RECUENTO DEL OLVIDO
Publicado en Dec 29, 2011
PALESTRANDO
POR MARIO LOPE HERRERA Mérida, Yuc., 29 de diciembre del 2011 RECUENTO DEL OLVIDO “Pronto lo olvidarás todo, pronto serás olvidado”. Friedrich Nietzsche En el agonizante epílogo de este año he leído en varias ocasiones la frase, “2011, un año para olvidar”. Estoy en desacuerdo. Desgraciadamente, el olvido ha sido el cáncer de nuestra sociedad. Un cáncer que aún no le vemos cura y que tiene la habilidad de mutar cada año, sexenio y decenio. Tan no tenemos memoria que algunos se atreven a comprar libros de Carlos Salinas de Gortari. Cómo olvidar en mi época de universitario a aquellos compañeros de aula y vida que rechinaban los dientes con sólo escuchar ese apellido: “Salinas”, cual cristiano pronuncia “Satanás”. Sin embargo, esos compañeros que pregonaron diatribas muriáticas, tristemente los veo en las filas del PRI pregonando, ahora, la buena nueva del mesías prisiánico llamado Enrique Peña Nieto. La memoria en nuestro país tiene propiedades hipócritas. El olvido es la mejor medicina cuando ya no duele una matanza (Acteal), cuando nos equivocamos en la alternancia (Vicente Fox), cuando apenas nos alcanza la moneda que se defendería como perro (devaluación de 1982), cuando los magnicidios fueron ya hace mucho tiempo (Luis Donaldo Colosio), cuando el cinismo de Gustavo Díaz Ordaz (Tlatelolco), cuando el dolor de los padres de los niños de la guardería ABC, y tantos olvidos que nos condenan a repetir historias y tropezar con las mismas piedras. Que tal nuestros políticos que olvidan de dónde salieron. Auténticos saltimbanquis del poder cuando en un sexenio están en el PRI, al otro en el PAN, y al otro sigue la caída al PRD, y así sucesivamente hasta roer y roer y roer. Políticos carentes de ideologías definidas, concretas, y sobre todo aplicables a una realidad social, política, cultural y económica. Políticos que guiñan el ojo a Keynes, mientras toman café con Joseph Ratzinger charlando si se debe canonizar o no en alguna logia masónica del populismo cristiano a Hugo Chávez. Así de incoherentes. Este 2011 que se va tiene cuantiosos motivos para permanecer en la memoria. Para empezar no se debe olvidar qué fue lo que marcó al mundo este 2011. Ya la revista TIME nombró al personaje del año, y para sorpresa de muchos no fue una personalidad sino el espectro de los movimientos sociales cuyo génesis en Medio Oriente produjeron cambios revolucionarios en sus respectivos países (Egipto, Túnez y Libia). Así, “el manifestante” fue la figura que robó la atención de los medios de comunicación y el mundo. El hecho de que las masas se hayan organizado de manera pacífica utilizando las redes sociales deja ver que los medios tradicionales de comunicación van perdiendo poder frente a éstas, donde no se puede (hasta hoy y espero que nunca) coartar la libertad de pensamiento y expresión ni se puede coaccionar en un sentido de dominación sujeta al poder. Sin embargo, Oriente Medio no fue exclusivo de este fenómeno social de protesta, también en ciudades como Nueva York, Madrid, Atenas, Londres, los manifestantes levantaron la voz en busca de demandas y soluciones a un problema cada vez más globalizado como lo es el económico. Surgieron entonces “Los indignados”, movimiento social en su mayoría de jóvenes que salieron a las calles del mundo a expresar más que su desacuerdo y/o descontento o frustración, su indignación. En España jóvenes desempleados tomaron asfaltos y despertaron conciencias en una Europa decadente, con valores democráticos a la baja y autoritarismo al alta. El caso de Grecia es destacado pues las políticas económicas de un país quebrado volcaron a las calles a cientos de miles para mostrar su repudio al gobierno y su incapacidad para maniobrar lo que desde el principio se vislumbró de este sistema económico mundial: la incertidumbre. ¿Qué nos dejan “Los indignados”? ¿Los olvidaremos? México también tuvo movimientos sociales este año que termina. Si podríamos definir, de manera escueta a “Los indignados” en México, el nombre que surge en relieve es el de Javier Sicilia. Al poeta no se le olvida la muerte de su hijo a manos de los que tienen secuestrado al país, y su dolor lo ha decantado en una lucha social cuyo eco sacudió las conciencias de este país. Sicilia y su inconmensurable sensibilidad humana han dotado a los que dormían en las mazmorras del conformismo y la mediocridad un espíritu de hartazgo social que ya no puede ser mordaza del Estado ni del crimen organizado. Su Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad ha recorrido gran parte del país exigiendo atención a las víctimas y resarcir el daño de éstas en la guerra del Gobierno Federal contra el crimen organizado. Víctimas colaterales, víctimas que no han empuñado fusiles aunque sí la mano del poeta. ¿Qué nos deja Javier Sicilia? ¿Lo olvidaremos? PENDIENTES OLVIDADOS Una tarea pendiente en México es la reforma del Estado. Sin embargo parece que a nuestros políticos se les ha olvidado. Tiemblan cuando escuchan temas de trascendencia pues atentan contra la partidocracia, contra sus intereses personales y de grupo, contra sus padrinos empresarios y compromisos con sindicatos podridos, pero no con la nación. Así, aún tenemos tópicos en el tintero que siguen aplazándose tales como la discusión de la reelección, la reducción de diputados y senadores en sus respectivas cámaras, debatir y someter a estudio la segunda vuelta en elecciones presidenciales, la mayoría partidista en el Congreso, reducir de manera urgente la cantidad de recursos que se destina a los partidos políticos por concepto de elecciones, discutir el federalismo y la participación de los estados en éste, etc. La certeza de que el Gobierno Federal no cambiará el rumbo en su lucha contra el narco (de hecho ya escuchamos posturas como la de Enrique Peña Nieto que combatirá el crimen organizado con una “lucha frontal”) nos hace pensar en más muertos, desaparecidos, víctimas colaterales, violaciones a los derechos humanos y recrudecimiento sin tregua de la violencia generalizada. El gobierno nos deja una gran duda del por qué no ataca las cuentas de los capos y los cárteles de la droga. En Colombia, por ejemplo, donde el problema del narco era similar, el gobierno decidió congelar las arcas de los capos, atentando contra su poder operativo. Bajó la violencia en ciudades desastrosas como Calí y Medellín, y dotó a la ley un poder donde los privilegios de quienes obtenían ganancias del narco simplemente se suprimieron. Atacaron la corrupción no de pequeños funcionarios o mandos policiales, sino de políticos de nombre, alcaldes, gobernadores, y hoy en Colombia (aunque aún participa activamente en la distribución de la droga) los niveles de violencia y corrupción descendieron no así en nuestro país. Tarea pendiente que no debe quedar en el olvido es el papel de Estados Unidos en la lucha contra el narco. Replantear su posición ante la evidente “intervención” de la DEA y otras agencias en territorio mexicano sin ninguna clase de autorización, dejando ver que la soberanía nacional no es cosa que a ellos les preocupe, como tampoco le quita el sueño al Gobierno Mexicano. Esta agencia estadunidense ha penetrado al país sin ningún previo acuerdo con el gobierno calderonista y ha operado (y hasta presuntamente protege a capos del Cártel de Sinaloa para obtener información de otros cárteles —caso del “Vicentillo”—) con visos de evitar que los cárteles más poderosos de la droga en México logren penetrar en aquél país vecino. El gobierno de Calderón aún no se pronuncia ante este descarado pisotón a la soberanía de la nación. Quedará en el olvido. Tareas pendientes que, conociendo la tradición histórica de la eficiencia política de nuestro país, quedará en el olvido. Ahí tenemos, fresco, sí, el caso de los estudiantes muertos en Ayotzinapa, Guerrero. Todavía presenciamos el estira y afloja entre el gobierno federal y estatal por deslindar responsabilidades y señalar culpables. Aún así no se deben olvidar los nombres de Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, estudiantes muertos a manos de policías ministeriales y federales, muertes que muestran la vergüenza y brazo del poder, un poder inepto, incapaz de escuchar y ver. Tarea pendiente la de los derechos humanos ante las evidentes violaciones de carácter civil por parte del Ejército Mexicano. Denuncias de mujeres violadas a manos de militares (caso Oaxaca), y la visita “controlada” de la Delegación del Parlamento Europeo para México —que no visitó ninguna ONG ante una maquinada “operación distractora” por parte del Gobierno Federal—, ostentan la degradación de los derechos humanos en nuestro país. Una tarea que se olvida frente a estos hechos. Tarea pendiente de analizar es la modificación del artículo 24 Constitucional. Ante una apertura descarada al poder jerárquico de la Iglesia Católica en la vida política, social y cultural; no se debe olvidar que Benedicto XVI vendrá a México en pleno auge electorero. Alex Didriksson menciona que la modificación a este artículo “abre las puertas de las calles y las escuelas a una sola Iglesia, como si ésta fuera la única, lo que permite dar rienda suelta a la desigualdad entre creencias y al monopolio del saber sólo desde determinados valores”, (Proceso 1834, pág. 47). Finalmente podemos afirmar que la actitud del gobierno ha sido siempre la de solucionar a carpetazos, y que éstos se traducen en impunidad. El ciudadano no debería apostar por la misma actitud, de lo contrario estaríamos condenados a ser partícipes de la injusticia y la culpabilidad. El olvido es cómplice de la impunidad y la memoria fruto de la justicia. Twitter @lopeherrera77, sígueme.
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