La identidad a travs del espejo de la soledad (En la obra
Publicado en Dec 05, 2011
“La plenitud, la reunión, que es reposo y dicha, concordancia con el mundo, nos esperan al fin del Laberinto de la Soledad” (Octavio Paz “La Dialéctica de la Soledad”)
La palabra “identidad” pese a ser de común vocablo, conlleva en su significado una dicotomía casi irrelevante para el común, pues dependiendo de su contextualización puede ser considerada como la “cualidad de idéntico”; y por otro, como la caracterización que “diferencia” a un individuo o colectividad de otra. Sin embargo, es posible la comunión de ambos significados. Esto gracias a que si entendemos el concepto como “la conjunción de rasgos que contrastan entre unos y otros” encontraremos una serie de características comunes dentro de todas las personas que finalmente los conciben como un ser íntegro: una de ellas la soledad. Al igual que el término anterior, la “soledad” tiene una doble focalización para su análisis; aquella que comprende una ausencia física o la que se presenta como una sensación psíquica. Para el tratamiento del presente, he de utilizar este concepto de acuerdo a la percepción del mismo que nos plantea Octavio Paz en “La dialéctica de la Soledad”, es decir, como la unión del sentimiento y el estado; una visión con total ausencia de cartesianismo. Lo cual queda en manifiesto al expresar: “sentirse solos posee un doble significado: por una parte consiste en tener conciencia de sí; por la otra, en un deseo de salir de sí…”. Todos los seres humanos buscan recorrer sus propios laberintos, cada uno singular en su pluralidad, complejo en sus paredes invisibles. Imaginemos que la vida es un laberinto, que a medida que lo recorremos encontramos una parte de nosotros mismos; sigamos en el supuesto de que encontramos fragmentos de los que somos y que trozo a trozo recopilamos nuestra identidad. Este camino lo recorremos en solitario: en soledad. Popularmente se ha llegado a la conclusión de que las personas buscamos felicidad, no obstante se asegura que esta es efímera. Entonces ¿qué espera encontrar cada individuo al final del laberinto? Yo propongo reemplazar el término felicidad por plenitud y definir esta última como la integridad de la vida, es decir, el sentirse como un ser completo. Siendo así, intentemos desglosar los ingredientes para lograra esta “meta”: la esperanza, el amor, la satisfacción etc. Todos son sentimientos que nos indican que el estado final no es algo a lo que se pueda llegar en solitario, que en esta integridad personal existe un conjunto de personas que conforman nuestro todo. Siguiendo con lo anterior, podemos deducir que la soledad es el principal cimiento en un individuo, pues es la característica que nos obliga a encontrarnos con nuestro alrededor para encontrar plenitud, que guía nuestros pasos a través de este laberinto para encontrarnos como individuos y de esta manera el hombre ha tendido a agruparse, y por ende a sobrevivir:” No es difícil imaginar hasta qué punto la soledad constituye un estado peligroso y temible para el llamado, con tanta vanidad como inexactitud, hombre primitivo” La soledad crea al grupo, pero también es el principal soporte que genera a la identidad individual, pues cuando nos encontramos solos, en el silencio de nuestro mundo interior, surge nuestra conciencia, que realmente es el espejo de nuestro aislamiento propio, y en ello logramos reconocernos como personas, lo que somos y obtenemos nuestra tan proclamada identidad. “El sentimiento de soledad, nostalgia de un cuerpo del que fuimos arrancados, es nostalgia de espacio”: La soledad es una base de nuestra vida colectiva y un espejo personal que nos obliga a atravesar un laberinto constante en busca de nuestra identidad. “El hombre moderno tiene la pretensión de pensar despierto. Pero este despierto pensamiento nos ha llevado por los corredores de una sinuosa pesadilla, en donde los espejos de la razón multiplican las cámaras de tortura. Al salir, acaso, descubriremos que habíamos soñados con los ojos abiertos y que los sueños de la razón son atroces. Quizás entonces, empezaremos a soñar otra vez con los ojos cerrados” (Octavio Paz “El Laberinto de la Soledad”)
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Marcelo Sosa Guridi
Besos!
Tamara Alejandra
saludos y un abrazo.
no comunicamos pronto.