Sara Carbonero para tener una plática con ella a manera y forma de Entrevista exclusiva. Se presenta, por lo tanto, con quince segundos de retraso.
Diesel.- Sara... que llegas quince segundos más tarde de lo convenido... Sara.- Pero ¿no habíamos quedado a las once en punto? Diesel.- Me parece que andas un poco mal de memoria. Te dije exactamente a las once menos veintitrés. Sara.- Es verdad. Lo reconozco. Perdona este retraso de quince segundos, Diesel... pero es que tuve que coger un atajo... Diesel.- ¡Atajo de sinvergüenzas!. Sara.- No te enojes Diesel. A los paparazzis les he dado esquinazo en la Cuesta de los Ciegos y no me han visto llegar. Diesel.- ¡Ah, bueno!. Entonces no hay problema. ¿Te apetece una pizza?. Sara.- ¿Tiene que ser una pizza obligatoriamente?. Diesel.- Sí. Porque la jefa no me ha pagado todavía la mensualidad y he tenido unos gastos extras y como verás no está la vida como para ir tirando por ahí los pocos euros que le quedan a uno en su bolsillo y además como la noche está un poco fresquita pues pienso yo que una pizza caliente no nos vendría mal porque es que no me da para más y entonces pues no puedo invitarte a champán ni a caviar ni a nada de eso. Sara.- Para... para Diesel... respira un poco y déjame a mí respirar porque estoy más apurada que Doña Pura Sarmiento que mira que está envejecida la pobre que parece que hasta el apellido le viene al pelo y bueno... esto... ¿por dónde íbamos?. Diesel.- Por lo de la pizza. ¿Cuál de ellas prefieres?. Sara.- Si puede ser yo quiero una pizza carbonaria... ¿y tú?. Diesel.- Yo prefiero una pizza caprichosa. Sara.- ¿Algo que ver con algún antojo?. Diesel.- No. No es antojo. Es hambre. Así que llamo al mesero y le pido una pizza carbonaria para Sara Carbonero y una pizza caprichosa para mí... más una botella de agua mineral de Lozoya. Sara.- ¿Agua para cenar? Diesel.- Sí. Porque la jefa no me ha pagado todavía la mensualidad y he tenido unos gastos extras y como verás no está la vida como para ir tirando por ahí los pocos euros que le quedan a uno en su bolsillo y además como la noche está un poco fresquita pues pienso yo que una pizza caliente no nos vendría mal porque es que no me da para más y entonces no puedo invitarte ni a champán ni a caviar ni a nada de eso. Sara.- Para... para Diesel. Me conformaré con el agua de Lozoya como acompañamiento. Diesel.- ¿No querrás que nos acompañe la Orquesta Sinfónica de Televisión Española, verdad?. Porque es que no tengo yo el presupuesto como para ir invitando a toda una orquesta completa. Sara.- Está bien. Te comprendo. Diesel.- Por mucho que lo intentes no llegarás a comprenderme nunca. Eso dalo por seguro. Sara.- Bien. No te comprendo nada. Diesel.- Eso es, Sara... cuando menos nos comprendamos mejor comprenderemos la charla. ¿Empezamos ya?. En esos momentos se anima ya Sara Carbonero porque han llegado las dos pizzas, la carbonaria para ella y la caprichosa para mí... y, por supuesto, la botella de agua de Lozoya. Sara.- Empecemos ya que nos van a dar las uvas. Diesel.- No. Nada de uvas. Que no me alcanza lo presupuestado y no puedo ir a la jefa con el cuento de Gastos Generales Sin Justificar... ¿me comprendes?. Sara.- Algo ya mejor. Empiezo a comprenderte un poco mejor. Diesel.- Eso es imposible del todo. Sara.- Bien. Con lo poco que te comprendo podemos tirar para adelante. Empieza por favor que me pones nerviosa. Diesel.- Pues yo, ya ves, estoy más tranquilo que Pancho Tequila. Sara.- ¿Quién es Pancho Tequila? Diesel.- Mejor te lo digo cantando. Escucha, por favor, ahora que no hay niños delante. Pancho Tequila llegó a la ciudad, gachó bravucón y peleón el que más. Fue a por Lolita, la del mueble bar, pa llevársela al desierto y no volver jamás. Pancho Tequila entró en el salón, pistola en cinto y pitillo de cañamón. Lo cuervos graznaron canciones de amor y las damas se desmayaron de la impresión. Pancho Tequila pidió un aguarrás, Bebida más canalla no vas a encontrar. Y le dio un trago y preguntó al del bar ¿dónde está esa maldita pendeja? Las horas pasaban y Pancho Tequila bebió más tequila, más whisky y champagne. Moja el gaznate en alcohol destilado y escupe en el suelo salivazos de amor. Llegada la noche el alcohol lo aturdió, dio rienda suelta a su imaginación y cuando el sol del desierto llegó, amaneció en cueros abrazado a un cactus. Pobre Pancho Tequila, gachó bravucón. Ahora cabalga sobre gasas de algodón. Llanero solitario de lento caminar. La sombra más ancha del desierto viene a dar. Pancho Tequila se olvidó de llenar la petaca de whisky para toda la eternidad Sara.- ¿Estás bien de la cabeza, Diesel?. Diesel.- Bueno. No tan bien como tú porque tú eres más guapa que yo pero, por lo demás, mi cabeza está sobre los hombros y no debajo de los sobacos como les ocurre a muchos que he conocido en esta todavía mi corta edad. Sara.- ¿Quieres empezar a preguntarme ya alguna cosa interesante?. Diesel.- ¿Quieres una pregunta muy interesante?. Sara.- Eso. Quiero preguntas interesantes. Diesel.- Empecemos con lo interesante. ¿Por qué te peleas tanto con Casillas?. Sara.- Porque me saca de mis casillas. Diesel.- Bueno... dejemos ese asunto aparte pero ya que hablas de casillas cuál prefieres cuando juegas al parchís. Sara.- Las verdes porque blancas no hay... ¿y tú?. Diesel.- Yo las lilas. Sara.- ¿Pero si casillas lilas no existen en el parchís? Diesel.- Te equivocas. Cuando yo juego al parchís hago alguna que otra trampa si me dejan y pinto a las rojas con tintura lila. Sara.-Eso es trampa. Diesel.- Eso es tener buen gusto, Sara. Sara.- ¿Algo más?. Diesel.- Por supuesto. ¿Tú sabes si ha ganado Gonzalo?. Sara.- ¡Vaya que si ha ganado Gonzalo casándose con la Duquesa de Alba! Diesel.- Pero... ¿tú eres reportera de deportes o de corazones rosados? Sara.- Soy más de deportes que de otros chismes. Diesel.- Pues nada de chismear en las vidas ajenas que hay que estar actualizada, colega... ¿sabes o no sabes si ha ganado Gonzalo?. Sara.- Es que no conozco a ningún futbolista con ese nombre. Diesel.- ¿Quieres decir que sólo estás especializada en fútbol? Sara.- No. También sé algo de tenis y otros deportes de pelotas... como por ejemplo la pelota vasca. Diesel.- O sea... ¿que no sabes si ha ganado o ha perdido Gonzalo?. Sara.- Pero... ¿se puede saber quién es ese dichoso Gonzalo?. ¡Ah, ya caigo!. ¡Tú te estás refiriendo a Gonzalo Higuaín!. Pues sí... ha ganado mucho con respecto al año pasado. Diesel.-¿Es que no se te pueden quitar los merengues de la cabeza por un momento?. Ya te he dicho que no tengo suficiente presupuesto para invitarte y, además, los merengues a estas alturas del año están muy caros. No me refiero a Higuaín. A ver si te actualizas Sara... y a ver si aprendes algo de golf... porque resulta que Gonzalo Fernández-Castaño ha ganado el Abierto de Singapur. Una verdadera hazaña. Sara.- Caramba... ¿cómo es que se me ha pasado esa noticia?. Diesel.-Porque no te enchufas a Europa Press. Sara.- Es que yo estoy enchufada en el Marca. Diesel.- Ya. Ya lo veo que estás enchufada en el Marca y por eso tienes tu propia columna... pero he de decirte que con el tiempo hasta puede que yo me enchufe en el As para llevarte la contraria. Así que Gonzalo Higuaín ha ganado mucho con respecto al año pasado... ¿verdad?. Sara.- Sí. Es verdad. Diesel.- No tan deprisa Sara. De melones sólo se saben si han mejorado cuando se los cata y la cata de melones es al final de temporada futbolera y no en noviembre. Ya veremos si es como tú dices allá por julio. Sara.- ¿Tienes alguna preguntas más interesante? Diesel.- Por ejemplo... te puedo preguntar algo que no sabes ni en pintura. Sara.- De pintura sé un montón. Diesel.- Será de pinturas de maquillaje porque estoy seguro de que no sabes quien fue Seoane. Sara.- Claro que lo sé. Jugó en el Celta de Vigo. Diesel.- Eso es verdad. Se alineaba junto a Quinocho y Villar. Pero resulta que yo te estoy preguntando por Luis Seoane López. Sara.- Ni idea. No tengo ni idea de quién es ese. Diesel.- Fue, Sara, fue. Fue un famoso pintor argentino pero murió en La Coruña el 5 de abril de 1979. Sara.- ¿Cómo voy a saber yo eso si nací en 1984?. Diesel.- ¿Y qué tiene que ver la edad con el conocimiento? Tampoco había nacido yo cuando murió el Cid Campeador y me sé su historia completa. Aprovecho el ligero desconcierto de Sara Carbonero para hacerle una pregunta a bocajarro. Diesel.- ¡Quién fue Pichurri!. Sara.- ¡El primer máximo goleador de la Liga Española de Fútbol!. Diesel.- ¡Te equivocaste, Sara!. No le decían Pichurri sino Pichichi. En esos momentos suena, proveniente de la calle, el claxon de un lujoso automóvil. Sara.- Me voy, Diesel, porque ya viene Iker a recogerme. Diesel.- Bien. Ya no tenía nada más que preguntarte pero... ¿brindamos por la Décima?. Sara.- Brindamos. Lleno las dos copas de vino con agua de Lozoya y brindamos. Diesel.- Seguro que no sabes dónde está Lozoya. Sara.- Eso sí lo sé. En la Sierra de Guadarrama. Diesel.- ¡Te volviste a equivocar!. Se llama Antolín García Lozoya y está en Toledo. Sara.- ¡¡Me voy antes de terminar loca, loca, loca, como Shakira!!. Adiós, colega periodista, y no te preocupes que ahora mismo le digo al camarero que ponga en la cuenta de Iker Casillas la suculenta cena a la que me has invitado. Miro mi reloj Timbarland. Son las doce y treinta de la noche. Aprovecho el desconcierto general para levantarme y salir, con las manos metidas en los bolsillos de mi pantalón vaquero recién lavado con jabón Lagarto, mientras comienzo a caminar sin que Casillas sepa quien soy y me pierdo en la noche madrileña con destino desconocido...
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