REDENCIN.
Publicado en Dec 10, 2011
[El amor sobrevive y se traslada a mundos extraños…]
Los soles eran iguales, apartados, quizá por un espacio de negrura, propios de las dimensiones del universo. La ruta terminaba en el medio de ese límite imaginario y el cenit. El planeta era azul y habitable semejaba un paraíso selvático. Los seres habían desarrollado una estructura social vertical de mandos. Copiaron la tecnología humana, pero no llegaron a comprender algunos motivos de esa cultura remota. Nina aferró la mano de Gilberto y recordó que habían nacido el mismo día de una conjunción planetaria. Su padre Aristóbulo le había contado que el séptimo planeta que se alineo aquella noche era una piedra azul llamada Agua, semejante a Odeón. Odeón era azul y neblinoso por las selvas profusas y las lluvias convectivas incesantes se precipitaban cuatro veces al día. Las temperaturas eran constantes todo el año y las sombras escasas por la acción intensa de Tirano y Nerón los dos planetas que en perfecta sincronía danzaban desde el origen de la galaxia. La máquina voladora se precipitó en un mar espumoso y vibrátil que por aquellos tiempos iniciales. La luz fue tan intensa que la atmósfera de Odeón centelleó semanas… La tarde era buen momento para tomarse de la mano y caminar por esa planicie perenne o internarse en el bosque acuoso. Nina abrazó a Gilberto mientras algunos de los soles declinaban sobre su eje y se ocultaba entre las montañas escarpadas y cubierta de nieblas espesas. Los colores se perdían en marañas confusas y se disipaban en una extraña paleta en la lejanía. Gilberto observó con insistencia el resplandor…Entró por su pupila excéntrica, rasgo que lo caracterizaba, y encendió sus neuronas recargando las sinapsis de su cerebro que crecieron, se entrelazaron y proliferaron. La imagen al principio informe se fue aclarando hasta saber que en realidad se llamaba Sergio y que en aquél cuerpo había estado atrapada su alma en una existencia anterior. Supo que Nina era Esteban su amante, su pareja. Habían pasado por el tubo conductor tornasolado de energías. Cayeron para amarse en un nuevo mundo vaporoso, cordial, inocente. Algo poderoso les dio una nueva oportunidad. Sus cuerpos se sentían complementarios, coincidentes, nadie se opondría…El renacer de sus vidas, hacia más inmensas las estrellas que centelleaban. Se besaron, pero Nina nunca supo que en aquel desliz de los segundos transformarían sus conciencias dotándolos de la sabiduría humana. HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES 13 de noviembre de 2001
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|