Conozco uno que tiene un cabezón que parece de "hipopótamus horribilis", el cuello como de cernícalo carnicero, una tripa que para medirla exactamente hay que estar durante dos días dando vueltas a su alredededor con la cinta métrica, las piernas como dos troncos de ese enorme secoya que hay por Australia, los pies más planos que una plancha de aluminio y los zapatos tan grandes que "El Zapatones" queda en "El Zapatitos" comparado con él. Además es más pesado que diez contenedores completos llenos de lingotes de plomo. O sea, plomícero del todo. Cuando cuenta chistes siempre se ríe él solo como para decir que es gracioso aunque a los demás nos hace menos gracia que ver a  Fu Manchú en ropa interior.