-VI
 
Jamás volteo, bien sabía que no solo llevaba en sus manos un puño de billetes,  manchados de sangre, por que bien sabía que tras esas pequeñas manchas daba vida a otra persona; se daba vida así mismo. Una vida de rey y mendigo a la vez,  una vida trepitosa que no se conformaba con lo que se le ofrecía, pues pedía mas  de lo que podía poseer por que esos deseos de superación y egoísmo le permitían vivir, quizá,  a costa de los demás ¿pero quién no lo hace?
Sus motivos incomprendidos como  humanos. Ironías, creyó que ya nadie lo seguía y  no se equivoco, al cruzar la calle encontró la salida que tanto había buscado. Jamás volvería a necesitar dinero.
Se estrello en un parabrisas, ya no pudo contar su hazaña ni los billetes que llevaba; el dinero voló por toda la calle, la gente se comenzó a amontonar, los curiosos, los policías, tenia toda la atención que hubiese deseado en vida.
Salio en el periódico y me pareció lamentable Esteban Rosas 19 años. Me pregunto por que solo en la desgracia una persona obtiene atención, solo cuando  su muerte se convierte en espectáculo, si tan solo hubiese tenido esa atención desde antes ¿en que se hubiese convertido?
Hora que lo pienso ¿De qué rayos huía? seguramente la policía jamás lo  atraparia, ¿quién lo iba a denunciar?, el viejecillo que acecino a puñaladas ¿cómo alguien podría reconocerlo? si ni siquiera existía para el mundo cinco minutos antes del fatídico momento.
De este modo el joven fue reconocido por la sociedad, vanagloriado por su agilidad para correr, su sangre fría y sobre todo por la forma en que voló y se le salieron los sesos. ¿Pero alguien sabe quien era el viejecillo? ¡A quien le importa! seguramente ya era un fantasma.