Historias de zapatos.
Publicado en Jan 03, 2012
Cuando niños somos curiosos, queremos conocer el mundo. A veces crecemos y nos olvidamos de los recuerdos borrosos de la infancia.
Dejó sus zapatos frente a su cama antes de irse a acostar. La luz de la vela alumraba toda la habitación, susurrándole las narraciones más hermosas. Recordó cada historia que su abuelo le contaba; cada noche, se imaginaba siendo el protagonista de aquellas interminables hazañas, que nadaban día a día por la boca de un anciano. Algunas de esas historias provenían de un libro viejo, de páginas densas y una letra tan minúscula que al abuelo le costaba leer. Pero aquellos cuentos nunca fueron sus favoritos. La literatura más bella era la que el abuelo narraba mientras sus viejas manos sostenían el libro tapado. Era imposible saber si se alojaban en algún lugar de su memoria, o si tal vez era sólo su gran habilidad linguística y su aún latente espíritu aventurero los que lograban que de sus labios florecieran infinitos mundos y fantasías. Cuando niño recibió un par de zapatos grandes y viejos. Imaginaba que habían pasado por alguien antes. Le gustaba pensar que había sido algún leñador, algún sastre, o tal vez alguna persona de la realeza, alguno de los tres mosqueteros.. alguno de los personajes valientes como esos que presumían las historias que le contaba su abuelo. Desde la cama observó como sus zapatos descansaban frente a él, ahora hecho un hombre. Al parecer sus zapatos sí tenían una historia.
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