Soy admiradora número uno de PATRICIA ARIDJIS, una mujer mexicana increíblemente talentosa, así que este "texto" es dedicado a ella por su excelente ensayo fotográfico "las horas negras", entre otros, que no me canso de observar y cada vez que lo hago encuentro como esas fotografías parecen tener vida con esos rostros y cuerpos que emanan sentimientos y emociones abiertas.

Aun recuerdo el día que me dijeron que Patricia estaba interesada en tomar algunas sesiones fotográficas con las internas del reclusorio de San Luis Potosí, me pareció interesante su trabajo y una manera de mostrar lo que siempre he creído y defendido: un espacio interior de arte y cultura para obtener una libertad personal de expresión del ser humano sin importar sus condiciones de vida.

Después de leer su trayectoria, donde como fotoperiodista independiente, merecedora de becas por estímulos para proyectos y jóvenes creadores, así como el haber obtenido el primer lugar en el concurso de fotografía antropológica y en la V bienal de fotoperiodismo, sin dejar de mencionar las 40 exposiciones colectivas y 14 individuales en que ha participado alrededor del mundo, estaba ansiosa de conocerla, de verla trabajar.
Pero no podía creer que la mujer de la cual acabo de describir laboralmente, tuviera un rostro afable, sonrisa con gran carisma, pero sobre todo, un gran porte y presencia que da seguridad; tuve la suerte de estar con ella caminando por los túneles rumbo a las celdas cuando le notificaron que ganó la Bienal, fue el mejor lugar donde ella pudo recibir la noticia de dicho premio.

Podría explicar con detalle cada día de trabajo de Patricia en el reclusorio y la forma en que interactuaba con las internas, pero simplemente lo resumo a que fue una experiencia indescriptible.

El ensayo de "las horas negras" es un libro que invita a la reflexión, ya que cada imagen y frase es una historia que muestra la vida de esas mujeres que está limitada por rejas, vigilancia y horarios; donde la soledad y lesbianismo son un escape para satisfacer sus necesidades afectivas; donde su celda es el lugar para esconder sus errores y reparar sus culpas.

Patricia se refiere a la cárcel como el "útero" para las mujeres reclusas, y hace referencia a que quizá no sea el "útero" de la mejor madre, pero si les da la posibilidad de sentirse seguras y protegidas. Estoy segura que después de ver el trabajo de Patricia, cambiará su perspectiva sobre un reclusorio, donde la gente lo marca como un regulador de clima social controlado por reclusos y autoridades e influido por normas sociales y costumbres.

Sin embargo, si partimos del principio que "ser" humano es también un "deber", que nacimos humanos pero eso no basta, también tenemos que llegar a serlo y para serlo se logra a través del proceso del aprendizaje, para finalmente cuando escuchemos la palabra: "cárcel", significará para nosotros un lugar con sujetos y no objetos.
ROSANA VILLALPANDO