SOORBER UBRES EN LAS URBES.-
Publicado en Dec 07, 2011
(diálogo viii)
-Mirada baja , trabada exacta, me ata de lleno, los viajes por tus dos cerros redondos, con trasfondo, lucrativo, lamible, para mis dos ojos; vistosos para mis dos manos; moldeables, para mis dos oídos; chasqueables, para mis dos sexos; deliciosos, viaje tras viaje el paraje siempre fue el ansiar pagarte el peaje por pasar entre y sobre dé tus montañas sinuosas con o sin sostén, añorando pregomamarte hasta levitarte sobre las puntas duras de tus cerros con sus crespas cruces hasta la cúspide rusa de mis deseos ¡ay! montaña mía ¡así es! mi premura sin cordura de hecho yace por la atadura ruda de las varillas de tu brasier que dan moldura a tu terso pecho. ¿Resplandor de palabras o etéreos diálogos? no, son las urbes que me recuerdan a tus ubres y mis derrumbes sobre el suelo exiliado de ti en lugar de caer sobre tu lecho, tan acolchonado que tienes ahí; en tu pecho que beso tras beso me hace clamarte obseso y con obeso deseo todo lo que siento por ellos, no sé si sea un sueño o si en realidad los tengo y aquí veo. ... sorber ubres en las urbes. En el rol de mis urbanidades cotidianas te mantienes siempre en mí aunque sea en claves de mi escáner radar con alta resonancia; "¡Meidei! ¡Meidei! ¡Copa D! ¡Copa D! ¡Meidei! ¡Meidei! ¡Ya la vi! ¡Ya la vi! ¡Meidei! ¡Meidei! ¡chi que chi! ¡chi que chi!" Yo te veo como una maldita rosa a la que se le erecta un par de claros pétalos, bolitas abultaditas y regordetas que se vuelven las coronas de una aureola con cuernos. Sí, es que eres una rosa maldita que se menea amanerándome, cual albacea de mis calles cívicas y que cínica va amamantándome pero no me llenan las imágenes cortas, distantes de los otros pechos, grafitis mal hechos y en murales hechos mal porque yo, te estoy necesitando con necesidad el succionarte lo más pronto y lo menos antes hasta saciarme las monumentales hambres de tus capitales carnes que reinan en mi mundo de diario vagar. En los rugieres de mi tripa, sobre el mendigar en las fondas de comida corrida estás en el bufete para desayunar; lechita tibia servida en la desatada lengua de sal con el azuquítar del gemidito a total despabilo o a medio despertar. Caldo de chiche; chícharo en el almuerzo para el refuerzo de seguir en el rodar y en el vuelo - ¡por supuesto! Mientras que la comida; es un pensar de más turbar el alar meridiano con el guisado de pechuga que me la como cruda o en su tostar a tres cuartos ¡como sea! pero eso sí; el postre mi no musa - ¡mmm! y déjame lo paso ¡yomi! ¡yomi! -; el postre y cena en la King size, aunque no tenga monedas en mi bolcillo; ¡yo sí! ¡yo sí! ese ni por error me lo salto, ya veré como le hago, siempre me las arreglo para tenerte conmigo en el merendar de esos panqués con la cereza arribita para masticar. Ya después te cuento lo de la telera con mantequilla y azúcar glas. No te saco de mí, en mi reseco crujir de tráquea, estoy árido y tú en mi mente con tus frutitas levantadas a lo alto del árbol, tú floreces por doquier, en estados, en municipios, en poblados aledaños, eres una división política que sigue y sigue y nunca termina en mi beat andar. Es por tus sitiales, tus tronos, tus baluartes, por todas tus terminales, por tus sedes de sed cede que perezco a merced; ¡por tus ubres mujer! en refrescos, en frascos o en jarros y en botellas pet, con sus pezones taparroscas de rosadas promociones y sus envolturas de encaje light que no engordan con sus rusas húmedas proposiciones. ¿Para qué de los de a trescientos cincuenta y cinco mililitros? yo no volteo a ver a esas latas cilíndricas; incapaces mamas con esos sostenes de aluminio, delgadas, chiquitas y frías, con sus puntas de seguros ordinarios que nadie sabe cómo se llaman y que según juntando millares te regalan una silla de ruedas, en todo caso; ¿yo para qué lo hago? ¿para qué las junto? si siempre estoy excitado, más no inválido. ¿Para qué saciar mi sed con esas botellas de lata? con la onomatopeya monótona del psst cuando uno las destapa parecería más activar una bélica granada que desabrocharte el sostén, y sí tienes razón, ¡yo quiero volar! pero contigo, no con una explosión que me desmiembre y me disperse por doquier. No, esos no, mejor los tuyos, los míos que sin ser precisos ni tener un plus o un por ciento gratis más de litros, con eso, es más que suficiente para que cene toda mi familia de sentimientos lascivos. Y es que eres el resurgir del aromático incienso sobre el rugir cloacal de los hedores a la salida de cualquier metro, el seno cetro disfrazado de recuerdo civil camuflado pensar edénico como de esos faros que llegada la noche, uno los descubre cabizbajos con sus puntas que parecen echar lumbre. Tus dos metales gemelos, platillos musicales, son los dos principales protagónicos, de las sinfónicas ciudades sí, eres la sonata de un recital de hojalatas con sus imécas a tope y sus transeúntes en apretada travesía sobre el mismo eje vial víctima diaria del hoy no circula; "el croar de la lira, ni el maldecir de la poesía" sí, eso eres en las horas pico cuando a pique tus instrumentos sueltan sus sonares chocando estrépitos a causa del poco espacio de los transportes locales. Te veo en tantas de las dimensiones de mis perdidas fugaces ¡y en todas ellas tengo sed! ¡tengo sed en los jardines! ¡tengo sed en los parques! en las ferroviarias letras de mi tabaco cuando lanzo tanto humo como una locomotora, a locomotivo espasmo y a motivo loco suspiro ¡me da más sed! sed en las verbenas, sed en las plazuelas, sed en los mercados donde te me vendes, sed en los hoteles donde te me alquilas, sed de venganza en los asilos donde caigo por padecerte y sed de resaca en las catedrales donde me muero porque de ellas eres fugitiva y yo que me curo la cruda frente al cura con agua bendita. Y vaya a donde vaya parezco el mismo tonto que al doblar la esquina se da cuenta que no se ha alejado ni un paso de tu entorno mírame; otra vez delirando y estoy que me largo, y que me voy de ti y ya es medio día y no salgo de tu cuarto y descubro hoy; que toda mi urbanidad era solo un sueño, que veo muy lejano. ¿Pero cómo querer irme si siendo un borracho he adoptado a tus manantiales como mi nueva cantina? No, mejor no hay que hablar tanto y anda pues; quítate la blusa y sírveme otro trago, igual, uno doble que esta sed aún no se me ha calmado. Sí todavía no; "¡S.O.S.! ¡S.O.S.! ¿Qué es lo que ves? ¿Qué es lo que ves? ¡S.O.S.! ¡S.O.S.! ¡Su S.O.S.TÉN!"
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