Me despierto con el canto de los pàjaros hambrientos en los àrboles raquìticos de mi jardìn; me alegran un segundo, un segundo que huele a pasado, infancia olorosa de juegos que se iniciaban temprano y no querìan terminar por las noches, con las rodillas cochinas y costrosas , la zapatillas peladas, las uñas negras y el pelo pegajoso de agua, barro y sudor...es sòlo un segundo y recuerdo que soy grande, señorita, resposable y que debo irme al yugo laboral.Entonces, odio a esos pàjaros que parecen burlarse de mì, piàndome lo glorioso que se siente el levantarse  y sòlo comer, beber,defecar y dormir.
     El dìa parece ser sòlo otro màs como el de ayer, y antes de ayer y antes de antes de ayer...fome, cotidiano, lento, dolorosamente ajeno a mis anhelos de ser feliz, libre...y entonces recuerdo que de chica querìa ser una señorita preocupada, con cuentas, el telèfono sonando a cada rato, la mirada atenta al reloj, el trajecito de dos piezas impecable...pero, ese ayer se me hace tan irreal, las preocupaciones me son tan molestas, enojosas, las cuentas inentendibles y esclavizantes, el ringring del telèfono despierta mi instinto asesino y me urge destrozar para callarlo  junto con el que llama, el reloj  gobierna los latidos de mi corazòn, mis intestinos, mis ojos, duerme, despierta, come, trabaja...y el bendito trajecito de dos piezas me aprisiona en su mortaja gris, desapasionada y uniforme...
     De vuelta a casa, tomò un autobus atestado de gente tan gris y disconforme como yo; quizà piensen en sus propios sueños de niñez, en sus proyectos fallidos de personas grandes, de madres que pasean sonrientes a sus hijos-muñecos sonrientes, con niños- maridos inocentemente enamorados y deseosos de jugar a la comidita...
    Mi hoy se acaba, se apaga lentamente, cai me duermo, mañana serà otro hoy...y hoy serà un ayer que ya muriò.