amos, criados y paradojas
Publicado en Dec 26, 2011
Los criados idealizados La figura del criado fue algo común en la sociedad pudiente del siglo XIII, tanto rurales como citadinos usaban el contrato de servidumbre para adquirir mano de obra eficiente, por su parte, el criado obtenían de su amo la protección y sustento que a veces incluía una remuneración simbólica por el tiempo de servicio. De este modo en el ideal, el criado, debe a su señor la subsistencia y en ocasiones su formación. Un claro ejemplo de esta noción se encuentra plasmada en los albores de la literatura española y nos la da Muño Gustioz en El Poema del Mío Cid, donde Rodrigo se refieren a él en numerosas ocasiones de esta manera: “¿O, eres, Muñoz Gustoiz, mio vasallo de por?/ ¡En buena hora te crie en la mi cort!” Sin embargo el término “criado” va experimentando una erosión continua desde sus orígenes medievales hasta los primeros siglos de la modernidad como una muestra más de la decadencia en la sociedad estamental jerárquica. La costumbre de tener criados se desarrolló de distintos modos y dio paso a varias formas de servir, entre ellas se encontraba el trabajo en el campo, el vasallaje, la instrucción y la servidumbre (tal como la conocemos). Los criados en la literatura En El conde Lucanor Patronio encarna los ideales de un buen criado, es, un instructor servil, sumiso y educado, además posee la confianza de su señor quien le pide consejo en todo momento; sin embargo nunca atraviesan los estratos sociales, su relación se basa en el respeto, la confianza y la distancia. Pero como siempre el ideal no corresponde a la realidad, los criados tenían que afrontar muchos problemas, eran sobre explotados, solían ser separados de sus familias y a menudo aislados. Es hasta finales del siglo XV cuando La Celestina destroza el ideal de criado, al recoger con más detenimiento su mundo, sus comportamientos, preocupaciones y aspiraciones así como las relaciones entre amo y criado. Rojas dota de una voz a los criados por primera y única vez en la literatura, un claro ejemplo son los personajes Parmeno y Sepronio quienes llevan una relación de interés para con su amo “Para los criados, el señor de quien deben sacar el mejor partido posible, sobre el cual pueden tener una actitud sumisa, rebelde o hipócrita según sea cada uno y cada situación.” , no lo respetan y buscan la forma de sacar mejor provechos para sí. El que Pármeno cambien en su lealtad a él –Calisto-, por el influjo de la vieja-Celestina-, no niega su carácter. Precisamente entre esas dos partes <>los motivos que lo colocan ante él Celestina, más fuerte que su sentido instintivo de la lealtad al amo, explican el cambio. El <>, el sujeto de Parmeno los acepta por que corresponden mejor a sus instintos o deseos o conveniencias, que al vago sentido del deber o agradecimiento, al modo servil, del criado de la época. Con estos personajes Rojas rompe el ideal de criado y demuestra que el antihéroe vale tanto como el héroe y la realidad podían convertirse en materia para la literatura. Los constantes pleitos legales e informales que se suscitaban entre amos y criados por el incumplimiento de al alguna de las partes fue caricaturizada. Según expresa Juan Gracia Cárcamo: El que los sirvientes tuvieran garantizados unos mínimos vitales de supervivencia suponía una ventaja comparativa frente al resto de los trabajadores, pero los criados tenían que soportar, a cambio de esa ventaja, muchos inconvenientes. El mayor de todos era la dependencia y la sumisión al amo. Con El lazarillo de Tomes el criado vuelve a reivindicarse, en sus aventuras se puede apreciar con mayor claridad la vida que llevaban los criados de su época. Podríamos analizar muchas partes de esta obra, pero debido a la brevedad del espacio, solo aremos mención de los dos casos que considere de mayor trascendencia para el objetivo de éste trabajo. Arrancado del seno familiar y puesto a servir a un siego, Lázaro retrata la vida de los cientos de jóvenes que a partir de los doce años de edad comenzaban a servir como criados, a las más diversas personas y condiciones adversas. Cuando entra en servicio del Ciego Lázaro abandona su familia y su madre se despide de él para siempre, pues en esa época no era extraño que una vez entrando al servicio de algún señor se abandonase por completo a la familia. La relación entre Lázaro y el ciego es muy parecida a lo que Juan Gracia Cárcamo dice de los criados que son aprendices. Por el contrario, son relativamente frecuentes los casos que hemos encontrado, dentro del mundo artesanal urbano, de criados que a la vez eran aprendices Esto constituía una herencia del pasado, pues en la etapa alto moderna la distinción entre ambos conceptos de servicio y aprendizaje no sería muy clara, de modo que los aprendices de un artesano(…) también realizarían tareas dentro del hogar, pudiéndose avanzar la hipótesis de que las condiciones de los criados urbanos habían heredado mucho de las que caracterizaban a los aprendices existentes desde el período bajomedieval. El ciego le enseña a Lázaro a ser autosuficiente, a diferencia el escudero. El escudero es un noble de bajo nivel venido a menos, que vive en la más absoluta miseria pero que, aun así, se empeña en mantener una falsa imagen de tranquilidad, respetabilidad y riqueza. La relación con este peculiar amo es motivada por lastima y el regocijo que le da sentir que el amo dependa de él. En esta parte se ve otro fenómeno de la época; el de amos pobres, quienes tenían criados solo para preservar su imagen. (…) así sucede con los “amos pobres” del mundo rural, para los que mantener a un sirviente supondría una pesada carga. En estos casos, no se puede decir que el amo perteneciera a un grupo social distinto del que procedía el sirviente. Por ello, el mantenimiento de una relación fuertemente jerárquica y claramente distanciada entre inferior y superior no tenía mucha razón de ser (…) Esta “familiaridad” existente en las relaciones personales de los “amos pobres” y sus criados no implicaba unas mejores condiciones laborales, porque los amos con pocos recursos tenderían probablemente a explotar más la fuerza de trabajo de sus sirvientes, que sufrirían unas peores condiciones de vida. Lázaro no comprende las ínfulas de grandeza de su amo, pero se compadece de él y lo alimenta hasta que acosado por los acreedores, el escudero huye de la ciudad, por lo que, esta vez, es el amo es el que abandona al criado; sin embargo en el transcurso de este caso el escudero nunca deja de lado el deseo de mantener la distancia con Lázaro y conservar el honor. En La Vida es Sueño, Calderón de la Barca sigue el lado cómico para esbozar a Clarín su criado principal, tendencia que se mostraba dominante en el teatro y especialmente en los entremeses. Clarín lejos es descarado y en ocasiones oportunista “Yo soy sordo, y no he podido escucharte”. Esas cualidades hacen que Segismundo le tenga simpatía en principio; sin embargo Clarín nunca deja de tener la función cómica, aun aprisionado y en su sufrimiento es cómico. Su relación para con su ama parece ser de agradecimiento pero no una autentica estima. Durante toda la obra es un personaje muy activo, a diferencia de los otros ciados.
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