Viajando en sus lujosos automóviles cruzan los magnates las arterias de las vías ciudadanas y los caminos rurales sonriendo gozosos, con sus estómagos bien repletos, con sus sonrisas de dentaduras más blancas que el alba, con sus galones de privilegios sociales. Son los orondos señores del poder político. Son los orondos señores del poder social. Son los orondos señores del poder económico. Son los orondos señores del poder religioso. Son los orondos señores.
Sus ojos sólo se fijan en lo que reluce porque es oro y plata y lujo... pero jamás miran hacia esas oscuras callejuelas donde los niños mueren de hambre, donde los ancianos mueren de carestía, donde las mujeres que no tuvieron la dicha de ser tan agraciadas sufren el castigo de la violencia de quienes las utilizan para sus riquezas.
Es la pobreza. Es esa pobreza que los orondos señores niegan porque no son capaces de mirarla a los ojos. Es esa pobreza que mata sin haber podido tener ni tan siquiera la ocasión de vivir felices un poco... sólo un poco...
En medio de este mundo donde algunos se bañan en champán cuando la fiesta está en su apogeo y el alcohol y la droga hacen estragos en sus cerebros... hay seres humanos que no poseen ni tan siquiera el privilegio de beber un pequeño vaso de agua. Decidme quiénes son los culpables de que la pobreza sea el traje raído, la sonrisa muerta que no pudo existir porque otros la eliminaron de sus programas políticos, de sus idearios sociales, de sus presupuestos económicos,  de sus hermosas predicaciones religiosas. Decidme de quién es la culpa de que existan ojos que sólo pueden mirar sin obtener más que una pequeña melancolía. ¿Por qué hay cajitas musicales para gozar mientras hay cajitas de zapatos donde sólo se guardan ilusiones perdidas en el limbo de los imposibles?.
La pobreza. Esa especie de vida obligada para quienes sólo pueden suspirar que el mundo podría haber sido diferente... pero los orondos señores del lujo, de los placeres infinitos, de la avaricia sin fin, de la muerte en los combates por conquistar un puñado de tierra más para sus fines, de quienes pasean solamente en automóviles lujosos y no desean ver lo que existe en las aceras de las oscuras callejuelas y los olvidados chamizos; allí donde los ojos sólo pueden mirar a través de las rendijas de las puertas un sueño imposible, una ilusión que nunca llega, un poco de felicidad que nunca han conocido. Es la pobreza.
Decidme quiénes son los culpables para poder entender por qué...