Aquella tarde la soledad beso su vida, el corazón se ocultó en las palabras que brotan como manantial en la oscuridad, así comenzó  el camino a esa prisión llena de sentimientos ahogados en el tiempo, se rompieron esas alas de cristal, no dio tiempo de escapar a esa condena, la soledad se  convirtió en una fiel compañera y el silencio en mirada, el corazón se convirtió en cofre lleno de sentimientos tesoro perdido en un océano de soledad, todo se convirtió en una condena eterna sin derecho a soñar, la locura una llave de escape a todo ese dolor que aprisiona el alma.
Aquella tarde se tiño de sangre un ser que aún no sabía cuál sería su castigo, libre en un mundo condenado  a la indiferencia, perdió sin saberlo  un sendero que jamás regresara, se fue junto aquella sangre, condenado a su propia libertad, en las letras encontró sus alas para surcar por esos mundos de sueños perdidos en la luna.
 En sus ojos la oscuridad nublo su camino quedo suspendido en el tiempo, no quedo más que vagar en esta vida sin rumbo,  ese corazón bañado en soledad se escapa de aquella prisión con palabras que brotan de aquel manantial escondido en la mirada triste de un loco soñador, un libro fue ese galeón de sueños que navegaba  a la luna.
Danza en su mente cada noche aquellos sueños en un mundo inventado por una mente prisionera de un destino sin rumbo, un ser sin nada que ofrecer un poeta sin musa, con un corazón atrapado en un camino incierto, pero aun así continua vagando en busca de ese algo que libere su ser, navega en los deseos fugaces con una poesía que aun esa musa desconocida no escucha, con una canción al viento pidiendo una luz a esta oscuridad.
Pobre corazón que aun sueña en  la oscuridad de su habitación con volar sin ataduras que aquella tarde lo ataron a este mundo real.