Cuando aceptamos el Destino debemos ser lo suficientemente sabios y sabias como para no caer en los abismos de nuestros errores. Decir adiós a los envidiosos y a las envidosas. Ese es un primer paso para ser felices. Porque llega un día en que todo debe ser nuestra Verdad. Y esa Verdad es la que nos libera para poder cumplir con nuestros Sueños; esos milagros que le hemos pedido a Jesucristo. Dejemos atrás lo que no debía haber ocurrido jamás y superemos las envidias sabiendo que hay un futuro llamado esperanza. Es la Promesa de Dios y debemos ser lo suficientemente valientes para ser parte de ella. Por eso el perdón es la base principal de un Nuevo Amanecer. El perdón y el no volver a caer en la trampa de los envidiosos y las envidiosas. Nos debemos levantar definitivamente y alcanzar la gloria que Dios ha incluído en su Promesa. Es necesario ser y para ser es necesario superar al olvido. Como dice la frase sabia: "Cada uno en su casa y Dios en la de todos". Debemos caminar lejos de los envidiosos y las envidiosas. ¿Saben por qué?. Porque es la única manera de alcanzar nuestros Sueños de pareja hombre-mujer. Sueños comunes. Vidas comunes. Y que el resto (aquello que no debió ocurrir jamás) no nos sirva ya ni como reproche. No se puede olvidar. Por eso es mejor que cada cual siga como cada cual y nosotros y nosotras sigamos como somos nosotros y nosotras y no como quieren que seamos los envidiosos y las envidosas. Perdonar es un factor beneficioso pero, sobre todo, sirve para decir adiós para siempre a lo que no nos beneficia en nada.