Comunicacin interpersonal en la pareja -21-
Publicado en Jan 12, 2012
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- Claves para el entendimiento de un proyecto común.
Capítulo 21: Dones naturales y aptitudes.
21.1.-  ¿Qué son  los dones naturales?
21.2.- Estímulo de los dones.
21.3.- ¿Qué es la aptitud adquirida?
21.4.- Desarrollo de las aptitudes.
21.5.- Búsquedas, hallazgos y realización social.
21.1.- ¿Qué son los dones naturales?.
Los verdaderos cristianos sabemos que los dones que recibimos de Dios se dividen en dones espirituales y dones naturales. Hablemos ahora de los dones naturales que Dios nos regala a través de la naturaleza humana que, como sabemos, fue creada por Él. Consultemos algo de lo que se ha escrito sobre el tema.
La Pastora cristiana Sonia de Luna ha dejado, para la posteridad, lo siguiente: "¿Existe alguna diferencia entre dones espirituales y dones naturales? La diferencia entre los dones naturales y espirituales radica en la intervención del Espíritu Santo para ejecutarlos. Desde el principio, y antes de que naciéramos Dios puso en nosotros cualidades y características especiales que no solo nos habilitan para el propósito para el que Él nos ha creado, sino como creación única y especial de Él. En el diccionario encontramos que la palabra "don" significa "gracia especial para hacer una cosa (sinónimo: habilidad)" y todos hemos sido dotados de dones o talentos desde nuestro nacimiento. Estas habilidades serían los dones obtenidos naturalmente. Ejemplo, el don para la música, el teatro, el hacer negocios, etc., estos no dependen de nuestra relación personal con el Espíritu Santo. En cambio, al revisar la palabra don espiritual, en el griego "don" significa "carisma": es gracia, una facultad milagrosa, o un favor espiritual. Es algo que el creyente no merece ni puede obtener por fuerza propia. Cuando nosotros venimos a Jesús, ponemos a disposición de otros los dones que Dios nos ha dado. "Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría..." Romanos 12.4-8. Dar profecía (palabra profética, de las Escrituras); servir o hacer favores a otros;  enseñar; exhortar, consolar o alentar; dar, repartir a otros bienes;  presidir o dirigir ovejas;   hacer misericordia con angustiados. A estos 7 dones se les denomina también, dones "operacionales o motivacionales", porque operan o motivan en la vida del creyente. Como podemos observar, todos estos dones son para el beneficio del prójimo. Entonces, los dones espirituales son habilidades especiales dadas por Cristo a través del dulce Espíritu Santo, para servirle y establecer Su Reino, nos habilita espiritualmente para realizar Su obra y ministrar al cuerpo de Cristo. En el capítulo 12 de la 1ra. Carta a los Corintios, Pablo nos habla acerca de la importancia de los dones espirituales y explica que hay diversidad de dones pero que el Espíritu es el mismo, repartiendo a cada uno en particular como él quiere, siendo la manifestación de estos dones para provecho y edificación de la Iglesia. "Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia..."  Primera de Corintios 14.12. Los "dones espirituales" que se mencionan aquí son tambien son dones dados por gracia, por medio de los cuales el creyente recibe el poder y la capacidad para servicio y edificación de la iglesia entre los cuales tenemos: Palabra de sabiduría (palabra de consejo, da dirección, motivación y exhortación de Dios), palabra de ciencia (revelación sobrenatural sobre verdades que no se conocen, Dios revela cosas, personas, lugares, etc.), palabra fe (cree en lo imposible y provoca fe en otros), dones de sanidades (curación de enfermedades y restauración de la salud), el hacer milagros (poder sobrenatural para realizar acciones milagrosas), dar profecía (comunicar un mensaje de Dios), discernimiento de espíritus (discernir, conocer y diferenciar el corazón y comportamiento humano, espiritual); diversos géneros de lenguas (habla un idioma jamás aprendido); e interpretación de lenguas (explica y entiende las diferentes lenguas). Pablo también instruye que se haga todo decentemente y con orden (1 Cor. 14.40) y Pedro nos insta en la Palabra a hacerlo todo para que Dios sea glorificado. 1 Pedro 4:10-11 "Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.." Y por último tenemos los dones ministeriales que se mencionan en Efesios 4:11 y 12: "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo. La diferencia entre los dones naturales y espirituales radica en la intervención del Espíritu Santo para ejecutarlos, además que su propósito es para glorificar a Dios, edificar a la Iglesia y atraer a inconversos a la presencia de Dios. Si tú eres creyente, te exhorto a que indagues los dones espirituales Dios te ha dado para así glorificar a Dios y ponerlos al servicio del prójimo y ten siempre presente que el que regala todos los dones es el mismo Espíritu, el mismo Dios. "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación". Santiago 1:17".
Con esto hemos comprendido perfectamente bien la diferencia que existe entre los dones espirituales y los dones naturales; así que vayamos ahora, concretamente, a hablar de los dones  naturales, que también son  otorgados por Dios. Es muy importante, saber ahora, la diferencia que existe entre los dones y los talentos. Veamos las siguientes explicaciones publicadas por Middletown Bible Church, 349 East Street, Middletown, Connecticut 06457 (U.S.A.).
Los talentos son naturales. Los dones son sobrenaturales
Los talentos son heredados de los padres, finalmente de Adán. Los dones son recibidos de Dios
Los talentos se reciben en el nacimiento; son habilidades naturales. Los dones se reciben en el momento del nuevo nacimiento
Tanto las personas salvas como las no salvas tienen talentos. Hay muchas personas no salvas que son muy talentosas (habilidades musicales, habilidades artísticas, habilidades atléticas, habilidades para las matemáticas, etc.). Solo las personas salvas tienen dones, los que son miembros de la iglesia, la cual es Su Cuerpo. Una persona no salva puede imitar un don espiritual, pero es fingido y es señalada como una actividad propia (por ej.- un falso profeta, un falso maestro, etc.).
Un hombre puede ser un PROFESOR muy talentoso en la escuela pública o en una universidad de prestigio. Puede ser reconocido como un profesor excepcional por todos sus colegas. Puede ser muy talentoso cuando se trata de habilidades de oratoria o comunicación. Incluso puede llegar a ganar el premio de "Mejor Profesor del Año". Este mismo hombre, al creer en el Señor Jesucristo, puede no recibir el don de maestro. Los dones espirituales son determinados por Dios y no por algún talento natural que pueda poseer el hombre. Si este mismo hombre recibiera el don de maestro, sería distinto, y estaría más allá y por sobre cualquier talento natural de enseñar que hubiese tenido. Es algo que no tenía antes del nuevo nacimiento.
Para ser totalmente efectivos, los talentos deben ser desarrollados. Una persona que tiene habilidades musicales naturales, tiene que aprender a tocar un instrumento, que muchas veces demanda años de práctica. Muchos atletas profesionales no solo tienen talentos naturales, sino también han desarrollado estos talentos por medio de un duro trabajo y años de práctica.
Los dones deben ser ejercitados y esto solo puede suceder en la medida en que el creyente permanece espiritualmente sano y crece "en la gracia y el conocimiento del Señor Jesucristo" (2 Pedro 3:18). El ejercicio apropiado de los dones espirituales requiere crecimiento y madurez espiritual (Efesios 4:13-16).
Los talentos que poseen los creyentes deben ser sometidos y consagrados al Señor y deben ser usados para Su honor y gloria. Ejemplo: un organista hábil tocando en el culto "como para el Señor".
Los dones son dados por Dios para hacer fructificar la VIDA de Dios, como se expresa en el Cuerpo de Cristo. Cuando el Cuerpo está sano, la VIDA de Dios es manifestada y Dios es glorificado (comparar 1 Corintios 14:24-25).
"Hay una diferencia entre los talentos naturales y los dones sobrenaturales. Los talentos vienen por medio de los genes de herencia natural; los dones vienen directamente de Dios. Los talentos vienen del primer Adán y por muy atractivos que sean, aun son parte de la naturaleza caída del hombre. Los dones vienen del Espíritu Santo tal como a ÉL le parece" (Carlton Helgerson, The Local Church, pp.34-35).
¿Qué les ha parecido esta diferencia entre dones y talentos?. Con estas explicaciones  quedan  ampliamente divulgadas estas diferencias y si las leemos atentamente somos capaces de distinguirlas; sobre todo al saber para qué estamos aplicando nuestros talentos que, sólo cuando son puestos al servicio de Dios, pasan a convertirse en dones propiamente dichos. Por ejemplo, cuando yo escribo algo simplemente para dar a conocer un tema, estoy poniendo en público mis talentos; pero si ese tema lo enfoco para el crecimiento cristiano (ya que soy un hombre nuevo desde que me bauticé en agua y de manera consciente y voluntaria, como manda la Palabra de Dios), lo que estoy desarrollando y poniendo en público son mis dones que, aun siendo naturales, en este caso pasan a ser sobrenaturales.
Termino este asunto explicando, más o menos de manera breve o larga pero con total claridad, qué es por ejemplo, el don natural de la escritura (que es uno de los que Dios me ha regalado y lo digo sin vanidad alguna). Pues bien; a mí no me enseñó ningún ser humano a escribir realmente. Quiero decir que en mi interior, una vez que aprendí lo que era leer, se econtraba ya la facilidad natural para escribir bien. Porque escribir puede hacerlo cualquier ser humano que aprenda a escribir, pero escribir bien es ya otra cosa bien distinta. Por eso en la página web titulada "La Coctelera" encuentro el siguiente texto que, antes de seguir con mi exposición  personal, me parece interesante traer aquí y que sirve para clarificar la diferencia que existe entre un escribidor y un escribiente.
"Mario Vargas Llosa escribió una novela titulada: 'La tía Julia y el escribidor.' En ella aparecen dos autores diametralmente opuestos: uno conoce la fama y la gloria, aunque sea temporal, sus guiones para la radio son escuchados y seguidos con deleite por la mayoría de los oyentes del país; el otro vive un poco a la sombra del primero, de vez en cuando logra sacar de su vieja olivetti un artículo para el periódico, algún que otro cuento, que no duda en destruir (decepcionado) al cabo de una semana. El primero es el «escritor», la persona que disfruta de las mieles del triunfo. Se gana la vida con sus publicaciones. La inspiración acude abundante a su pluma. Todos y cada uno de los lectores admiten sin paliativos su talento. El segundo es el «escribidor». Sólo un reducido grupo de amigos conoce su afición a las letras. Está en lucha continua con las musas. Le da miedo y hasta vergüenza que los demás echen siquiera un vistazo a lo que él ha sido capaz de componer, muy a duras penas. Pero pasa el tiempo; nuestros dos héroes viven sus peripecias, cada uno por su lado. El primero, en pleno apogeo artístico, tarda en advertir que en realidad se ha pasado al otro lado de la montaña: ha comenzado para él el declive. El segundo, por el contrario, se ha ido construyendo como persona; ciertos escarceos amorosos con una señora de alta cuna le han servido para formarse una identidad, una personalidad única y exclusiva. Las modas, los hábitos cambian, las costumbres son otras con el despuntar de una nueva década. Las radio-novelas viven sus últimos momentos de esplendor. El auditorio da poco a poco la espalda a los folletines de las emisoras. Nuestro elogiado autor se ve en cuestión de meses abocado al olvido. Ya nadie se acuerda de sus guiones y trabajos literarios. El escritor se ha convertido, por obra y gracia del público, en un mediocre escribidor. Mientras tanto, el otro escribidor, el del principio, ha ido ganando peso en la redacción del periódico. Ha conseguido por fin publicar algún que otro cuento en una revista prestigiosa. Su nombre va adquiriendo vuelo. De repente, la «República de las Letras» queda al alcance de su mano. Esto que narra tan admirablemente bien Mario Vargas Llosa ha sucedido, en realidad, infinidad de veces. Es un poco a la manera del cuento de nunca acabar. Los escribidores, que comienzan apenas su carrera literaria, se convierten luego en escritores; y viceversa: el cambio de apreciación no depende de su labor personal, sino de los gustos, modas y caprichos de los lectores. A Cervantes lo tuvieron durante medio siglo por un escritor de poca monta. Muchos sabios de las universidades lo calificaban de «escritorzuelo». Y, sin embargo, ¿quién se acuerda ahora de esos sabios de entonces? Nadie. El escribidor ha triunfado al fin sobre la medianía y la pedantería de los muchos envidiosos que en el mundo hay. Así pues, en materia de calidades literarias nadie tendrá nunca la última palabra. ¡La historia ha desmentido tantas veces lo que se tenía por verdad absoluta! ¿En cuántas ocasiones hemos dado la vuelta a la tortilla, valorando lo que antes se menospreciaba, a la vez que arrojábamos a la cámara del olvido lo que en su día gozó de fama sin igual?"
Después de este texto, que sirve para reflexionar de manera colateral a lo que estoy intentando explicar, sigo con el análisis profundo del asunto. En realidad muchos creen que son escritores porque les ha sonado, de vez en cuando, "la flauta por casualidad" como dice la famosa fábula  del escritor español Iriarte, del Siglo XVIII, titulada El Burro flautista y que, como ejemplo, traigo aquí:  "Esta fablilla, salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por casualidad. Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un Borrico por casualidad. Una flauta en ellos halló, que un zagal  se dejó olvidada por casualidad. Acercóse a olerla el dicho animal y dio un resoplido  por casualidad. En la flauta el aire se hubo de colar, y sonó la flauta por casualidad.  «¡Oh!», dijo el Borrico, «¡Qué bien sé tocar! ¡Y dirán que es mala la música asnal!» Sin reglas del arte  borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad. Sin reglas del arte, el que en algo acierta, acierta por casualidad".
Una vez bien aclarado este asunto de escribir por casualidad es necesario saber que saber escribir bien no es cosa de burros que aciertan de vez en cuando; sino de oficio de largos días, largos meses y largos años ejercitando, con fe verdaderamente inquebrantable, ese arte que o se tiene por naturaleza (don concedido por Dios) o no se puede tener por más que uno o una se empeñe porque, como dice el dicho, "Salamanca no otorga lo que Natura no da".
En mi todavía corta vida ya he visto demasiadas cosas como, por ejemplo, incluso cristianos que ocupan altos cargos en sus iglesias (no me preocupa ahora saber cómo lo consiguieron pero hay dudas razonables que ahora no viene a cuento contar) que, por ello, se creen excelentísimos escritores cuando ni tienen los más elementales conocimientos de lo que es escribir bien, ni han estudiado lo más básico y necesario para ser buenos escritores y, además, Dios no les ha dado este don ni la gracia necesaria para ello. También conocí a una señora que sería excelente en el marketing comercial pero no tenía ni idea de lo que es un escritor o una escritora porque decía, como cacatúa que no sabe lo que dice, que era imposible que hubiese buenos escritores de piel negra. A dichos cristianos (que no sé de qué manera han llegado a ejercer altos cargos en sus iglesias ni me preocupa en absoluto saberlo pero dudas razonables existen) he de decirles que no se crean, por ello, que son la crema y nata de la sociedad cultural de su país; y a la citada señora (a quien tuvo que hacer callar alguien para que no siguiese diciendo bobadas de ignorante en cuanto a esto de la Literatura) bueno sería explicarle que no sólo hay buenos escritores del piel negra sino que algunos de ellos ya han conseguido el Premio Nobel de Literatura. Por ejemplo le citaría a los siguientes excelentes escritores de piel negra: Nicolás Guillén (quizás el mejor poeta cubano de todos los tiempos), los Premios Nobel Sinclair Lewis (de los Estados Unidos), Wole Soyinka (de Nigeria) y Toni Morrison (norteamericana de los Estados Unidos) además de otros grandes escritores como Ben Okri (de Nigeria), Jacques Romain (de Haití), Aime Césaire (de Martinica), Derek Walcott (de Estados Unidos), René Depestre (de Haití), Léopold Sédar (de Nigeia), Nuruddin Farath (de Somalia), Mariamma Bâ (de Senegal), Juan Julio Arascaeta (de Uruguay), Langton Hugues (de Estados Unidos), Miguel James (de Venezuela), Richard Wrigth (de Estados Unidos), Manuel Zapata Olivella (de Colombia), Ralph Ellison (de Estados Unidos), Samuel Ray Delaney (de Estados Unidos) y Chinua Achebe (de Nigeria) por no seguir citando decenas de ellos más... y que se asombre dicha señora si le cuento que Alejandro Dumas (el famoso autor de "Los Tres Mosqueteros) era mulato. Hasta una gran amiga crisitina de la Comunidad Cristiana de Quito y a la que conocemos cariñosmaente como Glorita, que es mulata ecuatoriana de Esmeraldas, es una gran escritora de cuentos.
En fin. Que el don de la escritura (que es solo un ejemplo de los muchos dones que existen otorgados por Dios a los seres humanos), es algo que o se tiene de nacimiento o no se puede conseguir aunque hay quienes se empeñan en meterse 200 libros de Literatura en su cabeza y en sólo un par de semanas (como he visto yo hacer a algún alto cargo de su iglesia cristiana) por ver si lo conseguía cuando solamente tiene estudios de primaria escolar. No. Los dones no sólo se tienen a través de la Natura creada por Dios desde el mismo instante en que se nace, sino que para ejercitarlos bien hay que estar muchísimos años leyendo y escribiendo.  Mi  bella y linda esposa y yo, que en esto, como en todo lo demás,  somos 2 personas en 1 misma, tenemos y ejercitamos dicho don con acierto y no porque suene la flauta de casualidad.
Quizás sea por eso por lo que el cantautor español de Cuenca (cuya madre y la mía eran vecinas y amigas) José Luis Perales, canta eso de "el hijo de la Asunción, tan listo que parecía y se ha metido a pastor".
21.2.- Estímulo de los dones.
Lean, por favor, el siguiente documento sacado del blog de Internet titulado iChasqui-Blog independiente:
"Mi amiga Mary Ann Buckley tiene una buena costumbre: después de leer un libro, ver una buena película, o realizar un viaje, escribe un documento en donde registra sus pensamientos y comenta lo recientemente experimentado. Por otro lado, Stephen Covey, en su libro El octavo hábito, les pide a sus lectores que, al finalizar cada capítulo, hagan un alto en la lectura y enseñen lo aprendido como una manera efectiva de afianzar y aplicar lo leído. Para emular a Mary Ann y seguir las recomendaciones de Covey, he preparado el presente artículo. Estoy convencido que cuando uno enseña es cuando más aprende. También creo que una forma de enseñar puede ser escribir, por tanto, voy a escribir ahora acerca de lo que he encontrado en el libro de Covey: sobre los dones que la vida nos ofrece. Y lo hago fundamentalmente como una manera de internalizar las ideas vertidas en uno de los primeros capítulos del libro mencionado, y de poner en práctica los principios que vamos a comentar en estas líneas. Este artículo versa sobre los dones, esas capacidades notables con que la vida nos ha dotado. Al ser conscientes de ellos y al usarlos oportuna y apropiadamente, podemos darle un significado trascendente a nuestra vida. Al incorporarlos proactivamente en nuestro diario quehacer, podemos transformar positivamente nuestra vida, así como aportar algo valioso a nuestros semejantes y a la sociedad. Los regalos que la vida, la naturaleza, o Dios-según sean nuestras creencias-nos ha dado, y de los cuales vamos a hablar, son los siguientes: 1) La libertad de elegir, 2) Los principios, y 3) Las inteligencias.
La libertad de elegir.- El modelo estímulo-respuesta es simple. Veamos; ante un estímulo cualquiera hay una respuesta por parte nuestra, pero entre ambos hay un espacio-o brecha-en el cual decidimos el tipo de respuesta a optar. Voy a presentarles un ejemplo, pero antes, permítanme aclarar que los casos que presento en este artículo son experiencias personales. Estas han sido seleccionadas, no como un ejercicio de exaltación de mi ego, sino como un intento de concordancia entre lo que predico y practico. En otras palabras, pretendo escribir y preconizar solamente sobre aquello que realmente he sido capaz de aplicar a mi vida personal. La especulación teórica está fuera del ámbito de mi interés. He aquí un ejemplo: En Craigslist encontré un aviso de un músico que quería formar un trío para cantar música romántica; me interesó la idea y concerté una cita con el gestor del proyecto: Nelson. Quedamos en encontrarnos en el estacionamiento del metro de King Street, a las 2 p.m. Llegué dentro del rango de tiempo permisible, a las 2:05. Mientras estacionaba mi coche, alcancé a ver que Nelson recogía a otro músico interesado que también debía reunirse con nosotros en ese lugar. Pero grande fue mi sorpresa y decepción al ver que ambos se alejaban sin esperarme. Yo no tenía la dirección donde íbamos a reunirnos posteriormente. Los perdí de vista rápidamente. Me llené de frustración y rabia. Regresé a casa enojado, cogí el teléfono y llamé a Nelson. No contestó; le dejé un mensaje en el que le contaba toda la historia del frustrado encuentro y lo que había visto. En un tono resentido y crítico le dejé grabado lo siguiente: "está bien que no me hayas esperado, pues más vale conocer a una persona pronto que tarde", luego añadí, "por tu desdén en esperarme me he dado cuenta de qué clase de gente eres". Eso sonó feo, ¿verdad? Posteriormente, intuí que yo había obrado mal, me sentí turbado. Después pensé: quizás hice deducciones indebidas, o quizás él tuvo alguna razón para no esperarme. ¿Qué había hecho?, ¿por qué sentía tanta insatisfacción después de dejarle el mensaje? Trataré de explicarlo a la luz del modelo estímulo-respuesta. Modelo Estímulo-respuesta: En este caso hubo un estímulo, Nelson no me esperó. Yo me sentí dejado de lado. Hubo una respuesta mía, me ofusqué y le dejé un mensaje un tanto agresivo. Entre el estímulo y la respuesta se dio un espacio de oportunidad para que yo pudiera escoger una respuesta, una oportunidad que desaproveché. Fue ahí donde yo no estuve en control y me dejé llevar por una emoción negativa; alcé el teléfono y lancé mi ataque. Pero pude haber optado por una respuesta diferente, más comprensiva y sana. En ese espacio es donde reside la libertad de elegir, y donde podemos decidir qué tipo de respuesta es la que vamos a dar, si actuaremos con sabiduría o si nos dejaremos llevar por las emociones provocadas por el estímulo. Podemos elegir nuestra respuesta porque, como seres humanos, tenemos la libertad y el poder para hacerlo. La libertad de elegir determina la calidad de nuestra respuesta y la tiñe con un tono positivo o negativo, según la dirección en que nosotros decidamos responder. Observemos cualquier situación en nuestra vida y tratemos de determinar esa brecha en la cual nosotros siempre tenemos el poder de decidir nuestra respuesta. Es posible hacer que ese espacio sea más grande, más pequeño o inexistente. Es una cuestión de voluntad. Pero lo primero es tomar conciencia de la existencia de ese espacio y, segundo, tratar de expandirlo a fin de responder de una manera sicológicamente sana y basada en principios. La existencia de este espacio en el cual ejercemos nuestra libertad de elegir, es lo único que puede salvarnos de la creencia que ante todo estímulo solamente hay una respuesta. La existencia de la libertad de elegir nos libera del fatalismo, le resta poder al estímulo, permite que dejemos de culpar a los demás por nuestros actos y traslada la responsabilidad hacia nosotros. En ese espacio entre estímulo y respuesta, somos nosotros-y no otros-quienes decidimos, salimos de la situación de víctima, y trascendemos los determinismos genéticos y culturales que son parte de nuestro ser. Estos últimos influyen pero no determinan. Somos nosotros los que decidimos. Este espacio, en que ejercemos nuestra libertad, es el lugar en el que reside nuestra ulterior satisfacción.
Los principios.- Por el don de la libertad, elegimos nuestra respuesta ante un estímulo dado. Esta elección tiene que ser tomada con sabiduría, pero ¿de qué sabiduría estamos hablando, en base a qué vamos a responder a los estímulos? En primer lugar debemos recordar que cada acción tiene una consecuencia, es una ley inexorable. Por consiguiente nuestra decisión sobre cómo actuar debe hacerse en concordancia con ciertos principios, señala Covey. Estos son conceptos universales y permanentes que forman parte de la naturaleza humana. Son intrínsecos a nuestro ser, indiscutibles y evidentes. Además son comunes a todos los seres humanos, e independientes de la cultura y geografía. Estos principios son: la justicia, la honestidad, la verdad, y el respeto. También podemos continuar mencionando la integridad, la armonía, la compasión, el servicio a los demás, y la contribución a la sociedad. Es la intuición, o inteligencia espiritual, la que nos permite reconocer si estamos caminando por el camino correcto, es decir si nuestras acciones se encuentran enmarcadas dentro de principios. Estos, según Covey, están siempre presentes en la vida social y operan constantemente, como las leyes de la naturaleza, como la ley de la gravedad por ejemplo. Permítanme contarles un caso. Hace poco asistí a un evento en el cual tenía que compartir la habitación con dos personas más. Teníamos que estar listos a las 6 de la mañana para la primera actividad del día. Obviamente, esto suponía que debíamos levantarnos antes. Uno de los miembros del grupo, Rick, decidió la hora: las 5 y 15. Yo le pedí que pusiera el despertador a las 5 y media para poder pasar un poco más de tiempo horizontal. Rick a su vez consultó con Ken, quien se manifestó neutral. Rick usó esa neutralidad a su favor y mantuvo la hora que inicialmente había propuesto; Ken asintió. Yo no insistí en mi pedido, pero empecé a sentir rabia contra Rick por haber hecho caso omiso a mi pedido. Cuando menos me di cuenta, yo ya había acumulado una cantidad de cólera suficiente como para sentirme completamente infeliz y ser incapaz de conciliar el sueño. Empecé a pensar cosas horribles de mi compañero de cuarto y desearle la peor de las suertes. Fue cuando una luz interior iluminó mi entendimiento, súbitamente recordé el modelo estímulo-respuesta y decidí aplicarlo para salir de aquel pequeño infierno emocional en que me había sumido. Analicé los acontecimientos. Vi claramente el estímulo: la negativa de Rick a poner el despertador a la hora que yo consideraba apropiada; la respuesta: una irritación galopante en mi interior, la pérdida de mi tranquilidad, y el profundo sentimiento de separación e infelicidad que había crecido dentro de mí. Entonces vislumbré la brecha y decidí modificar mi respuesta emocional en base a un par de principios: la armonía y la compasión. La armonía que debiera reinar en este grupo de 3 personas que por varios días debíamos compartir una habitación. La compasión por mi compañero Rick, que, probablemente no tenía nada personal contra mí y solamente pensaba que era una buena idea levantarse 45 minutos antes de comenzar con las actividades. Luego de decidir modificar mi respuesta para bien, me di cuenta que la compasión que buscaba se orientaba fundamentalmente hacia mi persona, pues no era sabio sufrir como un infeliz ni albergar odio en mi corazón. Descubrí que el mayor beneficiario de la compasión era yo mismo. En ese momento yo ya estaba situado en la brecha en la cual somos libres para decidir nuestra reacción. Percibí con claridad que yo podía elegir entre llenarme de ira y poner a Rick en mi lista negra y sufrir, o liberarme del sufrimiento y ver a Rick, y a mí mismo, nuevamente con ojos compasivos. La decisión estaba tomada, decidí liberarme de la rabia y sentir paz. Pero, la liberación presupone un reconocimiento y una aceptación del sentimiento. Para ello, puse ese sentimiento maligno, que me estaba corroyendo, dentro de un globo y lo dejé ir hacia el espacio infinito; y lo dejé alejarse hasta que se hizo pequeñito y desapareció de mi vista. Al finalizar el ejercicio, yo estaba nuevamente en paz, libre de sentimientos negativos, y así fui capaz conciliar el sueño. La mañana siguiente el despertador sonó a la hora fijada, mis compañeros se levantaron raudos, yo me quedé en la cama hasta las 5 y media. Luego me levanté, me aseé y me vestí, pero tuve que agitarme para poder estar listo a las 6:00. Luego me di cuenta que habría sido más sensato levantarme 15 minutos antes y haber contado con cierta holgura al alistarme. Comprobé que mis compañeros tenían razón, las 5 y cuarto era la hora apropiada para levantarse. Cabe además agregar que durante los días subsiguientes los tres tuvimos la oportunidad de entablar cordiales y fructíferas conversaciones. Al término del evento, Rick, Ken y yo éramos ya buenos amigos. Es pues en el espacio entre el estímulo y respuesta donde reside nuestra satisfacción con nuestros actos.
Las inteligencias.- El tercer don es múltiple y está conformado por las inteligencias. Cuando hablamos de inteligencia pensamos en la habilidad intelectual para analizar, hacer abstracciones, usar el lenguaje, y comprender. Sin embargo, estas caracterizaciones obedecen exclusivamente a la esfera del intelecto. Estas constituyen solamente un aspecto de la inteligencia, la cual podríamos llamar inteligencia mental. Pero la inteligencia es algo más que eso. Daniel Goleman habla de la inteligencia emocional como la capacidad de conocerse a sí mismo, de adaptarse a un medio socio-cultural y de relacionarse y comunicarse con las personas de una manera exitosa. Este tipo de inteligencia es en muchos casos mucho más importante y útil que la primera. Los especialistas señalan que la inteligencia emocional determina, en mayor medida que la mental, el éxito en los ámbitos de las relaciones humanas, las comunicaciones y el liderazgo. Las 4 inteligencias/capacidades: Además de estos dos tipos de inteligencia, tenemos la física y la espiritual. La inteligencia física es la capacidad que tiene nuestro cuerpo para funcionar coordinada y armónicamente-aun mientras dormimos-y para curarse a sí mismo. Es importante ser conciente de esta maravillosa capacidad, la cual muchas veces damos por descontada. Covey se refiere a la inteligencia espiritual como la fuente y el origen de las otras tres. Aquella alrededor de la cual giran las demás. Es más, según él, la inteligencia espiritual es la que guía y dirige las otras tres.
Desarrollo de las 4 capacidades.- La buena nueva de todo esto radica en que estas capacidades no son estáticas y en la posibilidad de desarrollarlas. Como es fácil advertir, las 4 inteligencias tienen áreas comunes, una y otras se solapan. Por ejemplo, si hacemos ejercicio físico, nuestro tono muscular mejora y nuestro cuerpo, en general, se va a hacer más flexible, fuerte, saludable y va a funcionar mejor. Lo cual va a influir en nuestro estado emocional y mental, vamos a funcionar de una manera más armoniosa con nuestro entorno social, y vamos a ser capaces de pensar de una manera más clara. Nuestro destino es evolucionar, para eso estamos sobre este planeta. Nuestra tarea, por consiguiente, es desarrollar las cuatro aspectos de nuestro ser: físico, mental, social, y espiritual. Lo ideal es trabajar conjuntamente en el desarrollo de las 4 inteligencias. Para ello podemos valernos de algunos ejercicios propuestos por Covey, los cuales he modificado ligeramente. Trace un plan en cada una de estas dimensiones y dé los pasos necesarios para hacer cambios efectivos. Si piensa que es demasiado trabajar simultáneamente en las cuatro dimensiones, empiece por identificar algunas de ellas y dedíquese a su desarrollo. He aquí los ejercicios:
1. Para la inteligencia física-suponga que usted ha tenido un ataque al corazón; ahora viva de acuerdo con esta realidad.
2. Para la inteligencia mental- suponga que solamente le quedan cuatro años de vida útil en su profesión; ahora viva de acuerdo con esta realidad.
3. Para la inteligencia emocional- suponga que todo lo que usted diga sobre otras personas, puede ser escuchado por ellas; ahora viva de acuerdo con esta realidad.
4. Para la inteligencia espiritual- suponga que usted tiene una reunión mensual con su Dios; ahora viva de acuerdo con esta realidad.
Los esfuerzos por desarrollar estas capacidades, si bien es cierto van a redundar en nuestro beneficio personal, no son vanos ejercicios egoístas, pues debemos entender que cuanto mejores personas seamos, más beneficios podremos aportar a la sociedad y los demás. Cuanto mejores individuos seamos, nuestro impacto y capacidad de influir en otros serán mayores. Cuanto más desarrollemos estas capacidades estaremos en mejores condiciones de inspirar a nuestros semejantes en encontrar su verdadero camino.
Podemos crear un mundo nuevo.- Contamos con todo lo necesario para hacer de nuestra vida lo que siempre hemos soñado; contamos con las inteligencias o capacidades; tenemos los principios que forman parte intrínseca de nuestra naturaleza; y contamos con la libertad de elegir lo que queremos hacer de nosotros y de nuestra vida. Hemos recibido estos dones como parte de nuestra naturaleza. Es necesario ser consciente de ellos, aplicarnos en nuestra vida y desarrollarlos. Al hacer uso efectivo de estos dones podemos ser más felices, sabios, y, por consiguiente, aportar algo mejor a la comunidad en la que estamos inmersos. Al crecer como personas podemos convertirnos en fuente de inspiración para otros y ayudar a los demás en la búsqueda de propia voz. Llenos de las inteligencias, basados en los principios, y entrenados en el uso juicioso de la libertad de elegir, podemos crear un mundo nuevo y más pleno para nosotros, y, como consecuencia, para los que nos rodean".
Yo he leído detenidamente este texto; pero tengo que aclarar que quizás le falte algo importante por tratar, con todos mis debidos respetos. Ese algo importante es la comunicación (tanto social como interpesonal) tomada como uno de los dones de algunos seres humanos. En los estudios de Comunciación que tuve que llevar a cabo para ser periodista aprendí algo muy importante: callarse ante una injusticia, ante un abuso, ante algo que te molesta porque te está haciendo mucho daño a ti o a la sociedad a la que perteneces es muy negativo. No está, para nada, reñido ser misericordioso (por ejemplo) con el hecho de ser sincero siempre que seas sincero con total honestidad. Y para ejercitar el don de la comunicación (tanto social como interpersonal) es necesario que cuentes y comuniques tu verdad, la verdad que has conocido, la verdad de hechos verídicos que te han sucedido tanto para bien como para mal. Y en ese sentido debes realizar los comentarios (como buen o buena periodista que eres) necesarios para dar a conocer la verdad que has conocido, la que te ha hecho a veces gozar y reír y a veces sufrir y llorar. Y en este sentido, no tienes que tener ningún miedo a que las personas a las que te diriges te oigan o te lean. Es, incluso, necesario que así lo hagan. Porque la compasión cristiana no quiere decir, para nada, guardar silencio cuando alguien te está haciéndote la vida imposible o se está burlando de personas a las que quieres y amas (por ejemplo puede ser tu esposa a la cual no hace más que atacar dicho tipejo). Pues bien, el don de la comunicación tanto social como interpersonal también es necesario desarrollarlo y llevarlo a cabo durante todos los años de tu vida y, en este sentido (la compasión no lo prohibe) hay que llmar al pan pan y al vino vino para dejar las cuestiones bien claras. Y si alguien te persiguió a través de, por ejemplo, la envidia... pues es necesario decirle que es un envidioso para que reaccione, razone y deje de serlo. Pero guardar silencio ante lo que supuso su "persecución" inmisericorde es algo que  no debe hace nadie que tenga el don de la comunicación social e interpersonal. Para dejar las cosas bien claras.
Voy a poner un ejemplo sencillo y muy fácil de comprender por todos. Usted es un varón cristiano y ama profundamente a su esposa pero observa que, contiunuamente, un patán (sea también cristiano o no lo sea) está continuamente insultando o burlándose de su esposa o, lo que es peor, está incitando a que su esposa y usted riñan, se separen o se divorcien, porque el otro es un envidioso de la esposa que usted tiene (para lograr eso los envidiosos emplean muchas acciones ocultas que los demás no ven pero usted, como tiene el don de discernimento, lo ve con  total claridad)...  pues en ese caso, si usted ama verdaderamente a su bella y linda esposa y, además, tiene ya desarrollado el don de la comunicación social e interpesonal, tiene todo el derecho (e incluso la obligación) de pararle los pies definitivamente a ese patán que está ofendiendo a su esposa o está haciendo "sucios manejos" para hacer que su esposa se aleje de usted. Y pararle los pies (sea o no sea cristiano quien está haciendo esos "sucios manejos") significa decirle "hasta aquí ha llegado el asunto, de esta raya no pasas, y si no es suficiente con buenas palabras te suelto un castañazo y santas pascuas". Eso es un derecho que tienes -seas cristiano o no lo seas- de ejercer la defensa de la dignidad de tu amada esposa y la tuya misma a través del don de la comunicación que Dios te ha otorgado precisamente para saber que eres un verdadero varón y que no vas a permitir que el otro patán (sea cristiano o no lo sea) siga haciendo sus "sucios manejos" de carácter psicológico creyendo que no te das cuenta porque guardas silencio. Y es que en asuntos tan serios (lejos de toda situación de broma y buen humor en buena convivencia) lo mejor no es guardar silencio para que el patán siga con sus "maniobras" sino plantarle cara al enemigo y hacerle saber, con buenas palabras o incluso dándole un buen tortazo a tiempo si es que no atiende a las buenas palabras, que la cuestión es dejar las cosas bien claras. Lo cual  no está reñido con la compasión cristiana, el perdón cristiano o la clemencia cristiana. Me parece que he sido claro y conciso con el ejemplo que he puesto. Y no debe importarte que el patán tenga o no tenga puestos elevados en la sociedad (si no es cristiano) o en su iglesia (si dice ser cristiano).
Dejado esto bien claro, sigamos con el asunto de los estímulos de los dones y, para ello, continuemos con el ejemplo del don de la escritura. Vean lo que ha ecrito la argentina Rachel de Queiroz y que a mí me parece excelente: "Cuando aprendemos a juntar las letras comenzamos a escribir, hacemos alguna frase graciosa que al abuelo le parece genial y se la muestra a todo el mundo. En ese momento nos convencemos de que somos escritores. Esa convicción es también un compromiso: "Si es escritor, está obligado a escribir". Si nuestros padres son intelectualmente mediocres, nuestra supuesta vocación es más fácil. Pero cuando los padres son escritores o simplemente lectores, se nos exige mucho más. Además de calidad tenemos que tener originalidad. Desde pequeños tenemos la maldición de cualquier escritor: tener estilo e ideas. En general, todos los padres se babean ante cualquier manifestación precoz de sus niños. Cualquier interpretación de un libro escolar ya les parece brillante. Pero los padres sofisticados son los peores. Quieren que su hijo construya pequeñas frases, emita conceptos, todo dentro de la baja calidad que la literatura brasileña considera excelente. Esto no debe llevar a creer que para llegar a ser escritor es mejor que los padres no tengan formación y dejen que el niño progrese solo. Y que si tuviese talento podría llegar lejos, liberado de la mediocridad doméstica. No condenamos a los padres que saben apreciar buena literatura. Sus hijos, en general, esconden sus trabajos por temor al juicio. Son jueces de sí mismo. También hay otra manera de estimular la vocación literaria de los jóvenes y es una casa abierta, donde todos leen. Lo bueno y lo malo. Donde todo el mundo tiene derecho a tener opinión por igual y dice lo que quiere sobre la producción de sus padres, hermanos, tíos o visitas en una especie de tribunal literario, durante la cena. Para escribir hay que tener el don de la escritura, así como el cantante necesita el don de la voz. Todos conocemos personas inteligente, brillantes en su profesión -medicina, arquitectura, ingeniería, economía- que, sin embargo, por mejores que sean no consiguen pasar esa sabiduría a la escritura. Dios es sobrio en el reparto de dones: quienes los acumulan son muy pocos. Las buenas cantantes de ópera son gordas. Y las esbeltas sólo tienen un hilo de voz. Muy pocos oradores son buenos escritores. Parece que el estímulo de una audiencia les facilita sus frases efectivas. Una hoja en blanco no suelta su talento, necesitan el estímulo de una audiencia. Pensándolo bien, es correcto. ¿Por qué un solo individuo tiene que recibir el don de escribir y el de ser elocuente? Siempre espero descubrir en los otros los dones ocultos por el pudor o la timidez. No siempre tengo éxito. Parece que Dios sólo reparte pudor y timidez con la mano izquierda"
Termino este aspecto del capítulo con algo que me ha parecido siempre excelente para tener buena salud tanto física como mental: el don del buen humor. El don del buen humor no es ejercitar el humor vulgar y grosero que sueltan los patanes; porque yo creo que el buen humor (el sano humor) no es reírse de las personas (como algunos patanes hacen) sino reírse con las personas (que es lo que yo tengo por costumbre hacer cuando quiero desarrollar el don del buen humor). Así que puesto esto también en claro veamos este curioso texto que he encontrado navegando por Internet y que viene firmado por Cristina Papaleo.
"Hay una relación directa entre el estado individual y el estado colectivo. Hay una relación directa entre el estado interior y el estado de nuestro entorno inmediato. Nuestro entorno inmediato no puede escapar de nuestra influencia ni de la influencia de otros entornos vecinos. Así pues, como quiera que ningún estado interior queda limitado a la persona que lo experimenta, es de vital importancia que desarrollemos la tendencia a vivir un estado interior armónico. Un estado interior armónico se define como aquella posición espiritual en que la conciencia del individuo se siente cómoda con la norma. La norma no se concretiza en autoridad alguna y lo abarca todo: Desde la órden de paro de un semáforo a la más dificil obligación religiosa aceptada por convicción personal. Desde los ritmos corporales al orden cósmico. El estado natural de la armonía se cristaliza en alegría. Dado que la alegría es la más clara manifestación de la armonía, se convierte prácticamente en la obligación humana mas importante. Mucho más que cualquier otra obligación, la alegría es nuestro deber primordial; para con nosotros mismos y para con los demás. Reímos por muchos motivos. Pero ¿qué es lo que realmente nos hace gracia, y por qué? Un poeta y una neuróloga buscan dilucidar el misterio de la risa, ese gesto exclusivamente humano. El fenómeno del humor y su con secuencia más visible, la risa, han sido estudiados por filósofos y científicos. De la risa sabemos que es, pro definición, una "manifestación de alegría que consiste en contraer ciertos m´suculos de la cara que estiran los labios dejando a la vista los dientes y dando una expresión particular a los ojos". Reír es una manifestación concreta de procesos cerebrales producidos por factores puramente químicos y por otros afectivos. Una carcajada une, por decirlo así, el cuerpo con el espíritu. Por eso es tan beneficioso reír y hay países en los que se celebra la risa en comunidad como terapia para prevenir enfermedades. ¿Sabía usted que reírse quince minutos por día es bueno para el sistema vascular? Estos son algunos de los aspectos más importantes de la risa.
Fisiología de la risa: Cuando  nos reímos de un chiste sucede algo extraordinario. aproximadamente dos segundos después de escucharlo se activan ciertas áreas de la corteza cerebral responsables del recuerdo y la mamoria. Es decir que, para poder reírnos, debemos poder recordar el comienzo de la broma. Según comenta al semanario "Der Spiegel" Barbara Wild, Bilduntersc psoiquiatra y directora del Grupo de Investigación sobre el Humor, de la Universidad de Tübingen, "otras zonas del hemisferio posterior izquierdo nos ayudan a reconocer intenciones". Luego se activarían regiones cercanas al "área de Broca", que conecta y da sentido al lengujae, símbolos y signos. "Cuando hemos entendido el chiste y se produce una especie de fuego de artificio cerebral, como cuando tenemos buen  sexo o nos enteramos de que ganamos la lotería", compara la investigadora. Además, se produce una desactivación en el lóbulo frontal, algo así como una señal que nos dice "suéltate", "puedes perder el control, puedes reírte". Según Wild, "el humor deja fuera de acción un acervo cultural de la humanidad: la capacidad de controlarse".
La risa como estamento de la cultura.- Ya Freud decía que detrás de toda broma hay siempre una verdad. Y es que cuando reconocemos la realidad podemos reírnos de ella. La risa es posible si logramos ponernos en el lugar del otro. Aunque ese otro seamos nosotros mismos, vernos desde otra perspectiva nos hace reconocernos. Es posible reír si nos Bildunterschrift: desplazamos hacia el lugar desde el cual podemos contemplar y contemplarnos desde otro ángulo. Es decir que el humor es posible si nos descentralizamos, si somos capaces de abandonar por un momento el lugar del ego. Esto se ve claramente en la filosofía budista, con el humor zen. El maestro prueba a sus alumnos haciéndoles una pregunta o sometiéndolos a una prueba aparentemente sin sentido, y en la cual no se puede seguir un derrotero lógico. Y es justamente esa falta de lógica la que produce la iluminación en el discípulo. Un fenómeno bastante parecido al humor.
La risa y el sentido de la vida.-  Según cuenta a Der Spiegel Robert Gernhardt, poeta y cofundador de la "Nueva escuela satírica de Fráncfort", la rima y el humor se unen a menudo para provocar risa. O asombro. "Recuerdo rimas que me hacen reír, y aún no he descubierto por qué". La Dra. Wild responde que "probablemente su cerebro haya esperado una secuencia lógica, y ésta no se cumplió. Bildunterschrift: Todo el tiempo establecemos inconcientemente sospechas sobre qué es lo que va a suceder, y tenemos muchas experiencias acumuladas sobre los posibles resultados. Cuando esa experiencia se ve traicionada y las reglas se transgreden, se produce el efecto cómico", concluye. Según Marvin Minsky, un precursor de la inteligencia artificial, el humor se desarrolló en el ser humano para señalizar los errores lógicos, lo que impediría seguir una línea equivocada de pensamiento. No hay evolución sin sentido del humor. El papel de la risa en la evolución humana es otro aspecto importante. En los animales, la risa se produce como resultado de un intercambio social, como la sonrisa amable entre monos de diferentes jerarquías. Sin embargo, en los animales no se da el efecto de recompensa por un rendimiento intelectual al haber comprendido el sentido, o sinsentido, de una broma. Esto es exclusivo de los seres humanos. Wild comenta que se ha comparado por medio de Bildunterschrift: experimentos que el sentido del humor es el mismo en personas de diferentes países. Se trató de pruebas en japoneses, ingleses y estadounidenses. Pero muy diferente era el motivo de la risa en cada individuo. Lo que para algunos era gracioso, le resultaba a otros totalmente indiferente. ¿Y cómo producen humor los cómicos? Esto es algo que aún no se ha estudiado lo suficiente. La psiquiatra cuenta que aplica el humor terapéuticamente en la clínica. Los pacientes se reúnen para reencontrar su sentido del humor. "Los pacientes depresivos comprenden el chiste, pero no sienten alegría. En psicóticos no aplicamos esta terapia, ya que todo lo toman como real. Y tampoco en los gelotofóbicos, que piensan que siempre se están riendo de ellos". Sin la risa las posibilidades vitales del hombre se hundirían bajo el peso de la tragedia humana. O, como diría Woody Allen con ese humor tan especial : "¿Qué tal si todo fuese una ilusión y nada existiese en realidad? Entonces habría pagado definitivamente demasiado por mi alfombrado". La risa nos ayuda a darle sentido a sucesos o hechos que, de otro modo, nos aplastarían, a unir las piezas del rompecabezas que es la vida, para poder comprender más lo incomprensible".
Los cristianos y cristianas tenemos la necesidad (precisamente porque sabemos del sufrimiento más que los no creyentes que son como piedras mentalmente hablando) de reír durante mucho tiempo. No de reírnos de los demás o de sus desgracias (lo cual es de hombres sin sentimiento alguno) sino reírnos con los demás. Ahora bien,  hay hombres (especialmente hombres varones) que se tienen por tanta estima y vanidad que no tienen el don del buen humor; quizás tengan chispas de humor en algún momento, pero casi siempre son soeces, vulgares y hasta despectivos con los defectos ajenos sin meditar, de lo incapaces que son para hacerlo, de sus propios defectos. No tienen el don del buen humor y es, para ellos, bueno aconsejarles que o intentan aprender de quienes tienen buen humor o es mejor que siempre sean serios para no meter la pata burlándose de los demás. El buen humor no es reírse de... sino reírse con... y hay una enorme diferencia entre ambas cosas: uno de los puntos en que se descubre dicha diferencia es que quienes se ríen con los demás no se molestan que se rían los demás junto con ellos; mientras que los que se ríen de los demás se enfurecen y se vuelven iracundos cuando alguien se rie de ellos. Según cuenta a Der Spiegel Robert Gernhardt, poeta y cofundador de la "Nueva escuela satírica de Fráncfort", la rima y el humor se unen a menudo para provocar risa. O asombro. "Recuerdo rimas que me hacen reír, y aún no he descubierto por qué". La Dra. Wild responde que "probablemente su cerebro haya esperado una secuencia lógica, y ésta no se cumplió. Bildunterschrift: Todo el tiempo establecemos inconcientemente sospechas sobre qué es lo que va a suceder, y tenemos muchas experiencias acumuladas sobre los posibles resultados. Cuando esa experiencia se ve traicionada y las reglas se transgreden, se produce el efecto cómico", concluye.
Según Marvin Minsky, un precursor de la inteligencia artificial, el humor se desarrolló en el ser humano para señalizar los errores lógicos, lo que impediría seguir una línea equivocada de pensamiento. No hay evolución sin sentido del humor.
El papel de la risa en la evolución humana es otro aspecto importante. En los animales, la risa se produce como resultado de un intercambio social, como la sonrisa amable entre monos de diferentes jerarquías. Sin embargo, en los animales no se da el efecto de recompensa por un rendimiento intelectual al haber comprendido el sentido, o sinsentido, de una broma. Esto es exclusivo de los seres humanos.
Wild comenta que se ha comparado por medio de Bildunterschrift: experimentos que el sentido del humor es el mismo en personas de diferentes países. Se trató de pruebas en japoneses, ingleses y estadounidenses. Pero muy diferente era el motivo de la risa en cada individuo. Lo que para algunos era gracioso, le resultaba a otros totalmente indiferente.
¿Y cómo producen humor los cómicos? Esto es algo que aún no se ha estudiado lo suficiente. La psiquiatra cuenta que aplica el humor terapéuticamente en la clínica. Los pacientes se reúnen para reencontrar su sentido del humor. "Los pacientes depresivos comprenden el chiste, pero no sienten alegría. En psicóticos no aplicamos esta terapia, ya que todo lo toman como real. Y tampoco en los gelotofóbicos, que piensan que siempre se están riendo de ellos".
Sin la risa las posibilidades vitales del hombre se hundirían bajo el peso de la tragedia humana. O, como diría Woody Allen con ese humor tan especial : "¿Qué tal si todo fuese una ilusión y nada existiese en realidad? Entonces habría pagado definitivamente demasiado por mi alfombrado". La risa nos ayuda a darle sentido a sucesos o hechos que, de otro modo, nos aplastarían, a unir las piezas del rompecabezas que es la vida, para poder comprender más lo incomprensible".
Existe, con arreglo a esto del don del buen humor, una falsa creencia; muchos y muchas son quienes piensan que los hombres y las mujeres intelectuales son graves, serios, malhumorados y no tienen sentido del buen humor. Yo he comprobado más bien lo contrario. Existen muchos intelectuales (tanto hombres como mujeres) que tienen un excelente sentido del humor muy fino e  inteligente y con los cuales he pasado verdaderos momentos alegres y llenos de simpatía que hasta son capaces de reírse de sus propios sabios conocimientos; cosa que no sucede con los vulgares ignorantes que sólo saben  contar chistes escatológicos o reírse de  los demás sin ninguna pizca de gracia alguna. Termino aclarando bien la diferencia que existe entre reirse con las personas o reírse de las personas (cosas totalmente opuestas).
Lean lo que es, profesionalmente hablando, reírse con las personas a través del siguiente reportaje publicado en Internet y escrito, en Valencia-España por un señor apellidado Simón: "Carola Maldonado acaba de fundar una empresa en el peor momento de la crisis. Pero no está loca, se ha buscado un nicho de mercado que cree que tiene y tendrá mucha demanda. "En estos momentos, la gente quiere reírse... o al menos no llorar". Y para eso está Sonrisas, firma que facturará ironía y espera crecer a ritmo de carcajada proporcionando humor tanto en espectáculos como en empresas. "Nos sentimos identificados porque cuentan cosas cotidianas"
Sonrisas cuenta con una base de datos con 300 profesionales. Maldonado, valenciana de 40 años, licenciada en Derecho vinculada siempre al mundo del espectáculo, se sumergió con timidez hace un par de años en los espectáculos de stand-up comedy, como llaman en el mundo anglosajón a enfrentarse al respetable micrófono en mano para arrancarle una sonrisa. Una vez diplomada en humorismo por el público de decenas de locales por todo el país, decidió profesionalizarse cuando se quedó sin trabajo en enero pasado. Y una virtual vuelta al mundo después (dice que se hace 1.000 kilómetros de carretera a la semana), lanza ahora su empresa.
Sonrisas se aplicará en tres unidades de negocio. En primer lugar, como promotora de espectáculos. El objetivo es suministrar profesionales, aconsejar a las salas -"cualquier sitio es adaptable pero no apto"- y educar al público en el circuito de la comedia. Para ello cuenta con una base de datos de 300 profesionales, con monologuistas, musicómicos, bailarines, mentalistas con gracia, magos que te parten de risa, una cuentacuentos erótica y hasta expertos en clases para ligar. La segunda pata de Sonrisas (www-son-risas.com), que se presenta hoy en Radio City (20.00), la constituyen las colaboraciones con empresas que necesiten a profesionales para presentaciones, eventos, cenas... Lo mismo aportan maestros de ceremonias, que actores infiltrados de camareros. Por último, también cuenta con cursos de formación, con la improvisación y las técnicas de comedia como herramientas de trabajo. En los últimos años quizá ha habido mucho gracioso de pandilla que ha pensado que también haría reír con un micrófono. Y ante la pregunta capciosa de si la gente no está harta de monólogos, Maldonado explica que "muchos locales han abusado de programas de comedia sin calidad". Pero asegura que "en España hay muy buenos humoristas". Aunque también empiece a detectar plagios. Se suelen registrar los gags, pero es muy fácil piratearlos: "Los chistes se adaptan, igual que la música, se cambia la base, ponen cuatro acordes y parece otra canción". Sin embargo, Maldonado cree que el humor original seguirá teniendo mercado: "Nos hacen mucha gracia porque cuentan historias cotidianas y nos sentimos identificados". Eso sí, aconseja siempre el directo: "Si quieres ver a un cómico, no vale YouTube, ve a verlo, gana en gestos, gana en cercanía, no tiene nada que ver".
¿Qué es, por lo tanto, el don del buen humor dado por Dios y no expresado por vulgares patanes? Lean lo siguiente de "Donde gira el viento":
"El buen humor es una llave maestra y un don divino. Cuando parece que todo puede ir peor de lo que te imaginabas, pero tienes la suerte o el don de tener buen humor, encuentras un haz de luz detrás de una pared. Aunque sepas que la cosa está mal, lo ves de otra manera. Digo que es un don divino porque entre las personas que me rodean hay muchas que en las mismas situaciones responden de formas muy diferentes. Unos con una alegría que te preguntas de dónde la sacan (otras veces los pensamientos pueden ser más duros, depende de cómo seamos nosotros). Otros parecen los más gruñones y amargados del planeta. Casualmente los que son más alegres pueden estar pasándolo tan mal como los cariacontecidos y, en cambio, afrontan los hechos con un poquito de alegría. Me atrevería a decir que los amargados muchas veces no saben el motivo de su estado anímico (que se lo pregunten a alguno de esos jefecillos de tribu, que además hay muchos). ¿Qué filosofía les dirige? Tal vez ninguna. Puede ser que sus genes contienen esa sabiduría vital tan buena para la supervivencia: una sonrisa, no usar palabras cargadas de amargura, amabilidad (que no servilismo) y, ante todo, la idea de que si estamos aquí hay que tirar del carro como se pueda y ¿Para que te vas a estar amargando toda tu vida si no hay remedio? ¿Se nota que estoy contento? Bueno al fin y al cabo hoy es viernes y aunque cansado, me doy cuenta que los fines de semana tienen un plus de todo"
Sonríe, aunque sólo sea un poco, antes de continuar con los demás asuntos.
21.3.- ¿Qué es la aptitud adquirida?.
Antes de determinar qué es la aptitud adquirida vamos a ver que dice el Diccionario de la Real Academia Española sobre la palabra aptitud. Esta palabra deriva del latín "aptitudo" y en dicho Diccionario vienen cuatro definiciones de la misma (Del latín aptitūdo):
1. f. Capacidad para operar competentemente en una determinada actividad.
2. f. Cualidad que hace que un objeto sea apto, adecuado o acomodado para cierto fin.
3. f. Capacidad y disposición para el buen desempeño o ejercicio de un negocio, de una industria, de un arte, etc. U. t. en pl. con el mismo significado que en sing.
4. f. Suficiencia o idoneidad para obtener y ejercer un empleo o cargo.
En este caso vamos a referirnos a la primera de todas ellas; o sea, a esa capacidad que desarrollamos, a través del tiempo y el ejercicio de nuestros dones, para ser totalmente competentes en la actividad a la que nos estemos dedicando. ¿Esta clase de aptitudes nacen con nosotros o se adquieren a través de la actividad constante y continua? Fácilmente se deduce que son adquiridas a través del tiempo en que las estamos ejercitando. Es cierto, también, que no todos los seres humanos son aptos para todas las actividades sino que cada ser humano, al ser diferente a cualquier otro ser humano, es apto para el desarrollo de algunas aptitudes pero no todas ni todos los seres humanos tienen aptitudes para todas las actividades. Las aptitudes dependen, por lo tanto y en primer lugar, de nuestros talentos y dones.
Antes de sacar conclusiones definitivas lean lo que dice Wikipedia sobre las aptitudes: "La aptitud o "facultad" (del latín aptus = capaz para), en psicología, es cualquier característica psicológica que permite pronosticar diferencias interindividuales en situaciones futuras de aprendizaje. Carácter o conjunto de condiciones que hacen a una persona especialmente idónea para una función determinada. Mientras que en el lenguaje común la aptitud sólo se refiere a la capacidad de una persona para realizar adecuadamente una tarea, en psicología engloba tanto capacidades cognitivas y procesos como características emocionales y de personalidad. Hay que destacar también que la aptitud está estrechamente relacionada con la inteligencia y con las habilidades tanto innatas como adquiridas fruto de un proceso de aprendizaje. Las aptitudes están relacionadas con una amplia variedad de capacidades competenciales, todas ellas relacionadas con las diversas habilidades lógico-matemáticas.
·Razonamiento lógico. Relacionada con la Inteligencia lógica-matemática.
•Razonamiento abstracto. Relacionada con la Inteligencia lógica-matemática.
•Comprensión verbal y expresión escrita. Relacionada con la Inteligencia lingüística- corporal.
•Razonamiento espacial. Relacionada con la Inteligencia espacial.
•Concentración mental. Relacionada con la Inteligencia emocional.
•Destreza manual y coordinación viso-manual. Relacionada con la Inteligencia corporal-cinestésica.
•Memoria.
•Inventiva-originalidad-relación con el medio.
•Capacidad analítica. Relacionada con la Inteligencia lógica-matemática.
•Capacidad de síntesis. Relacionada con la Inteligencia lógica-matemática.
•Razonamiento físico-mecánico. Relacionada con la Inteligencia espacial.
•Capacidad de observación. Relacionada con la Inteligencia espacial.
•Atención distribuida.
•Habilidad corporal. Relacionada con la Inteligencia corporal-cinestésica.
•Habilidad musical. Relacionada con la Inteligencia musical.
•Inferencia. Relacionada con la Inteligencia lógica-matemática.
•Razonamiento inductivo. Relacionada con la Inteligencia lógica-matemática.
•Razonamiento deductivo. Relacionada con la Inteligencia lógica-matemática.
Aptitud es la forma de ser y estar de las personas según su estado de ánimo o relacion la actitud de cada persona es adoptada segun sus sentimientos estado y forma de pensar.
·Abstracta o científica: para entender principios y teorías que no están inscritos en la naturaleza.
•Espacial: para manejar espacios, dimensiones, geometría.
•Numérica: para comprender y desarrollar mecanizaciones numéricas.
•Verbal: para comprender palabras, oraciones, textos y relaciones entre los mismos.
•Mecánica: para comprender la transmisión de movimientos y sus disfunciones.
•Artística-plástica: habilidad para desarrollar formas, aplicar colores y apreciar formas estéticas.
•Musical: capacidad para relacionar y memorizar notas musicales, generar arreglos y crear música.
•Social: para comprender e interactuar con el prójimo.
•Coordinación visomotriz: habilidad para movimientos finos y coordinación de ojo-mano.
•Ejecutiva: capacidad para planificar y dirigir grupos de trabajo.
•Organización: habilidad para clasificar, ordenar y sistematizar una fuente de información".
. Persuasiva: para argumentar, convencer, ordenar y sistematizar una fuente de información.
.
A continuación pongo un ejemplo claro y sencillo para poder comprender bien qué quiere decir todo esto. Cuando un joven o una jovencita llega al momento en que tiene que decidir cuál va a ser su futuro profesional, debe haber sabido desarrollar el máximo posible de aptitudes (adquiridas a través de los estudios por ejemplo) para saber cuáles son las más adecuadas para que él o ella puedan ejercer aquellos trabajos que mejor se adapten a sus aptitudes adquiridas. Por eso es lamentable ver cómo muchos jóvenes y jovencitas perdieron lastimosamente el tiempo en vagancias, dejadeces y vicios corruptos en vez de aprovechar las edades adecuadas para adquirir aptitudes. Dichos jóvenes y jovencitas descubren, cuando ya quizás sea demasiado tarde, que no tienen aptitudes adquiridas para lo que desean ser en el futuro y no les queda más remedio que "ser lo que no desearon ser".
Es por lo tanto muy importante y esencial entender que cuando estamos en etapas de formación es mucho mejor poder estudiar cuantas más materias diferentes mejor; porque así tenemos la oportunidad de tener muchas más posibilidades de adquirir las aptitudes que mejor van con nuestra personalidad humana y no andar dando tumbos de un lado para otro sin saber qué camino tomar. Es el famoso "conócete a ti mismo" que es imprescindible para saber, en verdad, los diversos trabajos que nos vienen perfectamente bien para "ser lo que queremos ser" porque se adaptan perfectamente a nuestras aptitudes adquiridas siempre que hayamos sido lo suficientemente inteligentes como para saber, incluso desde la infancia, cuáles son nuestras mejores aptitudes. Lamentablemente muchos jòvenes y jovencitas sólo piensan en "pasárselo bien" (cosa relativa por cierto porque en realidad no saben los que es "pasárselo bien") de fiesta en fiesta, de vicio en vicio y de vagancia en vagancia.
En mis años de profesor de colegios contemplé casos lamentables de cómo muchos jóvenes y jovecitas perdieron lastimosamente el tiempo cuando estaban en las edades apropiadas para saber, conocer y desarrollar la adquisición  de sus mejores aptitudes; las cuales, en algunos casos, jamás salieron a relucir porque jamás pensaron en ellas.
¿Les ha parecido interesante esta manera de explicar, profundamente, lo que son las aptitudes y la adquisición de aptitudes? A mí me parece un artículo muy completo y lleno de conocimiento (lo cual quiere decir que este artículo  mismo ha sido escrito gracias a las aptitudes adquiridas por quien lo ha escrito).
Muchos jovencitos y jovencitas perdieron lamentablemente el tiempo creyendo que eso les haría felices (cuando está demostrado que no lo son por muchas razones que ahora no es hora de explicarlas pero que todos conocemos lo que es "mentirse a sí mismos o a sí mismas" haciendo creer lo que ni ellos ni ellas se creen cuando se encuentran a solas consigo mismos y consigo mismas) y, a la hora de la verdad, resultan que no tienen suficientes aptitudes adquiridas para ser lo que desean porque no supieron que les iba a llegar, algún día, la hora de la verdad. Por eso es recomendable que en las épocas adecuadas para los estudios se estudien muchas materias variadas para, una vez adquiridas las aptitudes que más se ajustan a su personalidad humana, poder ejercitar algo que les realice como personas y entonces especializarse en lo que más felices les va a hacer de verdad. A mayor número de aptitudes adquiridas mayor número de probabilidades de trabajar en algo que te haga feliz. En mis años de profesor de colegios he visto como, lamentablemente, muchos jóvenes y jovencitas (no todos ni todas por supuesto) no hicieron más que perder el tiempo cuando tenían la oprotunidad de saber estudiar para adquirir las aptitudes necesarias y ahora "no pueden ser lo que deseaban ser". El aforismo griego "Conócete a ti mismo" (que en griego clásico es γνῶθι σεαυτόν, transliterado como gnóthi seautón) fue inscripto en el pronaos del templo de Apolo en Delfos, según el periegético Pausanias. Conócete a ti mismo (que es lo primero que debe aprender un ser humano desde sus primeros años de vida) sirve para saber adquirir aptitudes que te sirvan, después, para ser lo que deseas ser y no ir dando bandazos de un trabajo a otro, de un lugar a otro, de una actividad a otra, sin llegar nunca a ser lo que siempre han deseado ser por culpa de carencia suficiente de aptitudes adquiridas que les sirvan para alcanzar las metas soñadas. Y este conocerse a si mismo o a si misma debe iniciarse incluso desde la primera infancia, desde que empezamos a tener uso de razón suficiente para saber adquirir aptitudes que nos agradan y no perder el tiempo en pendejadas fiesteras (con muchos vicios por cierto de por medio) que luego te conducen a "callejones sin salida". Lo lamentable es que en bastantes casos ya no hay solución posible ni posibilidad de echar marcha atrás. Es por eso por lo que yo digo que siempre tengo 18 años de edad que, además de ser verdad tanto en lo físico y lo mental (y no me preocupa en absoluto la gente que no se lo crea porque yo soy yo y no los demás) me sirve para seguir siempre adquiriendo diversas aptitudes (muy variadas por cierto) para poder aplicarlas a mi profesión que es, además, la que me gusta desde mi más tierna infancia (ser escritor y periodista al mismo tiempo). ¿Por qué trabajo de escritor y periodista y con ello soy feliz? Porque desde mi más tierna infancia (y eso no elimina que muchas veces me diviertiera y me divierto de manera sana) siempre estuve adquiriendo aptitudes para ejercitar esas profesiones. Y es por eso, más la compañía de las tres personas cristianas: Dios Padre, Mi Señor Jesucristo y el Espíritu Santo, por lo que no me cuesta ningún trabajo poder escribir de la manera que a mí me gusta escribir. Termino este interesante asunto con algo muy interesante que encuentro en mis investigaciones y que está publicado en mi-carrera.com:
"No sé bien cuáles son mis capacidades...".
La aptitud tiene que ver con la facilidad, ocurrencia, autonomía, intuición, confianza, imaginación... para un determinado tipo de tareas o actividades. La aptitud innata asoma en cualquier etapa de la niñez-adolescencia. Al ser estimulada, a nuestros ojos, podría ser reconocida antes, pero ésta se desarrollará donde ya existe y asomará cuando sea el momento (funcionando igual que la estimulación del aparato motriz ), y donde no existe, en el mejor de los casos se desarrollará una capacidad (habilidad desarrollada), pero no una aptitud.
Por ejemplo, yo no tengo aptitudes para la música, si estimulan en mí esta característica, yo por mi esfuerzo y quizás hasta por gusto, puedo llegar a aprender la teoría o tocar un instrumento bastante bien, logro esa capacidad o habilidad, puedo aprender todo lo que me enseñen, pero distinto es que yo además de lo anterior, sea ocurrente en esto, tenga intuición, me tenga confianza en esto, que sea capaz de seguir avanzando sola, e imprimirle un sello personal a esto. En la persona que sí tiene esta aptitud (aptitud innata), asomarán inmediatamente esta actitudes, la aptitud estaba allí, aún sin estimulación , pronta a desarrollarse ante cualquier estímulo.
Las aptitudes innatas son las importantes de reconocer en uno mismo.
Cabe destacar que las aptitudes de una persona son como una cajita de herramientas a las cuales la persona siempre recurre para solucionar lo que le toque enfrentar y son útiles para una variedad de tareas o actividades, por esto es que a veces llega a confundirse con los intereses por el agrado que le produce a la persona obtener buenos resultados en esas actividades creyendo tener interés por ellas.
Además no se trata que una persona tenga o no tenga una determinada aptitud, todos la tenemos pero en diferentes grados, lo importante es que la persona sienta que no tiene techo en dicha aptitud. Es decir que se sienta suficientemente fructífera para no sospechar un tope en ella.
Por ejemplo, a mi se me ocurre como hacer buena combinación de colores, sé reconocer cuando algo está en armonía o no, pero de ahí a lograr un diseño propio que me satisfaga, no, no creo poder llegar a tanto, aquí tengo un "techo". En cambio puedo a ser gran generadora de imágenes, diseños, etc, tanto que mi imaginación vaya mucho más rápido que lo que yo pueda ir realizando, de manera que no vea o no vislumbre un tope o "techo" en esto.
¿Cómo reconocer tus Aptitudes ? En qué tipo de actividades puedes decir:
•Me siento ocurrente, en esto.
•Aquí me siento capaz, me tengo confianza en este tipo de cosas.
•No necesito mayor ayuda, siento que de alguna manera yo lo resuelvo.
•Puedo avanzar sólo, yo puedo seguir adquiriendo por mí mismo este tipo de conocimiento o habilidad, no necesito que siempre alguien me esté enseñando.
•Para estas cosas tengo intuición.
•Intervengo y opino con seguridad.
•Imagino con facilidad la situación, en estas cosas.
•Me resulta natural hacerlas, fluyen en mí con mayor facilidad que el resto de las cosas.
•Siento una certeza de poder con ellas, aunque aún no sepa cómo.
•Yo "tomo las riendas" del asunto.
•Los desafíos de este tipo los enfrento con esperanza.
Me gustaría hacer esto.
21.4.- Desarrollo de las aptitudes.
Entremos a enfocar directamente el asunto del desarrollo de las aptitudes. Debemos saber cómo desarrollar las aptitudes que hemos adquirido; especificando que dicho desarrollo dura toda la vida en los casos en que, realmente, se tengan dichas aptitudes adquiridas.
He aquí el trozo introductorio del texto "Desarrollo de aptitudes sociales" escrito por Richard Lavoie: "El educador efectivo siempre deberá considerar el simple hecho de que los niños van a la escuela  para ganarse la vida. La escuela es su trabajo, su forma de vida, su identidad. consiguientemente, el papel crítico que la escuela juega en el desarrollo social y el concepto del ser del niño debe ser reconocido. Aún si un  niño disfruta de éxito académico en el salón de clases, su actitud hacia la escuela estará determinada por el grado de éxito social que obtenga. El jugar con los amigos es un ritual diario para la mayoría de los niños. Sin embargo, los niños con discapacidades de aprendizaje muchas veces son aislados y rechazados. Sus problemas para hacer y matener amistades se agudizan por sus escasas aptitudes sociales. Hay mucho que el maestro puede hacer para impulsar y promover el desarrollo social del estudiante. Los niños tienden a caer en cuator categorías sociales básicas en el entorno escolar:
Rechazados.- Estudiantes que constantemente están sujetos a la burla, acoso y hostigamiento por parte de sus compañeros de clases.
Aislados.- Estudiantes que, si bien no son abiertamente rechazados, son ignorados por sus compañeros de clases y no están involucrados en los aspectos sociales de la escuela.
Controversiales.- Estudiantes que han establecido un círculo de amistades basado en intereses comunes y de proximidad pero pero que raramente se mueven más allá de ese círculo.
Populares.- Estudiantes que exitosamente han establecido relaciones sociales con una variedad de grupos.
Muchos estudiantes con  discapacidades de aprendizaje se encuentran en los subgrupos de los rechazados o ignorados. Sus calificaciones como individuos de "estatus bajo" los persigue a lo largo de sus carreras escolares. Es importante que los maestros apoyen a los compañeros de clases de estos estudiantes para cambiar su opinión de estos niños. El castigo es un método extremadamente inefectivo para modificar una conducta de hostigamiento o de rechazo. Si se castiga a Memo por rechazar a Pepe, entonces lo único que hará es incrementar el resentimiento de Memo hacia su compañero de clase. Sin embargo,`puede incrementar el nivel de aceptación de un niño de varias maneras:
Primero, el maestro debe convertirse en un "cazador de talentos"- Trate de determinar intereses específicos, pasatiempos o fortalezas del niño rechazado. Esto se puede lograr mediante discusiones, entrevistas o encuestas. Una vez que usted haya identificado las fortalezas del niño, celébrelas de manera muy pública. Por ejemplo, si el estudiante tiene un interés particular en radios de banda privada, busque un cuento de aventuras leído en voz alta, en el que un radio de banda corta juegue un papel importante en la trama. Estimule a que el niño lleve un radio CB a clase y efectúe una demostraciòn de su uso. Al jugar el papel de experto, un niño rechazado o aislado incrementará significativamente su estatus.
Asigne al niño aislado una posición de liderazgo en el salón de clases, en donde sus compañeros se hagan dependientes del niño. Lo anterior también puede servir par aincrementar su status y aceptación entre sus colegas. Tome en cuenta que éste puede ser un papel no familiar para el niño y de que puede requerir de guía de usted para asegurar el éxito.
Lo más importante es que el maestro debe claramente mostrar su aceptación y afecto por el niño rechazado o aislado. Esto transmite el mensaje constante de que el niño es merecedor d esu atención. El maestro deberá usar su estatus como líder para incrementar el estatus del niño.
El maestro puede ayudar al niño al hacerlo consciente de las características que le le harán ampliamente aceptado y admirado por los colegas,. En neste sentido se encuentran: sonrisas/risas, saludos a los demás, emisión de invitaciones, conversar, compartir, hacer cumplidos.
Es importante que el maestro reconozca el papel crucial que los padres y hermanos del niño `pueden jugar en el desarrollo de competencia social. Las metas sociales deberán ser listadas y priorizadas. Es importante enfocarse ennun pequeño grupo de aptitudes tales como de competir y tomar lugares, más que tratar de ocuparse simultáneamente de todo el inventario de aptitudes sociuales".
Otro documento de Internet analiza el asunto de la siguiente manera:
"Creo que es bueno que diferenciemos lo que son los talentos o aptitudes personales, de lo que son los dones espirituales y de los que son los frutos del Espíritu Santo.Todos los seres humanos tenemos aptitudes personales para desarrollarnos y que podemos poner al servicio del Señor. Son talentos innatos que pueden ir perfeccionandose si son bien encaminados. Cuando Jesús en San Mateo 24 habla de la parábola de los talentos se refiere a la actitud que podemos tener frente a esas aptitudes personales. Si decidimos usarlas o no. Por otro lado los frutos del Espíritu Santo son el resultado de la presencia transformadora del Espíritu Santo en la vida de un cristiano que sigue el camino del Señor. Son mencionados en Galatas 5:22-23. Amor, gozo,paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Estas prometidas cualidades son universales, para todos los cristianos. Son el testimonio de lo que Cristo a hecho por nosotros.
Por último los dones espirituales, mencionados en 1 Corintios 12, tienen el propósito de la edificación de la iglesia y no todos los cristianos tienen los mismos dones. Por ello la comparación con el cuerpo humano. Dios elige dar determinado don a determinada persona para que cumpla su proposito.
Los dones espirituales son: Sabiduria, palabra de conocimiento, fe, dones de sanidad, milagros, profecía, discernimiento de espiritus, generos de lenguas, interpretacion de lenguas.
Dice Pablo " Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para el bien de todos" 1 Corintios 12:7
En conclusión:
1) Los talentos personales deberiamos desarrollarlos pues Dios nos pedirá cuenta de ellos.
2) Los frutos son la demostración de la obra del Espíritu Santo en mi vida y todos los hijos de Dios debieran tenerlos.
3) Los dones espirituales son dados por Dios para el bien de todos. A cada persona Dios elige que don darle. No todos tienen el mismo don.
Esto lleva a la reflexión de que quien tiene determinado don no es más que otro que tenga un don diferente".
En definitiva, para dar por terminado este asunto del presente capítulo, lo importante no es la cantidad de aptitudes adquiridas que hemos logrado desarrollar o estamos siempre desarrollando en nuestras vidas sino que lo más importante es que, siendo cual sea la cantidad de dichas aptitudes desarrolladas los importantes es hacia qué lado de la vida las ofrecemos. En otras palabras, las usamos para el mundo del Mal o las usamos para el mundo del Bien. Yo he visto a muchas personas (hombres y mujeres) que tienen muchas aptitudes adquiridas y desarrolladas pero todo se les viene abajo y entran en desconcierto y, en definitiva, en fracaso total de sus vidas porque las pusieron al servicio del Mal (el mundo actual y el mundo de toda la historia  está lleno de esta clases de personas en todas las áreas de las actividades humanas) pero otros, con mayor cantidad de aptitudes adquiridas y desarrolladas, con igual cantidad de aptitudes adquiridas y desarrolladas o incluso con menos cantidad de aptitudes adquiridas y desarrolladas, llegan a tener éxito en sus vidas, son felices y están realizados como seres humanos (tanto hombres como mujeres) porque siempre han puesto y ponen sus aptitudes en favor del mundo del Bien.
21.5.- Búsquedas, hallazgos y realización social.
En nuestra continúa persecución de alcanzar el pleno desarrollo de nuestras personalidades humanas (lo que se dice realización personal dentro de una sociedad determinada o, para simplificarlo, relalización social) quienes usan la razón y el sentido común están continuamente haciendo búsquedas de tipo cultural y social. De esta manera (quienes se dedican a ello en vez de perder el tiempo en vicios y malas costumbres que les echan a perder como personas) continuamente están descubriendo hallazgos de su personalidad. Son éstos y éstas, gracias a su constancia, tenacidad y esfuerzo prolongado y continuo, quienes consiguen su realización social. Desmenucemos el asunto en sus tres partes esenciales. empiezo por Wikipedia.
"La personalidad es un constructo psicológico, con el que nos referimos a un conjunto dinámico de características de una persona. Pero nunca al conjunto de características físicas o genéticas que determinan a un individuo, es su organización interior la que nos hace actuar de manera diferente ante una o varias circunstancias.
La personalidad ha sido representada a veces con el símbolo de una máscara.
La personalidad es un conjunto de características que tiene una persona o alguna manera de comportarse de ese individuo.
Al tratarse de un concepto básico dentro de la psicología, a lo largo de la historia ha recibido numerosas definiciones, además de las conceptualizaciones más o menos intuitivas que ha recibido. Algunos autores han clasificado estas definiciones en grupos.
La personalidad puede sintetizarse como el conjunto de características o patrón de sentimientos,emociones y pensamientos ligados al comportamiento, es decir, los pensamientos, sentimientos, actitudes , hábitos y la conducta de cada individuo, que persiste a lo largo del tiempo frente a distintas situaciones distinguiendo a un individuo de cualquier otro haciéndolo diferente a los demás. La personalidad persiste en el comportamiento de las personas congruentes a través del tiempo, aun en distintas situaciones o momentos, otorgando algo único a cada individuo que lo caracteriza como independiente y diferente. Ambos aspectos de la personalidad, distinción y persistencia, tienen una fuerte vinculación con la construcción de la identidad, a la cual modela con características denominadas rasgos o conjuntos de rasgos que, junto con otros aspectos del comportamiento, se integran en una unidad coherente que finalmente describe a la persona. Ese comportamiento tiene una tendencia a repetirse a través del tiempo de una forma determinada, sin que quiera decir que esa persona se comporte de modo igual en todos los casos. Es decir, la personalidad es la forma en que pensamos, sentimos, nos comportamos e interpretamos la realidad, mostrando una tendencia de ese comportamiento a través del tiempo, que nos permite afrontar la vida y mostrarnos el modo en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Nos permite reaccionar ante ese mundo de acuerdo al modo de percepción, retro-alimentando con esa conducta en nuestra propia personalidad. Cada persona al nacer ya tiene su propia personalidad con ciertas características propias, que con el paso del tiempo más el factor ambiental y las circunstancias es como se definirá esa persona. La personalidad será fundamental para el desarrollo de las demás habilidades del individuo y para la integración con grupos sociales
Según Gordon Allport la personalidad es "la organización dinámica de los sistemas psicofísicos que determina una forma de pensar y de actuar, única en cada sujeto en su proceso de adaptación al medio".
Desmembrando esa afirmación encontramos que:
◦La organización representa el orden en que se halla estructurada las partes de la personalidad de cada sujeto.
◦Lo dinámico se refiere a que cada persona se encuentra en un constante intercambio con el medio que sólo se interrumpe con la muerte.
◦Los sistemas psicofísicos hacen referencia a las actividades que provienen del principio inmaterial(fenómeno psíquico) y el principio material(fenómeno físico).
◦La forma de pensar hace referencia a la vertiente interna de la personalidad.
◦La forma de actuar hace referencia a la vertiente externa de la personalidad que se manifiesta en la conducta de la persona.
◦Y es única en cada sujeto por la naturaleza caótica en el que el cerebro organiza las sinapsis.
Rasgos de personalidad según Gordon Allport:
◦Rasgo cardinal: una característica única que dirige buena parte de las actividades de una persona.
◦Rasgos centrales: Como la honestidad y la sociabilidad, por lo general van de cinco a 10 en cualquier persona.
◦Rasgos secundarios: Características que inciden en el comportamiento en muchas menos situaciones y ejercen menos influencia que los rasgos centrales o cardinales"
Ya tenemos una buena definición y explicación de lo que es la personalidad y cómo debemos siempre ir haciendo búsquedas que nos lleven a tener mejor personalidad con el paso del tiempo. Algunos lo logran muy rápidamente, otros tardan algo más, los hay que tardan demasiado o. incluso, también hay seres humanos que nunca consiguen desarrollar plenamente su personalidad. Veamos, en este caso, y sin tener por qué estar de acuerdo en muchas otras cosas que dijo Freud y que para mí estuvieron equivocadas, lo que dice Freud sobre el hallazgo de la personalidad.
Basándose en su práctica psicoanalítica cotidiana, Freud construye progresivamente una teoría de la personalidad. Hacia 1920, va tomando ya su forma definitiva y Freud le da el nombre de meta-psicología. Describe los conflictos psíquicos en términos de desarrollo. La larga experiencia analítica de Freud le llevó a pensar que la mayoría de las pulsiones que eran reprimidas por las normas sociales y culturales eran de origen sexual, y ello desde el nacimiento del hombre hasta su muerte. La afirmación de la existencia de una sexualidad infantil escandalizó a sus contemporáneos por dos razones. Una, porque en dicha época la sexualidad constituía un verdadero tabú cultural, y dos, por el desconocimiento del sentido que daba Freud al término «sexualidad». Debe distinguirse claramente, para comprenderlo, el campo de lo sexual del campo de lo genital. La sexualidad es una estructura afectiva global mientras que la genitalidad no es más que una de sus funciones. Lo genital se refiere exclusivamente a la fecundación y a la procreación, mientras que la esfera de lo sexual desborda ampliamente esta función: ella se relaciona con todo lo que sea satisfacción de una pulsión, es decir, con una experiencia de placer. La hipótesis de Freud es que el conjunto de estas pulsiones sexuales -que él llama libido- no están ligadas a la zona genital más que al final de un desarrollo que se realiza a lo largo de la infancia. Sólo en el adulto coincidirán sexualidad y genitalidad. El instinto sexual no es diferente de los demás instintos y, como ellos, existe desde el nacimiento. Si no, sería incomprensible la súbita aparición de la sexualidad en la pubertad. Freud ha descrito la génesis de las etapas por las que pasa normalmente todo individuo, aprovechándose de otro descubrimiento fundamental: la existencia de diversas zonas erógenas. Hay, además de la genital, muchas otras partes del cuerpo susceptibles de provocar un placer. Antes de centrarse en esa última, la sexualidad se satisface en otras zonas diferentes. El niño pasa en su desarrollo por diversas etapas, y cada una de ellas se organiza alrededor de un tipo específico de satisfacción sexual. Se distinguen un primer período de autoerotismo -que comprende las fases oral y anal-, de otro hétero-erótico -fases fálica y genital, en que el niño satisface su placer a través de otras personas.
Fase oral: Hasta los dos años, el centro dominante de placer es la boca, y la relación del niño con el mundo se realiza por medio de la incorporación (succión del seno materno o, por sustitución, de los dedos, o de objetos a su alcance, etc.). Más adelante salen los dientes y el niño comienza su actividad mordiendo. Es, al mismo tiempo, el momento de los primeros contactos con la realidad, y de las primeras frustraciones (caídas, quemaduras, gritos, etc.).
Fase anal: De los dos a los cuatro años la satisfacción se encuentra ligada a la evacuación intestinal. Satisfacción auto-erótica -llamada también narcística- a través de la retención. Aparece en esta etapa una nueva frustración: la prohibición de jugar y ensuciarse con los excrementos, el aprendizaje de la limpieza. Después de una fase pasiva -la oral-, comienza ahora una activa, ya que el niño se da cuenta de que la satisfacción de sus padres depende de que él se oponga o no a sus deseos. Puede contentarlos resistiendo a sus pulsiones auto-eróticas, pero busca una sustitución a esa represión y juega con barro, arena, rompe los juguetes, etc.
Fase fálica: de los cuatro a los seis años se despierta el interés por los propios órganos genitales y los de los demás, y comienzan las preguntas que tanto inquietan a los padres. Esta etapa se encuentra marcada por la aparición del llamado complejo de Edipo, a causa de la importancia que toman las relaciones afectivas con los padres. El niño, al mismo tiempo que intensifica el amor por su madre, desarrolla un sentimiento ambivalente respecto al padre, de hostilidad y celos, por una parte, y de admiración y afecto por otra. Su madre representa lo que quiere poseer y su padre lo que quisiera ser. Lo que ocurre es que su padre ocupa el lugar que él quisiera tener, y ello es la causa de que se establezca una rivalidad y hostilidad que pueden derivar hacia un sentimiento de culpabilidad en el niño. (La situación se plantea, como es natural, de una forma simétrica-mente opuesta en las niñas: amor por el padre, rivalidad con la madre.) Esa identificación con el padre del mismo sexo tiene una gran importancia, dado que a través de ella el niño va a interiorizar, por imitación, las prohibiciones y los modelos de conducta que constituirán su Superyó. El complejo de Edipo no tiene, sin embargo, nada de anormal. Es una etapa necesaria en el desarrollo de la personalidad y no es traumatizante si los padres no reprimen inútilmente al niño.
Período de latencia: de los seis años hasta la pubertad se observa una disminución de las pulsiones sexuales, que facilitará la superación del complejo de Edipo (si no es impedida por las relaciones de autoridad que a menudo instauran los pedagogos) y la primera etapa importante de socialización. El mundo infantil toma dimensiones extra-familiares y el niño distingue ya claramente el mundo subjetivo del objetivo, al mismo tiempo que, por un proceso de introyección (contraria a la proyección), interioriza todas las normas y prohibiciones sociales y morales.
Fase genital: se abre hacia los once-doce años la etapa en que la sexualidad se centrará en la genitalidad. El adolescente sufre profundos cambios fisiológicos y psicológicos y comienza el paso de lo imaginario a lo real, de la vida dominada por el principio de placer a la conducta dirigida por el principio de realidad. Periodo difícil, sobre todo por la contradicción en que el adolescente se encuentra -su madurez fisiológica no corresponde con el estatuto social que se le reserva-, situación que no le ayuda a encontrar un equilibrio afectivo, ya frágil de por si.
El punto de vista tópico concierne a la estructura del psiquismo humano. Freud sustituye en 1923 la antigua oposición consciente-inconsciente por la teoría de las tres instancias: el Ello, el Yo y el Superyó. El hombre no puede vivir en sociedad más que por un esfuerzo continuo de socialización. La educación es la renuncia a lo natural por lo cultural. El niño va interiorizando progresivamente las censuras sociales por un proceso de introyección, y el primitivo conflicto entre sus deseos y la realidad exterior se convierte en un conflicto interno. Freud distingue tres niveles de la personalidad:
El Ello, de donde emanan todas las pulsiones instintivas que serán reprimidas por la sociedad -o, más tarde, por las propias censuras- y que actúa teniendo en cuenta sólo el principio de placer.
El Yo armoniza las pulsiones del Ello con las obligaciones colectivas, según el principio de realidad, y es la fuente de las conductas verbales, socializadas y racionales. «El Yo actúa a modo de timón, sin el cual ningún fin puede ser alcanzado... Impone un yugo a los impulsos del Ello.» El Yo es el encargado de sublimar las energías instintivas o, si no lo consigue, de reprimirlas al Ello y mantenerlas en él por medio de los mecanismos de defensa. La actividad del Yo puede ser consciente (percepción, procesos intelectuales, etc.) o inconsciente (mecanismo de defensa).
El Superyó se forma por diferenciación a partir del Yo, según un proceso de introyección que interioriza las fuerzas represivas y las censuras sufridas en el curso de la educación, principalmente en el momento del conflicto edípico. El Superyó se encuentra en el origen de la culpabilidad que se desarrolla sobre un fondo de angustia. La violencia de la censura se denota por la angustia que resulta del conflicto entre el Yo y el Superyó, «heredero del complejo de Edipo». Es, pues, esta angustia -provocada por el contacto con. la realidad y las intervenciones educativas- la que origina el mecanismo represivo. El Superyó es tan inconsciente como el Ello, y los dinamismos funcionales entran en conflicto con las inhibiciones inconscientes, siempre a un nivel inconsciente.
Se denota, pues, claramente, que el Yo es el «árbitro» que dirige los conflictos entre el Ello y el Superyó, y que nuestra personalidad se ve conformada según la fuerza respectiva de las pulsiones y de las censuras, al mismo tiempo que por la capacidad de desviación, sublimación o represión que tenga el Yo"
Por supuesto que en muchas cosas no coincido con la manera de pensar de Freud pero en esto de la personalidad en casi todo estoy de acuerdo con él; aclarando que no en todo.
La tercera cuestión que pasamos a analizar es la realización personal (o social). ¿Qué es, en realidad, la realización personal de un  ser humano? Lo mejor que podemos hacer es enfocarlo desde el punto de vista de los cristianos. Esto encuentro en Internet:
"Llamamos aptitudes a las distintas capacidades que una determinada persona tiene para realizar algo adecuadamente. Las aptitudes se refieren tanto al ámbito psicológico como al físico o corporal. Se puede hablar de aptitudes innatas, es decir, que se poseen desde el mismo momento del nacimiento, que dependen de factores constitucionales.
Hay personas que nacen especialmente dotadas para ejercer una labor en determinados campos y, ya desde niños, vemos que tienen una constitución física ideal para algunos deportes, o habilidades manuales, artísticas, sociales, intelectuales, etc.; pero si estas aptitudes no se desarrollan lo suficiente, el resultado final puede ser que estas personas lleguen a cierta edad sin destacar en los ámbitos para los cuales habían nacido especialmente dotadas. Por tanto, hay que considerar también la importancia de los factores adquiridos.
Otras veces, las aptitudes iniciales no sólo no se ven progresivamente desarrolladas, sino que se pueden ver disminuidas por diversos factores a lo largo de la vida, como, por ejemplo, por traumatismos, deficiencias físicas o psíquicas o simplemente por la edad; es decir, las aptitudes pueden sufrir un deterioro.
En la práctica, el desarrollo de las diversas aptitudes individuales se ve influido por circunstancias que actúan dentro de tres líneas fundamentales: proporcionalidad con las tendencias, constancia y polarización.
Las aptitudes vienen a ser instrumentos de las tendencias, ya que, en definitiva, suponen la mayor o menor capacidad para lograr un objetivo concreto. Cuando el objetivo de las tendencias («lo que queremos conseguir») está en proporción con nuestras aptitudes («lo que podemos hacer para conseguirlo») es muy probable que lo logremos. En este caso actuamos con «realismo, trazándonos objetivos que podemos llegar a superar; durante el camino que necesitamos recorrer para alcanzar el éxito habremos desarrollado nuestras propias aptitudes, ganaremos seguridad en nosotros mismos y nos sentiremos gratificados.
Todo esto hace que nos dispongamos a intentar lograr objetivos progresivamente superiores, ya que, paulatinamente, podemos estar realmente capacitados para conseguirlos. De este modo, resulta importante fijarse objetivos concretos a corto plazo que estén en proporción con nuestras aptitudes, si queremos irlas desarrollando a la vez que logramos una serie de metas.
Por el contrario, si los objetivos son desmesurados en proporción a nuestras aptitudes, se produce inevitablemente el fracaso, con lo que nos sentimos frustrados y con deseos de abandonar ese campo de actuación.
Por último, hay que considerar la necesidad que se establece en un momento dado de polarizar nuestros esfuerzos en un sentido determinado. El conjunto de aptitudes deben estar lo más orientadas posible hacia objetivos que se sitúen dentro de campos concretos, que, generalmente, corresponden al ámbito profesional o laboral.
La dispersión de objetivos dificulta extraordinariamente la posibilidad de alcanzar un nivel de cierta altura en algunos de ellos, por lo que, cuando una persona tiene tendencias muy diferentes, debe renunciar a algunas de ellas en provecho de la que considere más importante, que debe coincidir con la tendencia para la que esté más dotado. Esto no significa una especialización exagerada, sin más, sino una polarización de esfuerzos hacia un determinado campo para profundizar en él, ya que profundizar en varios, en la actualidad, es casi imposible.
Esta actitud es perfectamente compatible con el desarrollo de aptitudes relacionadas con el objetivo principal, ya que tienen una labor complementaria fundamental, y, por supuesto, con un progresivo enriquecimiento cultural que sirve de soporte imprescindible, ya que favorece la maduración de la personalidad, ejerce un gran poder formativo y aporta una amplitud de miras necesaria para encauzar adecuadamente nuestras tendencias".
Aquí se me ocurre pensar en ese tema tan discutido de saber qué aptitudes debe poseer y desarrollar el verdadero líder (no el líder aparente sino el verdadero) de un equipo de personas. Pues una respuesta bien exacta se encuentra en el siguiente decálogo de Orlando Arrocha (imaginemos que se está refiriendo a un equipo de fútbol para hacerlo comprensible a todos los lectores y lectoras): 
Credibilidad.- Provocar credibilidad significa convencer a los demás de que su compañía es digna de confianza y muy profesional, de este concepto depende el éxito de un equipo, porque tiene una poderosa influencia sobre las decisiones.
Trabajo en equipo.- El trabajo en equipo logra más que individualmente y se puede conseguir si el líder tiene desarrolladas esas aptitudes. Para que esto ocurra y el equipo sea de alto rendimiento, quien lidera (y no siempre coincide con quien es el capitán pero que siempre es el que lidera mucho más allá si lleva o no lleva el brazalete del capitán) debe articular y simplificar lo complejo a fin de alcanzar victorias. Crear un ambiente de trabajo idóneo es imprescindible para lograr cuotas satisfactorias de rendimiento y prodcutividad, pero también para ser algo más felices. Hay una relación proporcional entre la productividad de un equipo y el confort que el líder logra para cada uno de los miembros que lo integran. El buen líder (y vuelvo a insistir que el líder va más allá de ser el capitán del equipo o no serlo) sabe cómo compensar a sus subordiados y sabe que para lograr sus objetivos y estrategias no basta con tenerse a sí mismo, necesita trabajar en equipo, necesita comprometer a su equipo a que juntos lograrán evolucionar y llevar a su equipo más allá de las perspectivas.
Motivación.- No se puede motivar sin estar motivado. El líder de equipo que toma en serio su labor se siente a menudo sin fuerzas, cansado y abatido, porque sus conducidos se alimentan de su voluntad; sin embargo, para ser líder es necesario ser un generador de energía, sobre todo cuando su propio jefe (en caso del equipo de fútbol el capitán de este cuando no coincide con el líder) no colabora en este sentido (ocurre también en muchos lugares de trabajo como yo comprobé en el Banco donde trabajé por muchos años).
Perseverancia.- Las perseverancia es hermana de la fortaleza. Con frecuencia en muchos aspectos de la vida, existe una verdadera lucha. La perseverancia es un esfuerzo continuado. Es un valor fundamental de la vida para obtener un resultado concreto. El verdadero líder comprende que la perseverancia requiere sentido común. A cambio de contar con el valor de la perseverancia obtendremos el gozo de luchar por lo que queremos (algo así como enamorar a la chica que más nos gusta).
Responsabilidad.- Ser líder es asumir la responsabilidad y plantearse estrategias que llevarán a desarrollar al equipo, logrando que éste pueda encaminarse a lograr los resultados planteados.
Empatía.- Es la habilidad que posee un individuo de inferir los pensamientos y sentimientos de otros, lo que genera sentimientos de simpatía, comprensión y ternura. Muchas disciplinas la han considerado un fenómeno muy importante y relevante; entre ellas la Psicología que le asigna un rol de mediasdor cultural y la erige como uno de los principales atributos de un buen líder.
Constancia.- Se entiende como la firmeza de ánimo y continuidad en las resoluciones, en los propósitos o en la realización de algo, es una aptitud primordial para el líder de un equipo, pues debe mantener el ritmo de trabajo y esfuerzo del equipo cuando éstos tienden a disminuir.
Visión.- Cuando los miembros de un equipo comparten un acuerdo explícito sobre los propósitos y la metas que podrían guiar su conducta, los equipos avanzan cuando el líder tiene una visión clara, comprendida ampliamente por los demás, y crea una ilación entre lo real y lo ideal, empujando a las personas a trabajar juntas para reducir la distancia entre ambos conceptos.
Decisión.- La fortaleza de un líder es directamente proporcional a su capacidad para tomar decisiones. El líder, por sobre todo debe asumir su propio reto: aquel de superar sus propios temores y limitaciones.
Energía.- La energía del líder es fundamental, ya que de ella surge el estímulo para el equipo y nutre a éste si las personas le siguen. Alimenta al equipo como un motor (en este sentido, como curiosa anécdota, es por lo que me dicen "Diesel") y recarga al equipo para mantener su rendimiento y su productividad en lo más alto posible".
Ahora yo me pregunto algo que creo de vital importancia. Ya hemos desarrollado bien nuestras aptitudes; pero... ¿las aplicamos para el bien o las aplicamos para el mal? En este sentido el Cristianismo tiene sus propias respuestas. Veamos lo que dice el usuario cristiano de Advenir.
"Si los objetivos son demasiado sencillos desarrollamos menos nuestras aptitudes y alcanzaremos un nivel inferior al que hipotéticamente nos correspondería. Es importante, entonces, conocer nuestras aptitudes y sacarles el máximo partido posible.
La constancia es también importante. A pesar de que los objetivos que nos hayamos trazado estén en consonancia con nuestras aptitudes, podemos tener fracasos de mayor o menor envergadura si abandonamos, quedándonos sin lograr unos objetivos que realmente estaban a nuestro alcance, y que hubiéramos conseguido de mantenernos perseverantes. Además, se puede producir un trauma psicológico que afectaría negativamente a nuestra vida psíquica o incluso un complejo"
Hablemos ahora de lo más importante del capítulo entero: la realización personal  para llegar a tener una realización social. Y me parece que la mejor manera de explicarlo es desde el punto de vista del Cristianismo; que es la verdadera y más enriquecedora forma de desarrollar nuestra personalidad tanto en lo individual como dentro de la sociedad en que vivimos. Para ello transcribo, textualmente (y quien no quiera leerlo que no lo lo lea pero no por eso voy a dejar de escribirlo porque soy Hijo de Dios, hermano de Jesucristo y poseedor de la Gracia del Espíritu Santo y que se aguanten quienes se sientan por ello mal o envidiosos porque ese no es mi problema sino el de ellos o ellas) el extenso y perfectamente desarrollado artículo de José Arregui titulado: "Jesús y su Evangelio: una propuesta de realización personal y social".
"Vivimos en una sociedad desorientada y amenazada. Una "sociedad de riesgo" de dimensión planetaria, en la que el miedo crece y la confianza declina. El saber aumenta, pero la perplejidad también. Las ciencias prosperan, pero las enfermedades también. Los jóvenes son los exponentes más claros de la complejidad, el riesgo, la desorientación y el miedo: su integración en la sociedad es más tardía y frágil de lo que nunca fue hasta hoy, debido en buena medida a la inseguridad y a la precariedad del trabajo; debido también a que se ven privados de unos marcos sólidos de sentido y de conducta, de unos horizontes más o menos seguros de ilusión y de futuro. El mundo está enfermo, y sus síntomas, además de las causas, están en nuestra sociedad opulenta.
Nos parecemos mucho a esos personajes, tan importantes y un tanto ridículos, que "El Principito" de Saint Exupéry va encontrando en el plaeta Tierra y que describe, más que nada, con ternura: somos como los reyes que necesitan mirar a todos los demás como súbditos; como el vanidoso que busca que todos sean sus admiradores; como el bebedor que bebe para olvidar su vergüenza; como el hombre de negocios que convierte la vida en absurda contabilidad; como el farolero que ve reducida su vida a un oficio que le absorbe y le aliena del todo; como el geógrafo que lo sabe todo pero no admira nada; como el guardagujas de trenes cargados de viajeros que no saben donde van y en realidad no van a ninguna parte; como los mercaderes de mil productos cada vez más sofisticados y perfectos que nos hacen creer que ya no tenemos sed y de este modo hacen olvidarnos del camino a la fuente, siendo así que "sólo la sed nos alumbra" (Luis Rosales).
¿No tenemos la sensación de hallarnos en una encrucijada cultural y planetaria? Una catástrofe se cierne sobre nosotros: los terceros y cuartos mundos serían sus primeras víctimas, pero acabaría inevitablemente arrastándonos a todos. Al mismo tiempo, sin embargo, una nueva oportunidad se abre ante nosotros, una oportunidad como la que nunca hasta hoy existió, la oportunidad de construír entre todos un planeta hermoso y justo para todos.
Los cristianos no podemos leer el Evangelio de Jesús y acoger su presencia pascual sino desde los miedos y las esperanzas comunes a los hombres y a las mujeres de hoy. Entonces, el Evangelio y la presencia de Jesús se nos convierten en "propuestas de realización personal y social", en aliento para transformar miedos en esperanzas. Sólo así podrá contribuir el cristianismo como debiera contribuir toda religión, en hacernos más humanos: más buenos y felices, más libres y solidarios, más fraternos y filiales. El Evangelio es nuestra gracia y nuestra tarea. Y lo sería de manera tanto más verdadera cuanto más capaces seamos de poner nombres muy concretos a la gracia y a la tarea.
"La religión cobija lo mejor del ser humano. De su inspiración han surgido los mayores genios, las culturas más refinadas las catedrales, los templos más sublimes, en su nombre se han llevado a cabo los actos más heroicos. Pero también ha sido lo peor, lo más inicuo. La religión no sólo ha sido opio, sino también veneno, y ha sido la excusa para cometer, en todos los órdenes, los mayores crímenes y las peores aberraciones. El mal es parte integrante (no necesariamente constitutiva) de la realidad, y la religión, precisamente porque es real, participa de esta ambivalencia del bien y del mal" (Pannikar). Para humanizar la sociedad, quizás es preciso empezar por humanizar la misma religión. Es imprescindible liberar la religión, para que la religión libere.
Jesús encarna una religión eminentemente humana, humanizadora. Ciertamente, no rompió con el judaísmo, en contra de un tópico cristiano extendido y peligroso. Pero se pronunció y se comportó en contra de las deformaciones del judaísmo, sobre todo en contra de un legalismo estrechante. Y lo hizo precisamente en nombre de la religión judía, la religión de los patriarcas, de los peregrinos del desierto, de los profetas.
Fijémonos en su actitud frente a la ley del descanso sabático, lo más importante de las leyes culturales judías. Dicha ley simboliza muy bien la ambigüedad constitutiva de toda religión y puede ser también la expresión de la perversión más inhumana (la sacralización legitimadora de las leyes y los intereses opresores). La ley del sábado puede fomentar el descanso y el respiro, pero puede fomentar también el agobio y la asfixia. ¿Cuál es la postura de Jesús? Jesús rompe reiterada y deliberadamente la ley del descanso sabático tal como era entendida por el estamento judío dominante.
Las curaciones de Jesús en sábado -cuya historicidad está fuera de toda duda- constituyen una de las manifestaciones más luminosas de su postura crítica frente a la interpretación rigurosa del descanso sabático y, por consiguiente, frente a la versión  legalista y opresora del judaísmo. Tomemos la escena del hombre de la mano atrofiada: "Lo estaban espiando para ver si le curaba en sábado y tener así de qué acusarlo". Jesús dijo entonces al hombre de la mano atrofiada: "Levántate y ponte ahí en medio". Y a ellos les preguntó: "¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o hacer el mal, salvar una vida o destruírla" (Marcos 3,4). La interpretación judía oficial sólo permitía intervenir en sábado en caso de que la vida propia o ajena corriese peligro. Jesús amplía radicalmente dicha interpretación; en efecto, ninguno de los enfermos que cura en sábado presenta un riesgo inminente de su vida; "todos podían haber sido curados al día siguiente" (Theisse y Merz).
Jesús dice: lo que importa no es la literalidad de la Torá, sino el bien de la persona necesitada. El criterio a seguir ante una norma religiosa, ante la ley más sagrada, no es lo que dice y lo que ordena dicha ley, sino qué es lo que exige el bienestar, la salud, la liberación de la persona o del grupo en necesidad. Una religión que ata y somete, una religión que enferma, no es una religión verdadera. La auténtica santificaciòn de las normas religiosas, la auténtica vivencia de la religión, consiste en que la vida se despliegue libre, justa y feliz, en que haya respiro y comunión. Pues "el sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado" (Marcos 2,27).
¿Qué fe transmitimos? ¿Para qué fe educamos? El catequista o el educador de la fe "educa personas para mañana; crea o cierra ámbitos de libertad para la fe, ayuda a que las "zonas verdes" humanizadoras crezcan en nuestro mundo; potencia a personas que harán posibles zonas más amplias de una religión de la libertad" (Mardones).
Una de las frases de Jesús más repetidas en los Evangelios es: "¡No temáis!". Cuando la tempestad en el mar (Marcos 6,50), cuando la Transfiguración (Mateo 17,7), cuando la llamada a confiar en la Providencia de Dios (Mateo 6,25 y Lucas 12, 22), cuando el encuentro pascual (Marcos 6,16 y Lucas 24,38)... siempre la llamada a la confianza: "¡No temáis, no os proecupéis, no os angustiéis!". Y la razón suprema para vencer el miedo y abrirse de par en par a la confianza; la ternura de Dios que nos envuelve y su rotunda decisión de regalarnos la plenitud de la vida y de la dicha: "No temáis, pequeño rebaño, porque nuestro Padre ha querido darnos el reino" (Lucas 12,32).
Vivimos en una época dominada por el miedo. Están, por un lado, esos miedos humanos de siempre, miedos que en los hombres y mujeres de hoy son tal vez más ostensibles que nunca: los miedos irracionales, la locura, la enfermedad, el sufrimiento, la vejez, la muerte, el fracaso, el desamor, la soledad, el silencio... (Madoz). Pero están también esos miedos planetarios característicos de hoy: la crisis económica, el desastre nuclear, la destrucción de la naturaleza, la explosión demográfica, el terrorismo incontrolable, el antiterrorismo incontrolado... La obsesión de la seguridad es correlativa al miedo obsesivo. Vivimos una auténtica patología del miedo y de la desconfianza, que está en el origen, por ejemplo, del "miedo al inmigrante". Casi todos los males que origina el ser humano contra sí mismo y contra los demás sos productos del miedo y de la angustia. El miedo está llevando a los Estados más poderosos a adoptar medidas que, a menudo en nombre de la lucha contra el mal, pueden acarrear males planetarios nunca sospechados hasta el presente.
Las personas y las sociedades necesitan hoy una auténtica terapia de confianza. Y el Evangelio de Jesús puede ofrecernos reservas inagotables de confianza liberadora del miedo. En la escucha personal y comunitaria del Evangelio podemos aprender a curar nuestros miedos ocultos, a no temer al futuro, a no obsesionarnos con los bienes materiales, a no recelar del otro, a confiar en la humanidad a pesar de todo, a ensanchar los márgenes de confianza mutua.
¿Dónde fundar la confianza? Para Jesús, Dios es la fuente y la roca de una confianza sin falla. En los mejores momentos de gozo da gracias al Padre (Lucas 10.21) y en los peores momentos de angustia descansa en el Padre y en la fuerza salvadora de su voluntad (Mateo 14,36). Creer en Dios es poder confiar siempre, no porque Dios sea un recurso mágico infalible, sino porque Dios está siempre con nosotros, a nuestro lado, a nuestro favor, como presencia que puede llenar todas las ausencias, como compañía que puede ayudarnos para soportar con fortaleza muchos males inevitables, como amor poderoso que podrá por fin transformar todos los males.
Pero creer en Dios requiere en primer lugar curar nuestros miedos de Dios, no por ocultos menos reales. En efecto, es verdad que "la palabra de Dios es la más vilipendiada por las pendencias humanas, que Dios tiene una historia emborronada por las pendencias humanas" (Marina y Buber), que Dios se convierte fácilmente en "factor Dios" (José Saramago) que justifica todos los horrores, y que "mientras no cambien los dioses, nada ha cambiado" (Rafael Sánchez Ferlosio). Es preciso, pues, liberar a Dios de nuestras imágenes deformes y patógenas (un Dios patriarcal, soberano separado del mundo arbitrario y castigador); es preciso "reinventar a Dios" (Torres Queiruga) como fuente y garantía de toda belleza, justicia y paz; es preciso volver a encontrarnos con el Dios en quien Jesús tuvo puesta su honda confianza vital: el Dios que es la bienaventuranza de los pequeños, que promete el reino a los pobres y transforma a los ricos en solidarios, que hace llover sobre justos e injustos para hacer justos a los injustos y felices a los justos. Es preciso convertirnos a la divinidad humana y humanizante del Dios del Evangelio, a la plena y pura bondad capaz de suscitar y desplegar lo mejor en el ser humano, capaz de hacerle bueno desde el gozo de ser, capaz de hacerle respirar en medio del huracán. En efecto, "la alegría de existir nace en la experiencia de ser amados" (Moltmann).
Uno de los aspectos más reveladores y consoladores de Jesús es su actitud para con quienes eran mirados y marginados como "pecadores", bien en razón de su profesión considerada "impura" (pastores, carniceros...), bien en razón de su conducta considerada inmoral (prostitutas, recaudadores de impuestos...). Jesús los acoge, se deja acoger por ellos, comparte con ellos la mesa, encarna para ellos la compañía bienhechora y siempre amiga de Dios. Y así deposita en el fondo de su ser un sentimiento de bienestar y el más poderoso germen de transformación: el hijo pródigo se siente recibido y querido sin ningún reproche, sin ninguna confesión, y de esa manera por pirmera vez el hijo a prende a ser hijo y a ser hermano (Lucas 15, 11-32); la pecadora pública percibe en su delicadeza y el respeto con que Jesús la trata el inmenso amor de Dios que le envuelve, y así empieza a quererse profundamente y a ser capaz de sentir un "gran amor" (Lucas 7, 36-49); Zaqueo, el jefe de recaudadores, se siente inmensamente agradecido al ser de tal manera acogido por Jesús que puede incluso acogerlo en su casa, y así brota en él una generosa justicia y solidaridad (Lucas 19, 1-11); la mujer sorprendida en adulterio se siente infinitamente aliviada por la mirada y la palabra de Jesús, que le protege de los representantes de la moral que le condenan y de su propia conciencia que la acusa, y así puede irse en paz y rehacer su vida (Juan 8, 1-11). Son escenas profundamente humanas y humanizadoras.
Todos nos debatimos. también hoy, entre la angustia de la culpabilidad y la ilusíón de la inocencia. Los más mayores han padecido más de lo primero; los más jóvenes padecen más de lo segundo. Pero tanto la ilusíón de la inocencia como la angustia de la culpabilidad son expresiones contrarias de una misma lógica, y ambas son deshumanizadoras, pues nos dejan donde estamos: en medio de innumerables daños que padecemos e infligimos. Una vida humana y humanizante requiere liberarse de la angustia o de la culpa para despertar a la responsabilidad (Zabalegui) y posibilitar así una transformación efectiva.
Ésa es justamente la propuesta de Jesús. ¡Cuánto habremos de corregir nuestra "teología del pecado" y nuestro sacramento de la penitencia para amoldarnos mínimamente a esa propuesta, la propuesta del Evangelio!. El Evangelio significa el mínimo de la culpabilidad y el máximo de la responsabilidad! En el Evangelio de Jesús, Dios nos dice siempre, absolutamente siempre: "tú no eres culpable", y así nos capacita para ser responsables. Por supuesto, Dios nos perdona siempre sin reproches penitenciales previos, pero el perdón de Dios no es una "declaración de inocencia" o una "sentencia absolutoria". El perdón de Dios no es una mera "disculpa", sino una desculpabilización radical para una responsabilización radical. el perdón de Dios es su compañía que nos acoge en cada situación tal como somos, sin exigencia ni condición, y así transforma en nosotros el oscuro fondo que nos impide ser libres, que nos lleva a hacer lo que realmente no queremos y a no hacer lo que realmente quisiéramos (Romanos 7, 14-25). el "perdón" consiste en que Dios pronuncia sobre nosotros en cada  momento las mismas palabras que pronuncia sobre Jesús en la escena del bautismo: "tú eres mi hijo/a amado/a, en ti me complazco" (Marcos 1,11). Dios nos dirige las mismas palabras, consoladoras y renovadoras palabras, que Jesús dirige a la adúltera: "Yo  no te condeno. Puedes irte y no vuelvas a pecar" (Juan 8,11). "No te condenaré jamás, por más veces y profundo que caigas, y así podrás vivir sin hacerte daño y sin hacer daño, sino haciendo el bien, siendo un bienhechor para ti y para otros". El saberse "perdonado" en ese sentido es una de las vivencias más sanadoras y tranformadoras para la persona humana.
El perdón en cuanto acogida incondicional y recreadora por parte de Dios es la raíz y fuente de todo perdón entre los seres humanos. No hay realización personal y social sin esta experiencia de perdón, de pedir perdón, de dejarse perdonar, de otorgar el perdón de todo corazón. Cuando hacemos daño a alguien o alguien nos hace daño, tendemos a medir el grado de culpabilidad e imponer o sufrir la pena correspondiente. Nos movemos instintivamente en la lógica del castigo, a la que subyace a menudo una "teología del castigo" (Ricoeur): la creencia en que el daño impuesto y sufrido sirve para reparar el daño cometido, y la creencia en que Dios es el gran fundamento y garante de un orden penalista universal, en el que cada mal es compensado por otro mal correspondiente. "El que la hace la paga". Llevamos profundamente arraigada esta lógica del castigo en nuestra religión, nuestras relaciones, nuestras instituciones sociales. Tendemos a querer vencer el mal con el mal, pero así incurrimos, tanto a nivel personal como a nivel social e internacional, en círculos infernales de violencia y contraviolencia, círculos de los que resulta imposible determinar el principio y pronosticar el fin. Lo más posible es que, según  se ha observado, el "ojo por ojo" acaba en un mundo de ciegos (¿no lo estamos ya?).
La propuesta de Jesús es radicalmente distinta: "Habéis oído que se dijo: ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo que no hagáis frente al que os hace mal; al contrario, al que te abofetea en la mejilla derecha, preséntale también la otra... Habéis oído que se dijo: ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os odian" (Mateo 5,38-39 y 43-44).
Jesús propone superar "no sólo el mal, sino también la ley que castiga el mal con el mal; no sólo la violencia, sino también su represión mediante la resistencia violenta" (Moltmann). Jesús propone el amor a los enemigos, que puede traducirse como "responsabilidad para con los enemigos" (Moltmann): un amor que es "más grande que la simpatía" (Luther King); un amor que se pregunta sobre los motivos del otro y trata de comprenderle desde dentro; un amor que no trata al otro como enemigo y culpable, sino como prójimo y necesitado; un amor responsable interesado en despertar la responsabilidad en él y en liberarle de un mal del que, a su vez, es víctima y sujeto; un amor que no busca la victoria sobre el otro, sino su conversión y la propia conversión. En resumen, un amor no vengativo, sino creador y recreador, como el de Dios es.
Tal amor es más eficaz que la venganza o la penalización, es lo único eficaz, lo único que puede asegurar en nuestro mundo convulso una paz duradera. "En esta época en que la humanidad no puede soportar una gran guerra atómica, tanto el servicio no violento en favor de la paz como el amor a los enemigos son lo único razonable" (Moltmann).
Todos buscamos ser felices. Todos los seres buscan aquel estado que les procure la máxima armonía: la piedra quiere ser bella, el agua y el aire quieren correr limpios, las plantas quieren crecer y dar fruto aún muriendo, el animal quiere bienestar... todos los seres humanos sin  excepción buscamos por igual eso que llamamos felicidad y puede llamarse igualmente "realización": esa sensación dichosa de plenitud; de armonía consigo y con el entorno, de gozosa amistad universal. Ser felices es la primera aspiración y el primer deber de la vida. Es también  la primera promesa y el primer mandamiento de Dios.
Pero la búsqueda de la felicidad y de la realización es ambigua. Hay muchos caminos espinosos y muchas formas ficticias de felicidad y la propia realización sólo para sí, desentendiéndose del otro: cada uno para sí, cada partido para sí, cada empresa para sí, cada Estado para sí. Pero un bienestar sin el otro, un bienestar solitario y narcisista, es una "apariencia de bienestar propio y un obstáculo para el bienestar ajeno". Nietzsche escribió una vez: "Tanto en las pequeñas dichas como en las grandes, hay siempre una cosa por la que la felicidad se hace felicidad: la posibilidad de olvidar". ¿Será verdad? ¿Será posible una auténtica felicidad y realización propia sin el otro, sin compasión de los sufrientes, sin memoria de las víctimas, sin solidaridad con los últimos?
En la "cultura de la amnesia" (Metz) en la que vivimos, el Evangelio de Jesús es taxativo; no es justa, y ni siquiera es posible, una realización personal que se desentienda de los otros, un bienestar de ricos que olvide a los pobres, un futuro para el Norte que excluya al Sur. El rico Epulón no deberá ni de hecho podrá ser feliz mientras yazca Lázaro a su puerta o naufraguen las pateras o se les exijan papeles. Jesús no quiso ser feliz sino desde la memoria y la comprensión; no quiso ser feliz sino "con los otros" olvidados y excluídos: "Venid a mí todos los que estéis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré" (Mateo 11, 28).
"Hay lágrimas que el funcionario no ve" (Levinas). No seamos funcionarios, sino militantes, profetas, vigías que velan por la vida, la defienden y la cuidan, que sostienen la esperanza, que despiertan conciencias. "La compasión es el programa mundial del cristianismo" (Metz).
La FAO en Roma hace poco nos ponía ante los ojos la realidad más terrible de nuestro mundo: una persona muere de hambre cada tres segundos y medio. Que traducido significa 17 por minuto, 1.020 por hora, 24.000 por día, 8.760.000 al año (otros organismos han publicado cifras mucho más altas, hasta 36 millones al año). El derribo de la Torres Gemelas con sus cerca de 3.000 muertos fue pavoroso, y absolutamente condenable. Pero los que mueren de hambre cada día son  siete veces más numerosos que las víctimas de las Torres Gemelas y del Pentágono. Y eso cada día y no solamente en un excepcional y terrible 11-S, que sin embargo quedó marcado en los calendarios y sigue marcando las agendas de los países poderosos. No es justo hablar del simple "mortandad" en el caso del hambre y de intolerable "matanza" en el caso del terrorismo, pues  a los que mueren de hambre en realidad se les mata, por muy difícil que sea especificar quién es el asesino. Nadie muere de hambre por mero accidente o por destino fatal o por necesidad inevitable. Nadie moriría de hambre si hubiera una justa distribución de bienes.El hambre es el más mortífero de los terrorismos, por muchas vueltas que le demos.
Hay que criticar, sí, la simplificación, la demagogia, el masoquismo. Son muchos y complejos los factores del hambre y de la pobreza. Pero hay que criticar también, y más todavía, la indiferencia, la inconsciencia, el cinismo. La causa principal del hambre es la pobreza y la causa principal de la pobreza de un tercio de la humanidad es la injusta distribución de la riqueza, cuyo primer responsable es la política económica de los países más ricos y de sus empresas transnacionales. La fortuna de los tres individuos más ricos de la tierra es superior al Producto Interior Bruto de todos los países subdesarrollados juntos que suman 600 millones de habitantes. La diferencia más grande entre la "mortalidad" provocada por el hambre y la "matanza" producida por el terror, ¿no consistirá tal vez en que la primera no nos afecta (aparentemente) y la segunda sí?
Nos hallamos ante la mayor cuestión ética, política y religiosa de hoy. Pero tampoco aquí es lo decisivo la delimitación y la explicación  de las culpas, sino la toma de responsabilización. Si tenemos sentido ético o simplemente entrañas, no podemos desentendernos de la desgracia y de la muerte segura por hambre de tantos millones de seres humanos. No podemos desentendernos de ellos en particular si leemo el Evangelio y miramos a Jesús: "Vio un gran gentío y sintió compasión de ellos,. pues eran como ovejas sin pastor". Sus discípulos se inhiben: "El lugar está despoblado y ya es muy tarde. Despídeles para que vayan a los caseríos y aldeas del contorno y se compren algo de comer". Pero Jesús les replica: "Dadle vosotros de comer" (Marcos 6, 34-37). la historia se repite hoy. Ahí se juega nuestro seguimiento de Jesús, la presencia misma de Dios. "En un mundo globalizado, donde casi cada año tenemos alguna expereincia
"antisinaítica" (Ricoeur) de inhumanidad, inevitablemente estamos llamados a reconocer ahí la presencia demandante de Dios hacia nuestra responsabilidad"
El actual modelo de crecimiento no solamente produce graves fracturas sociales, sino también una gravísima fractura entre la especie humana y el resto de la creación. El ser humano tiene demasiado poder o, mejor, lo utiliza demasiado irresponsable y egoísticamente. La especie humana está ejerciendo una violencia atroz contra el misterio de la vida en la naturaleza. El desierto de África ha avanzado 200 kilómetros en los últimos 1.000 años. Cada minuto desaparecen 34 hectáreas de selva tropical. Los humanos nos comportamos comos "dueños y señores", y como depredadores insaciables. Y la raíz última es la codicia. El equilibrio frágil y maravilloso en que se sostiene la naturaleza amenaza quebrarse, y eso tendrá consecuencias fatídicas también para el ser humano. La fractura en la Tierra amenaza a la humanidad en su raíz. Se impone un cambio de actitud radical y efectivo en relación con la naturaleza. Se impone la superación radical del antropocentrismo en nuestra cosmovisión, nuestra ética, nuestra política. Y quizá en primer lugar en nuestra tecnología. ¿Qué nos puede aportar aquí el Evangelio?
Lo primero, es evitar más expectativas anacrónicas. No podemos esperar del Evangelio unas directrices ecológicas concretas. La perspectiva de Jesús era, naturalmente, antropológica, no ecológica. Sin embargo, la actitud humana y creyente de Jesús puede, también hoy, inspirarnos en nuestra búsqueda de criterios para una ética ecológica: a Jesús le percibimos hondamente integrado en el seno de la naturaleza, admira la creación ("fijaos en las aves del cielo", "fijáos cómo crecen los lirios del campo". Mateo 6, 26.28), reconoce la naturaleza como objeto del cuidado solícito de Dios, la mira como sacramento de Dios y de su reinado (el sol, la lluvia, la semilla, la levadura...), nos invita a ser felices en una naturalidad sencilla (como los pájaros y los lirios), y nos pone en guardia contra la ansiedad que se traduce en codicia y en lucha de todos contra todos y contra todo.
Ahí tenemos las líneas fundamentales de una teología y de una ética ecológica. Dios se ha derramado en el corazón de tal realidad. Cuida paternal y fraternalmente de toda criatura. El amor derramado de Dios es la verdad de todo cuanto es. Nadie tiene, pues, ninguna razón para erigirse en centro y cima, en dueño y señor de la realidad. "El ser humano no es la corona de la creación, ni tampoco ha sido creado todo por su causa. Los seres humanos son criaturas en la gran comunidad de la creación, creado para alabar a Dios como también fueron los cielos que cantan la gloria de Dios" (Moltmann). En consecuencia, se nos pide a los seres humanos una actitud de veneración y de respeto, de exquisita cortesía para con la naturaleza en su conjunto, para con cada ser en particular. Es preciso "que la naturaleza deje de ser objeto para el ser humano y se convierta en sujeto, llegando a establecerse entre humanidad y naturaleza unas relaciones de sujeto a sujeto, y no de sujeto a objeto" (Tamayo y Floristán). La naturaleza tiene también sus derechos, y la paz con la naturaleza constituye una forma esencial de la paz universal, y una condición de la paz de la humanidad. ¿Es éticamente justo, por ejemplo, que la especie humana prosiga su ritmo de crecimiento demográfico? La paz y la justicia entre los seres humanos es inseparable de la paz y la justicia con la naturaleza.
Los seres humanos hemos de sentirnos partícipes y responsables de "la gran comunidad de los vivientes, bajo el arco iris de la fraternidad/sonoridad cósmica" (Boff). Ahí está en juego el amor de Dios. Pues "quien ama al "Dios viviente", ama la vida de todos los seres vivos. El respeto a la vida empieza siempre con el respeto a la vida más débil y vulnerable. Entres los seres humanos, respetando a los pobres, enfermos e indefensos. Y lo  mismo con  la naturaleza". Hoy, "un gemido atraviesa el mundo" (Moltmann) y es preciso convertirlo en risa, pues "la risa del universo es el encanto de Dios" (Moltmann).
Esa es la esperanza rebelde y activa que ha de animar a los discípulos de Jesús. No hay verdadera realización  personal y social sin esa esperanza para sí, para los demás, para todos los seres. No hay verdadera salud sin una confianza profunda en que, pase lo que pase, nunca estamos solos y abandonados, en que nadie está perdido, en que nadie ni nada se perderá. Pero ¿cómo mantener viva una esperanza así? El dolor en el mundo, y a menudo también en nosotros, es demasiado grande. ¿Merece la pena seguir empeñándose cuando todos los esfuerzos realizados hasta ahora parecen haber fracasado? ¿Acaso no fracasó el mismo Jesús? ¿Acaso no fueron clavadas en la cruz aquellas bellas esperanzas que él proclamó a los campesinos pobres de Galilea y a los enfermos de tantos caminos? Y, dos mil años después, ¿podemos decir razonablemente que el mundo es mejor?
No hay vida sana sin esperanza. Pero una esperanza demasiado fácil y triunfalista tampoco es sana. La esperanza es sana y sanadora cuando no rehuye el duro impacto de una realidad que parece contradecirla día tras día, vida tras vida, milenio tras milenio. Jesús no fue un esperanzado iluso. Podría parecerlo así en su primera etapa galilea, cuando proclama que el reinado alegre y liberador de Dios "ya está llegando" (Marcos 1,14), cuando proclama dichosos a los pobres y hambrientos que muy pronto dejarán de serlo (Lucas 6, 20-21), cuando sus curaciones le hacen sentir que la buena noticia ya se está cumpliendo (Mateo 11, 4-6) y que "Satanás ya está cayendo" (Lucas 10.18). Pero la esperanza de Jesús siempre fue lúcida, realista, probada, incluso "enlutada" (Bloch), y así lo vemos en la cena de despedida cargada de presagios de muerte (Marcos 14,25), en la tristeza mortal de Getsemaní (Marcos 14, 34), en el grito asfixiado de la cruz (Marcos 15, 34). En la angustia misma y hasta en la misma desesperación, en el desvalimiento total de sus esperanzas, también ahí Jesús dirige a Dios su último aliento y su último desaliento. Y ahí encuentra a Dios, no a un Dios que responde y satisface, sino a un Dios que comparte el desvalimiento, que acompaña el silencio, que padece el abandono. Ahí podemos encontrar también nosotros a Dios, como aquel que hace suya la fragilidad de nuestra esperanza, de nuestra desesperación, y nos abre su futuro incluso donde parece hundirse todo futuro. El amor de Dios es el asidero firme de nuestra esperanza frágil. "El amor fundado en la esperanza es la más eficaz medicina contra la enfermedad de la resignación, que hoy tanto se difunde" (Moltmann).
Nuestra esperanza será casi siemrpe "frágil y cabizbaja, melancólica y fragmentaria" (Fraijó). Pero el creyente no puede resignarse a la desesperanza. Las dimensiones del mal son efectivamente gigantescas, y no hay lugar para la ilusión. Pero el Evangelio de Jesús, la esperanza de Jesús que atraviesa incluso la desesperación, no nos permite sucumbir a la "fascinación del mal" (Valatier), es decir, a la sobrevaloración de su fuerza, ni nos permite incurrir en la "idolatría del mal", es decir, en la rendición ante el mal supuestamente omnipotente e invulnerable. "Los creyentes deberían ser los anti-ídólatras del mal, los enemigos de los juicios destructivos, los oponentes sistemáticos a los discípulos de la "gran lasitud", los contradictores de los "predicadores de la muerte" evocados por Zaratustra" (Valadier).
El grito de la cruz y el silencio de Dios, en contra de lo que pudiera parecer, nos revelan que Dios no es ajeno a nuestros dolores y a nuestros gritos de desamparo, sino que los hace suyos, que nuestra cruz y todas nuestras heridas, e incluso todas nuestras desesperanzas, también son suyas. El grito y el silencio de la cruz ratifica que nos está permitido preguntar y dudar, pues Dios se ha hecho solidario también de nuestras dudas. Pero por eso mismo podemos también esperar, a pesar de todo, en una esperanza frágil y firme, rebelde y serena, insegura y amparada.
El servicio de la esperanza, la diaconía de la confianza, no es el alejamiento de las creencias cristianas tradicionales, sino la "herejía emocional" (Biser), es decir, la pérdida de ánimo, el desánimo, el desaliento. Pero, ¿se halla hoy la Iglesia en condiciones de ser palabra y lugar de esperanza?
La Iglesia constitucional atraviesa por una aguda crisis. Los síntomas son numerosos: un auténtico "fracaso", al menos ruptura con la transmisión de la fe a las generaciones jóvenes, una deserción masiva de la práctica dominical, una "salida silenciosa" de la Iglesia (Rahner) en todas las confesiones, una sensación creciente de cisma entre buena parte de la base eclesial y la jerarquía oficial, una creciente amargura en muchos cristianos esencialmente comprometidos... "La situación eclesial es especialmente alarmante en lo que respecta a los jóvenes. A la pregunta de dónde se oyen las cosas importantes para la vida, los jóvenes españoles responden: la familia (53 %), los amigos (47 %), los medios de comunicación (34 %), los libros (22 %), los centros de enseñanza (19 %), la Iglesia (2'8 %) (en 1989 la citaban el 16 %; sólo el 10 % de los jóvenes católicos practicantes citan a la Iglesia en este sentido). La palabra eclesial no tiene prácticamente ningún atractivo para los jóvenes. La Iglesia es percibida como una "comunidad con dioses, vírgenes, santos, difuntos y ángeles, y, por supuesto, con obispos, clérigos y fieles" (Pérez Díaz y González-Anleo).
Ciertamente, la crisis de la institución eclesial se engloba dentro de una crisis más amplia que afecta a la mayoría de las instituciones tradicionales. No se trata, pues, de un problema de raíz primordialmente eclesial o eclesiástica, sino de un profundo cambio cultural en curso.
No podemos ignorar, sin embargo, que la crisis de la institución eclesial es más drástica que la de ninguna otra institución sociocultural. Y ello pone de manifiesto la necesidad de que la Iglesia emprenda unas profundas transformaciones en su seno si no quiere seguir anclada en tiempos pasados, si quiere mantener abierto un horizonte de esperanza para la humanidad y la naturaleza, si quiere fomentar actitudes y creaciones recreadoras del presente, creadoras de futuro, si quiere seguir siendo para los hombres y las  mujeres de hoy signo y profecía, acicate y estímulo revulsivo y aliento. "La exigencia de la transformación, de evolución y, tal vez, de revolución, se lee hoy en la demanda evangélica y pastoral; la orientación hacia el futuro sigue abierta. Ni los Estados ni la Iglesia tienen el poder de clausurar la historia" (Duqoc).
El sentido de esas reformas está inscrito a la vez en los signos de nuestrra época y en el Evangelio de Jesús. Como en todas las épocas críticas, hemos de buscar en el Evangelio una buena noticia para hoy, a la vez que releemos el Evangelio desde la gramática que el Espíritu consolador y agitador nos enseña en nuestra propia época. Lo esencial está dicho en muy pocas palabras: "Todos vosotros sois hermanos" (Mateo 23,8). Ser de verdad una Iglesia de hermanos/as: ese es el criterio de todas las reformas necesarias para que la Iglesia sea portadora de la propuesta de Jesús para una realización personal y social. Una Iglesia de hermanos/as en comunión a través del máximo respeto de las diferencias, fuera de toda rigidez uniformizadora.
Una Iglesia de hermanos/as en camino y en búsqueda expresada, sin monopolios ni sumisiones, sin imposiciones ni exclusiones. Una Iglesia de hermanos/as empeñada en ser compañera, más que "madre y maestra", del mundo y de la sociedad de la que forma parte. Una Iglesia de hermanos/as más preocupada del consuelo y de la justicia que de la moral y de la doctrina. Una Iglesia de hermanos/as en la que nadie tenga por qué temer a nadie, y menos a aquellos que la presiden en nombre de Jesús. Una Iglesia así quizá pueda ser también hoy porción de humanidad reconciliada, sacramento de humanidad sanada.
"Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas. Anunciaba la buena noticia del reino y curaba las enfermedades y las dolencias del pueblo. Su fama llegó a toda Siria; le trajeron todos los que sentían mal, aquejados de enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y él los curó" (Mateo 4, 23-24). Es el primer sumario que hallamos en el Evangelio de Mateo acerca  de la actividad de Jesús. Ahí se resume y ahí desemboca su propuesta de realización personal y social: el evangelio del reino y la curación de las enfermedades. Jesús anuncia que está llegando el tiempo en que Dios reina, y eso es una noticia alegre y consoladora para todos, pero en primer lugar para los enfermos y dolientes de todas clases.
Uno de los más bellos títulos de Jesús es, precisamente, el de "médico de cuerpos y de almas" (Agustín). La curación es uno de los aspectos fundamentales de la propuesta evangélica de Jesús, No se le puede entender a Jesús sin sus curaciones, y no podemos ser hoy fieles a su evangelio sin curar. Por supuesto, no tenemos para qué entender las curaciones en el registro tradicional del "milagro", es decir, como "intervención sobrenatural de Dios que rompe las leyes naturales". Dios no obra sino a través de las fuerzas -maravillosas y en buena parte desconocidas- con que ha dotado a la materia y a los seres en general, y a los seres humanos en particular. Dios ha puesto en su creación el poder de curar (y las medicinas no son sino una de las formas en que se manifiesta ese poder curativo de Dios presente en su creación). Y su manera habitual de curar consistía, precisamente, en suscitar la energía sanadora de los propios enfermos: "tu fe te ha curado", dice una y otra vez cuando cura (Marcos 5, 34; 10, 52; Lucas 17,19), o bien: "que suceda según tu fe" (Mateo 8, 13; 9-29; 15, 28). Jesús se hizo médico de cuerpos y de almas, supo despertar en los propios enfermos sus energías curativas y así se convirtió en perfecto y en sacramento de Dios, de su composición entrañable y bienhechora. Cuando el Dios viviente viene a su creación, las fuerzas del suplicio se ven obligadas a ceder y las atormentadas criaturas pueden sanarse" (Moltmann).
Pero las curaciones de Jesús no fueron solamente unos gestos de compasión y de atención personal. Fueron a la vez acciones de indudable dimensión socio-política. En efecto, la salud y la enfermedad dependen, no solamente pero sí en gran medida, de las condiciones sociales. La sociedad puede ser patógena o puede ser sanadora, lo mismo hoy que en tiempos de Jesús. Es patógena, genera patologías, a través sobre todo de la exclusión social: quien es excluído de un trabajo digno y justamente remunerado, de los ámbitos habituales de convivencia social y cultural, de los lugares ordinarios de praxis y de pertenencia religiosa... esa persona fácilmente desarrolla en su interior un gran sentimiento de inferioridad, de infravaloración de sí, de honda culpabilidad frente a su familia y frente a aquellos cuya subsistencia depende de él, y fácilmente enferma también en su cuerpo. El "endemoniado" de Gerasa (Marcos 5, 1-20) describe con imágenes poderosas la grave situación a la que una persona se ve condenada por los poderes sociales que enajenan ("legión de demonios"), por la exclusión social ("sepulcros y montes"), por los mecanismos de "sumisión social" ("grilletes y cadenas"). A tales personas se acercó Jesús, compadecido, y les devolvió la dignidad dentro de una sociedad que los humillaba, les infundió ánimo dentro de una sociedad que los acobardaba. Los curó y les hizo terapeutas de sí mismos, sujetos de du propia curación.
Promover nuevas actitudes, nuevas acciones y nuevas estructuras sociales que ciuren: he ahí en resumen la propuesta del Evangelio de Jesús. Mientras haya dolor en los cuerpos y en las almas, en las personas y en los grupos, en los animales y en todos los seres, no podremos acoger y comunicar la buena noticia sino en la medida en que encarnemos la solidaridad y la ternura sanadora de Dios. Suscitamos en todos los pacientes su propia capacidad curativa, nos empeñamos en transformar las estructuras patógenas con estructuras saludables, y ayudamos a eliminar activamente todos los males evitables y a sobrellevar confiadamente todos los inevitables".
Esta es la verdadera búsqueda de los cristianos y las cristianas, el verdadero hallazgo de los cristianos y las cristianas y la verdadera realización personal y social de los cristianos y cristianas.... cuando son verdaderos y verdaderas y no falsos cristianos y falsas cristianas (abundan en demasía hoy en día) que van predicando que porque "ellos son los verdaderos y las verdaderas sólo ellos y ellas son los salvos porque son los únicos puros del mundo"). El verdadero cristiano y la verdadera cristiana que ya se ha realizado personal y socialmente no dice esas clases de mentiras productos de la ignorancia o de querer ser sabio y entendedor de la Palabra de Dios, incluso más que Dios, cuando si apenas sabe comprender cuatro o cinco frases que se aprenden, forzados por sus "superiores", de memoria sin saber lo que significan ni lo que ellos interpretan y sin darse cuenta de que son manipulados por fuerzas malévolas. La única verdad es el Mensaje del Evangelio de Jesús sin ninguna alteración textual o manipulación mental de quienes se han "erigido por sí mismos" jefes de iglesias más o menos grandes y que, a escondidas, van diciendo por ahí sandeces de tal calibre como que Jesucristo fue el primer comunista, el primer hipy y cosas de igual esutupidez o mayores todavía (incluso grandes Premios Nobel como Saramago,  por citar un ejemplo bien conocido en el mundo entero).
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Temas de comunicacin interpersonal para parejas cristianas formadas por sun solo hombre y una sola mujer.

Palabras Clave: Comunicacin Divulgacin Conocimiento Sociedad Matrimonios Cristianismo.

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Anlisis



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