El Patito Lindo (Cuento Infantil)
Publicado en Jan 09, 2012
En un lugar maravilloso, donde todo el paisaje era cálido y muy agradable, vivían Papá Pato y Mamá Pata con la madre de ésta, la abuelita Pata Fina. Papá Pato y Mamá Pata tuvieron cinco preciosos patitos. La primera de ella era la sencilla y alegre patita Belita, el segundo era el guapo patito No, el cuarto y el quinto, también muy guapos, eran el patito Ciolín y el patito Monín y, en medio de los cinco, había nacido el patito Sanduche, el de más lindo corazón.
Sucedía que iba pasando el tiempo y Mamá Pata cada vez estaba más orgullosa del patito No; al cual le reía todas sus gracias y ocurrencias aunque, la verdad, es que el patito No era vanidoso, violento, agresivo y despreciaba continuameente a la patita Belita puesto que no podía admitir que hubiese nacido la primera de los cinco patitos y dio la orden de que nadie de los patitos jugase con ella. El patito Ciolín y el patito Monín seguían los malos consejos del patito No; pero el patito Sanduche se negaba a ello y, cuando podía y sus obligaciones le dejaban algún momento de descanso, acudía siempre a jugar con su hermanita mayor la patita Belita. El patito No se enfadaba mucho con el patito Sanduche pero al patito Sanduche no le importaba en absoluto nada de esto y, a pesar de todo, también jugaba con el patito No, el patito Ciolín y el patito Monín, pero siempre como si estuviese soñando con algún lugar muy lejos de allí. El patito No se enfurecía cada vez más por las accciones alegres y cariñosas que llevaba a cabo el patito Sanduche y, algunas veces, encaprichado por los mimos que le daba la Mamá Pata castigaba al patito Sanduche a no jugar cuando al patito No le daba la real gana. Eso no le importaba al patito Sanduche aunque el patito Ciolín y el patito Monín seguían, siempre a ciegas, los malos consejos del patito No. Un día, enfadado más de la cuenta, y debido a que Mamá Pato seguía riendo sus chistes poco graciosos y de carácter burlón contra los más desfavoridos o más feos patitos que conocía, el patito No mandó a los patitos Ciolín, Monín y Sanduche a que dejaran de dar besos cariñosos a Papá Pato, pero Papá Pato avisó al patito Sanduche que no le importaba, que dejara de darle besos de hijo agradecido porque quería saber hasta dónde podía llegar el orgullo y la soberbia del patito No. Pasó el tiempo y la patita Belita, que había sufrido tanto por los desprecios del patito No y los patitos Ciolín y Monín, conoció al patito Nardo y, dando un beso agradecido de despedida al patito Sanduche, se casó con el patito Nardo y formó su propia familia., Poco después, ante los agravios y el engreimiento del patito No, que además se había vuelto avaro y codicioso, murió de pena la abuelita Pata Fina. Papá Pato llegó a descubrir la verdad que había dentro del feo corazón del patito No, que decía siempre no a todo y a todos y se negó a ayudar a sus propios compinches, los patitos Ciolín y Monín a quienes tuvo que volver a consolar el patito Sanduche jugando con ellos y olvidando lo que habían hecho. Pero el patito Ciolín y el patito Monín tenían un corazón desagradecido y, a pesar de que el patito No les explotaba y se aprovechaba de sus inocencias e ignorancias, olvidaron los buenos consejos del patito Sanduche y se aliaron con el patito No para destruir y separar a la familia. El Papá Pato, no pudiendo aguantar más, murió de sufrimiento pero antes de irse de este mudo habló con el patito Sanduche y le pidió que nunca cambiara su corazón y que fuera siempre tan lindo como él le había conocido. Siguió pasando el tiempo y el patito Sanduche seguía soñando con viajes que ninguno de sus hermanitos podían comprender; así que, una mañana en el que el sol brillaba más y mejor que nunca, se presentó ante Mamá Pata. - Mamá Pata... ¡me voy!. - Pero... ¿a dónde vas a ir tú, patito Sanduche si no tienes otro hogar que éste y además por qué te quieres ir?. - Verás Mamá Pata; reconozco que he sido feliz en este hogar pero ha llegado mi hora de partir. Ya te avisó el patito Nardo que por darle tantos mimos, caprichos y preferencias al patito No, le has convertido en un monstruo avaro y orgulloso y éste será el que un día te traicionará. Ya ves lo que está haciendo. Pero no me voy por eso. Me voy porque quiero conocer el mundo y jugar con muchos patitos y patitas tristes que pasan sus vidas entre penas como las que soportó la abuelita Pata Fina y sufrimientos como los que tuvo que aguantar Papá Pato por culpa del despótico patito No. Me voy a jugar con todos ellos y porque siempre he tenido el sueño de que un día conoceré a la patita más bella del mundo y me casaré con ella. - Esto no será igual si tú te vas. - Tienes a la patita Belita y toda su familia para que seas feliz. - Insisto en que esto no será igual si tú te vas. - Escucha, Mamá Pata. Si me quedo algún día tendré que enfrentarme al patito No y le haré mucho daño para que aprenda la lección de comportarse bien; pero yo no quiero hacerle ningún daño ni al patito No ni a ningún otro patito de este mundo aunque sea tan cruel como es. Dios me ha pedido que no haga nunca daño a ningún patito por muy violento que sea. - Pero tu Papá Pato y yo siempre hemos tenido una gran confianza en ti, patito Sanduche. ¿Recuerdas que te dije un día que eras en el que habíamos depositado todas nuestras ilusiones? - Eso despertará la envidia del patito No si me quedo aquí. - ¿Y qué importancia tiene la envidia del patito No si ya no puede hacer más daño a la familia de los que ha hecho? - Mi obligación ya ha terminado. Me voy. Tengo que jugar con los patitos y las patitas tristes que encuentre por el mundo. Si de dicen que caí no hagas caso porque un dia volveré. Y el patito Sanduche, ante la envidia y la desesperación del patito No, que no había conseguido nunca jamás esclavizarle a sus caprichos como había hecho con el patito Ciolín y el patito Monín, voló muy lejos... muy lejos... de aquel hogar donde había sido feliz pero que ya no le daba ninguna felicidad más porque el patito No había roto a la familia. El patito Sanduche vivió muchas aventuras en sus viajes y conoció a muchos patitos y patitas tristes a los que consiguió devolverles sus sonrisas y las ganas y alegrías de vivir. Y un día de luz y sol brillante, cuando menos se lo esperaba él, conoció a la más bella patita que había visto en todas sus aventuras. Se acercó, tímidamente, a ella. - ¿Cómo te llamas, bella patita? - Yo me llama la patita Lina y tú eres el patito Sanduche. - ¿Cómo puedes conocer mi nombre sin habértelo dicho yo? - Porque tus aventuras nacidas de tu lindo corazón son conocidas ya en el mundo entero de todos los patitos y patitas de la Tierra. - Pues yo no lo sabía... - Lo que no sabes tampoco es que yo te he estado siempre esperando. Era necesario que me descubrieras y siempre he confiado en Dios en que lo lograras. Para ti no hay imposibles. - Entonces... - Entonces quiere decir que me quiero casar contigo y aunque todos te llamen el patito Sanduche yo te llamaré, desde ahora, el patito Lindo y todo el mundo te conocerá así a partir de este momento. - ¿Y por qué yo y no otro patito cualquiera? Por ejemplo mis hermanitos son muy guapos. - Pero tú eres el más guapo de todos ellos y el que tiene más hermoso corazón. Por eso serás llamado, desde ahora, el patito Lindo. El patito Lindo y la patita Lina, la más bella patita del mundo, se casaron y tuvieron dos lindísimas patitas a las que pusieron los nombres de patita Leska y patita Carliss. Sucedió entonces que Mamá Pata murió de dolor, tal como le había anunciado el patito Nardo y tal como le había avisado el patito Lindo. Éste acudió al entierro y descubrió que el patito No seguía teniendo el mismo duro corazón de siempre porque ni tuvo el detalle de consolar a la patita Belita que lloraba de verdad y descubrió que los patitos Ciolín y Monín seguían siendo teniendo tan desagradecido corazón como ya le habían demostrado en el pasado. Y después de enterrar a Mamá Pata, el patito Lindo, la patita Lina y las patitas Leska y Carliss formaron una alegre familia y viieron felices pero no se comieron a las perdices.
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