MANOS DE PODER Desde el otro lado del espejo de la dualidad, el hombre iluminado indica al buscador
Publicado en Dec 05, 2011
Al desapegarme del mundo inferior, me deshice de la ignorancia, mundo donde los deseos esclavizan, donde todo es transitorio y cambiante, mundo imperfecto donde todos sueñan el sueño de la Ilusión, sueño invertido donde cada uno borra la fuente de luz del Ser y donde la memoria colectiva sella con imágenes grotescas y confusas la Consciencia Infinita, la Realidad Viva.
Antaño, mi intención siempre enfocada en la Dualidad[1] era un suplicio, porque vivir soñando que vives, cuando en realidad estás muerto, es la característica del Homo-mental, característica que domina ese mundo donde las preocupaciones y los remordimientos acechan constantemente a los individuos nacidos en la Dualidad. La capa de luz que hace fulgurar la existencia es el Nacimiento cuyas fuerzas vibratorias hicieron despertar en mí al padre. Me levanté de la incertidumbre para caminar hacia la certidumbre de que yo soy el único que da vida a la vida, que da sentido a la felicidad y que da luz a la existencia. Me desprendí de la oscuridad al entrar en la acción correcta, el Nacimiento, y vi que el Poder es fuego vivo que limpia la mancha de la oscuridad y limpia la mancha de la fornicación, obstáculo bravo y grotesco que abate a los hombres que viven en el mundo de la falsedad. Crucé el umbral del Uno al comprobar que mi vida anterior solo era imaginación. Imaginé ser hombre, imaginé ser humano, sin embargo, ante la prueba de la Verdad me desintegré con todas mis mentiras; desde entonces hago lo que la Realidad Suprema exige de mí, y ella exige que solamente tenga que ser. A diferencia de ti, querido lector, yo ya no sueño, he despertado al fulgor de la vida continuada, sin truncamientos por la calamidad del aborto, he encontrado la pirámide de la Verdad que es la concepción, gema que brilla a la voluntad de la Consciencia Universal y de la energía masculina y femenina; soy el hombre consciente de su procreatividad y, por ende, de su luz y de su verdad. Allende de la liberación de la Ilusión está el cumplimiento con la ley del Altísimo Creador, el Yo Soy, fuente de toda vida universal, fuente misma donde la voluntad de vivir es tan profunda como las raíces de la propia existencia. Hay algo más allá de la conciencia del sueño, es la vida misma que pugna por brincar a la libertad del Ser Puro, a la libertad no condicionada por la maldad del ego. Más allá del matrimonio con la ignorancia está la libertad del Yo Altísimo, conjugando el verbo vivir en la plenitud de la Consciencia. Mi mente no conocía a Dios porque estaba obsesionada en seguir sus propios pensamientos, obsesionada en seguir la Ilusión, mi mente estaba vacía de luz pero llena de basura, carente de sabiduría pero llena de idolatría, llena de miedos pero vacía de fortaleza, llena de misterios pero vacía de Verdad, llena de lágrimas y carente de felicidad. No había equilibrio en mi mente porque su naturaleza era crear el caos, inventaba sus propios placeres, viajando entre las nubes de los pensamientos, y yo creía que eso era real. Al abrir los ojos a la Realidad vi que el mundo era guerra, era la proyección de mi estado interior de caos y de confusión y ¡yo que había creído que el mundo era el mental! Maté al yo pagano cuando las raíces del mundo dual se desmoronaron bajo el poder deslumbrante del Ser Puro. Las experiencias paganas a las cuales yo había asistido crearon un peso en las fibras sutiles de mi amor perfecto. Caí y renací, morí y vi la realización de mi ser cuando el alma de Dios se posó sobre mi cuerpo marchito, sacudiéndome de todo lo irreal... ¡todo lo sufrido en la oscuridad había sido en vano! La Iluminación me hizo ver que debería existir solo la absoluta felicidad y fue por error que anduve entre las capas de la infelicidad en el mundo del apego. La paz del Señor se hizo en mí, la paz del unigénito[2] me traspasó de dicha y felicidad y desde entonces todo ha cambiado en mi interior. Me uní a la Mente Universal, a la Bondad y a la Sabiduría, herencia de la humanidad; me elevé a la Luz donde todo lo pagano dejó de existir. Mi vida es efectiva y poderosa ahora, he curado a mi mundo amparando el nacimiento de mis hijos en la plenitud de la Consciencia Real. Mi diminuta personalidad quedó destruida por la inmensidad del Universo de Luz. Ante su fuerza, mis conceptos se hicieron añicos, mis valores morales solo eran producto del ego. A lo verdadero no se le puede pesar si no fuese por la balanza de la Justicia Real. Así, pues, pongo de manifiesto las dos caras de la vida, la Ilusión y la Realidad, la Dualidad y el Absoluto, el castigo y el premio, la concepción y el aborto, la unión y la desunión con el Yo Soy. Existe para mí sólo el Amor Real. No es un estado mental, no es mío ni tuyo, simplemente es como cuando la lluvia cae en un día caluroso. [1] Dualidad: mundo de oponentes, caras de los diferentes aspectos de la existencia: el Bien y el Mal, espíritu y materia, cuerpo y alma, luz y oscuridad, ser o no-ser, eterno o temporal. [2] Unigénito: se refiere a que cada uno de nosotros es hijo de Dios, que todos somos esta esencia nacida única.
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raymundo