Lo mejor de Lalo (especial para Carlota).
Publicado en Jan 14, 2012
Estimada amiga Carlota: estoy seguro de que, como gran conocedora de la música clásica que eres, sabrás muy bien cuáles son las mejores composiciones del francés Lalo; pero no es malo poder recordarlo de vez en cuando.
Édouard-Victoire-Antoine Lalo (Lille, 27 de enero de 1823 - † París, 22 de abril de 1892) violinista y compositor francés de ascendencia española. Dedicado durante mucho tiempo a una labor oscura, conoció el éxito con Symphonie espagnole, para violín y orquesta (1873), Concerto pour violoncelle (1876) y Rhapsodie norvégienne (1881), entre otras obras. En las dos primeras se observa una brillante valoración del virtuosismo, superada por la calidad de su Sumphonie en "sol" mineur (1873). Influenciado por Richard Wagner en su ópera El Rey de Ys, poseía un profundo conocimiento de la orquesta y destacó en la música de cámara (Quatuor à cordes, 1854; tres tríos) y en el Lied, influido por Schumann, pero dotado de un colorismo típicamente francés. Compuso también tres óperas (Fiesque, terminada por Coquard) y un ballet, Namouna (1882) (Fuente: Wikipedia). De paso, para completar nuestros conocimientos, también podemos saber quién fue el futbolista español Lalo. Mientras tanto el pequeño Lalo, otro Eduardo pero este verdaderamente español pues se apellidaba Gómez (y sigue apellidándose así pues todavía vive) recorría la geografia española de norte a sur (desde el Oviedo hasta el Granada) jugando en los humildes equipos de la Primera División; mientras ellos, los falsos defensores del proletariado se rifaban las entradas para ver al Barcelona y al Real Madrid, entre concierto y concierto del compositor francés. El pequeño gran Lalo (que llegó a jugar un solo partido internacional con la Selección Española pero suficiente para no olvidarlo jamás) jugaba como lo hacía un pequeño interior derecho en los extrarradios de Madrid. Magia y misterio en las botas de aquel muchacho que no había querido ser libertario liberado por el poderoso Justo Fernández y había decidido estar codo con codo con sus compañeros de trabajo y sus compañeros de universidad sin renunciar, por ello, a su cargo de representante ganado en las urnas gracias a los votos de confianza de los que luchaban por la libertad y no por el libertarismo. El pequeño gran Lalo era admirado en los equipos humildes (igual que aquel pequeño pero gran jugador que lideraba a sus compañeros en los campos arenosos de los extrarradios de Madrid). El pequeño gran Lalo había jugado en el Oviedo junto a otros humildes como Caldentey, Marigil, Paquito, Iguarán, Sánchez Lage... había jugado en el Granada junto a otros humildes compañeros como Candi, Piris, Larrabeiti, Mendi, Carranza y estaba jugando sus últimas temporadas en el Real Murcia junto a Campillo, Tatono, Garre, Merodio, Martin Esperanza... y luego comenzó su sempierno caminar de lugar en lugar como entrenador de equipos sencillos y modestos mientras aquel muchacho que lideraba a sus equipos casi anónimos en los extrarradios de Madrid le servía de modelo para fabricar fantasías y magías con el balón. Nada de entradas violentas, nada de malabarismos inútiles, nada de cascaritas vacuas... aquello sí que era de verdad jugar bien al fútbol... (Fuente: mi texto de Vorem.com titulado "El pequeño gran Lalo").
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