CARTA ABIERTA, DEFENSA Y JUSTIFICACIN.
Publicado en Dec 04, 2011
La intolerancia y discriminación nos llevaron a crear un universo de persecuciones y conflictos, donde las minorías fueron desbastadas, torturadas, vejadas por un mundo temeroso de que algunas de ellas pudieran contaminar sus “mundos perfectos” y alterar su génesis degradada por la maldad y la corrupción.
Buscan entonces la destrucción de la persona humana por ser diferentes en pequeños detalles insignificantes: su color de piel, su origen, su etnia, su sexualidad; como si ellos no fueran humanos, como si estos seres no tuvieran alma, y como si ellos los discriminadores tuvieran el poder de decidir y no Dios quien vive o muere en sus sociedades malsanas. Tengan cuidado los que se fijan en los detalles de la especie humana, de los que hacen diferencia por cosas insignificantes, como mostrar su cuerpo, o lo sensual de la imagen por su arte u oficio. ¿Acaso la belleza física los ofende?, ¿o acaso la sensualidad no es un atributo erótico de Dios? Acaso la Divinidad no pone su mano en aquellos seres para diferenciarlos como ÊL lo crea necesario, siendo nuestro Padre el más perfecto y eterno de los espíritus? ¿Acaso el más perfecto nos rechaza pese a nuestras imperfecciones, debilidades y sufrimientos…? Miremos las manos de los hombres impíos que a lo largo del tiempo de la historia humana, que derramaron innecesariamente la sangre inocentes de generaciones, solo por no coincidir con supuestos ideales que llamaron “superiores”. Aprendamos y aprehendamos de nuestras experiencias pasadas. De qué vale que sometamos a seres dulce, delicado e inocentes a las mismas premisas del odio que algunos repitieron por aquellos mandatos que creían sublimes y en sus acosos pretéritos y actuales repiten el viejo esquema, más convencidos, quizá de que su odio e intolerancia ayudan a Dios en el extermino más cruel, el genocidio, el odio eterno del hombre contra el hombre; del terror y el horror de la guerra a los seres indefensos que solo podían ofrendar su amor al odio en holocausto. A esa bronca de los monstruos, y solo podían oponer la simpleza de sus almas traslúcidas, ¡esos los sangrientos monstruos de la historia! No voy opinar sobre personas individuales o por sus motivos profundos de los que discriminan. Solo hago notar la insolencia de esas mentalidades absurdas que se quedaron para morir envenenadas por sus propios odios y desidias que nada contribuyen para lograr la tolerancia en un mundo que se auto destruye a veces sin saberlo. HERNAN ALEJANDRO LUNA FRINGES. 14 de noviembre de 2011.
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