El NIO QUE MIRABA LAS ESTRELLAS
Publicado en Dec 17, 2011
Ah, ese cielo que se cae en diamantes y guirnaldas eléctricas…
Esa infinitud del amor y el cosmos… Mis ojos reflejan ese deleite de las luminarias mientras gira el dolor y el amor perseguido por la muerte. En algún camino de esta vida quedamos juntos. Quedamos solo, mirándonos como dos fuegos enfrentados. Mis ojos, dos ocasos. Esa noche, tu piel expresaba la magnitud de la palabra. Me asomo como un indefenso niño al pozo de los sentidos. ¿Adónde encuentro mi tristeza perdida?… ¿Adónde me dejaste si era tu preferido? -Solo soy un niño perdido… -¡Qué bastedad!… Esta extensión imposible, sin tu mano tu amor se aleja. Mis lágrimas se deslizan por mi cuerpo. Mi gemido tenue que se entristece de mi debilidad. ¿Adónde iré sin mí, sin mi alma, sin esos recuerdos? Las estrellas me sepultan: son diamantes crepitantes y es tan grande mi piedad que hace el amor me compadezca. Amando cada instante, -pasé amando en esta vida-. Pasé con mis labios besando labios, labios infinitos… Pero mi amor es tan grandilocuente como no estar. Mi niño me toma de la mano y vamos desparramando tristezas. Esta es la balada del niño solitario que espera sentado frente al mar, el regreso de su amor acongojado. HERNAN ALEJANDRO LUNA FRIAS 15 de agosto de 2011.
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