Fragmento sin nombre
Publicado en Dec 17, 2011
De nuevo bajo el fuego cruzado de mis pensamientos. El momento en que las diversas verdades entran en guerra; porque claro, todas son verdades hasta que no se descarten, y pueden, por un tiempo, coexistir a pesar de tener ángulos distintos. Verdades que se manifiestan como teorías de una misma conciencia: yo, en este caso.
Me he dado cuenta de que elegí mi camino, bien, siempre lo he sabido. Es solo que pensé que podría volver unos pasos atrás. ¡Valla forma de menospreciar la vida! Ahora solo observo la imagen de mi ninfa, tal y como es, no de la manera en que la veía antes, no distorsionada por mis ideales inocentes. Lo sé, nada es perfecto... eso dicen. También aprendí a aceptar los errores cuando fuera necesario. Tal vez esto no sea un error. Pues, claro ¡los errores no existen!, todo tiene razón de existencia. Incluso quien piensa haber perdido la suya. Respecto a la causa primera, es tan imposible negar su existencia como factible aseverar sus orígenes en el pasado infinito. Simplemente un dilema... Por eso, si me preguntan -¿dios? -no, -¿amor? -no, ¿ninfa? -...ella fue mi dios, mi razón de existencia, mi causa primera como poeta. “No” sería una grave mentira. La mentira es la peor forma de equivocarse. Sin embargo, a estas alturas se ha dicho que los errores no existen. Así que, me duele, pero desearía que ella no se cruzara de nuevo en mi vida. Y si eso no es posible, al menos, si la encuentro, tener el suficiente auto-aprecio como para no tomarla en cuenta. Es decir, equivocarme como antes al rechazar mis sentimientos por ella. No quiero reiterar lo que hace poco dije, aunque de todas formas ya sabemos lo que es. Es por ello que no me arrepiento, porque no es válido hacerlo, pues todo tiene, si no es una buena razón, de todas formas una razón. Por eso es mi ninfa solo una imagen desenfocada. Y a pesar de asumir olvidar todo respecto a ella. Deseo, sin dolor, y con todo mi corazón, volver a verla, más de lo que pudiera aspirar a desear lo contrario. A pesar de que luego me cueste borrar su imagen distorsionada de mi mente, de que piense otra vez dedicar mi vida a cautivarla. De volver a cometer el mismo error. No importa, ya lo he dicho: los errores no existen. Ese es el problema, no se puede descartar una sola verdad. Las deshechamos, y de sorpresa resurgen. No dejan de ser más de lo que siempre fueron: verdades, ninguna más cierta que otra... Hoy quise tomar al menos una muestra de lo divino. La pregunta simple, las posibilidades lucían elegantes. El cielo nublado, como si el sol estuviera en tierra esperando resucitar mis ideales dormidos. Como si de nuevo la lluvia fuera a caer de pleno en mi mundo. Solo me aproximé, me salvé, podría pensarse. A salvo de no estar en el momento y hora exacta. Me salvé de despertar aquellas verdades de las que, de momento, me logro distraer. Cualquier mundo hoy estuvo tan lejos de mí, lo intenté, podría pensarse; fracasé, es de suponer, claro. El sol regresó a las alturas, para sofocarme con su calor, ¿no es así ninfa?. Ninfa, que con o sin mirarme, logra de todas formas atraparme. Que resides en un mundo ajeno y fuera de mi alcance, ¿y qué tiene de especial aquel lugar?: ella es quien lo hace sagrado, quien hace especial la lluvia, el sol, lo divino, cualquier cosa que a ella relacione. Entonces es necesario saber que te hace especial, ninfa. Es complicado y a la vez tan exageradamente sencillo. Tal vez una sola escena te hizo ser todo para mí. No. Sería imposible decidirse por una sola, aunque fueran relativamente pocas. ¿recuerdas los momentos de transición de una realidad perfecta a un intermedio, a un sitio en el que existías en ocasiones? Esos momentos de absoluta felicidad, esas sorpresas, son las que me volvieron lo que soy y lo que pienso ser: más y mejor. Solo para ti, para impresionarte, para agradarte un poco. Tú impulsas las decisiones que optimizan mi ser, soy tu consecuencia, tu proyecto olvidado quizá. Sin embargo, me haces pensar que rechazas todo lo que te ofrezco, ¿por qué razón?: es obvio, por que no es suficiente, no alcanza a cubrir ni siquiera una sonrisa. Un saludo que antes me obsequiabas. Esa era mi vida, mi razón de existir. ¿Dónde estás? Dispersa por el mundo, supongo. Una parte en mis pensamientos, en mi inspiración, mi ser; otra en el cielo, el mar, la belleza profunda y, ¿por qué no? En lo superficial. Y hasta lo grotesco se colma de esa pizca divina. Hoy, todo es hermoso, todo es perfecto, pero tú... Tú no te has vuelto menos, al contrario, te fortaleces a cada instante, sigues siendo especial, como lo serás siempre. ¿Y qué es especial para ti?: Todo, es la respuesta, todo es lindo, genial, agradable.... ese es el problema. Todas son verdades, no existen los errores, no existe lo especial, ni los contrates, no encuentro forma de cautivarte... ¿no existes...? No existe el mal, todo consigue, al final, un buen propósito. Todo es comprensible, tolerable; es la nueva ley general. Nunca digas todo sin especificar; pues “todo” es contradictorio y nada es lo único realmente absoluto... ¿De qué manera dividir el universo? ¿dualidad?, ¿trinidad?. ¿De que manera discriminar a los seres?, ¿o serán cuatro fuerzas que inspiren estabilidad? ¿Será el cuatro? Posicionaré cuatro puntos, no importa la ubicación, el primero se llamará “nada” y será paralelo a “todo”, del centro partirán, “neutro” e “indefinido”, como una cruz que apunte a lo “correcto”. ¿Y qué pensaré al ver que todo, nada y neutro tengan tendencia a indefinido? Es que no se pueden hacer bases donde no hay tierra. No sé puede dividir aquello que siempre estuvo junto, pero ¿se puede sintetizar lo que estuvo separado? Explosión e implosión, ¿conocemos ambas? Vida y muerte, bien y mal. Siempre hay una incógnita en la dualidad. El vacío es la ausencia de materia, por lo tanto, ¿la materia es la ausencia de vacío?¿cómo? Simplemente un dilema...
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