No era el fuego el intruso
Publicado en Jan 08, 2012
No era el fuego el intruso
Rojas, naranjas, azules brotaron llamas y luces, En la mitad de la tarde, un gallo palidecía, La sonajera de alarmas me alegraba un suspiro, Los invitados del aire se oponían. Huracanes de la costa, navegaron hacia tu puerta, Las ballenas se daban mil vueltas y reflejos destellaron, Emperadores romanos buscaban una respuesta, Millones de píldoras reventaban en tu sien. Dudosa batalla de un gran adversario, No cedían en tu estuario, La marejada de suero no tocaba tu brazo, Tu belleza imperturbable anunciaba el desenlace. Orages, vents et soupirs annoncaient ton destin, Malgré moi tu vivais, J’attendais près de toi, Un chien mordait tes jambes et s’endormait. El peregrino volvió de Los Balcanes y partió a Chichén Itza, Tus amigos te rinden homenaje en Santiago, Yo volví a Cumming, Descansas en Soto Aguilar 1586.
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