Más duros golpes nos da la vida (Diario)
Publicado en Jan 16, 2012
Pues ya lo ve usted, mi estimado Don Antonio. No se me asuste usted más por favor. Efectivamente, se escuchaban duros golpes que atronaban en toda la casa. Pero, por favor, salga usted de debajo de la cama. Así, tal como yo se lo estoy contando, es verdad. Duros golpes en la noche sontra sus "trajines" y sus "tejemanejes". ¿De dónde provenían aquellos estruondosos golpes, Don Antonio? No me diga que no vio usted el carnet de la Federación de Judo. ¿Sería, tal vez, un judoca dando golpes de karateca? ¿Qué me cuenta usted ahora, Don Antonio? ¡Vaya secuencia de fotografías, si señor! ¡Y qué bien que se veían en cada página del libro de Historia! ¿Verdad que sí, mi estimado Don Antonio? Hagamos memoria que la memoria es buena... aunque... por cierto... más golpes duros nos da la vida.
Entonces estábamos en lados opuestos, Don Antonio. Usted sin poder pegar ojo durante toda la noche porque escuchaba aquellos duros golpes de un judoca que sabe cómo ser karateca. Pero... ¡por favor, haga ya el favor de salir de debajo de la cama que no hay fantasmas en la casa!... salvo usted mismo, Don Antonio... salvo usted mismo y su conciencia. ¿O no es cierto? No me diga que no vio usted el carnet de la Federación Española de Judo, entre otros más, porque no me lo puedo creer. ¿Así que usted no se lo puede creer, Don Antonio? ¿No se puede creer que al otro lado de las paredes emparedadas alguien puede estar repartiendo leña a los fantasmas? No se preocupe... sólo era para entrar en calor nada más. ¿No recuerda usted, mi estimado Don Antonio el frío de las noches invernales? Claro. Las cancelas de las puertas bien cerradas. ¿Tenía usted miedo de algo o era su conciencia la que le hacía escuchar aquellos duros golpes de la noche? ¿Cree usted en fantasmas o sólo es la dura realidad? Recordemos. Hagamos sólo un ligero recuerdo nada más. ¿Existe o no existe la brujería? ¿Cómo es que entonces se le ocurría pintar el tablero de la mesa con colores alucinantes? No siga alucinando más. El tablero se fue a hacer vientos y el camión de la basura se lo llevó. ¿No ha visto usted alguna vez "Lo que el viento se llevó"? Pues sí. Era verdad y cierto. Alguien estaba dando golpes de karateca al otro lado de las paredes emparedadas después de haber enviado a "hacer puñetas" al tablero sicodélico. ¿Y qué pasó, en realidad, con los saleros de "Sal Pepe"? ¿Tiene salero la gracia o era gracioso el tema? ¿Por qué volaron por el aire los dos saleros, mi estimado Don Antonio? No me diga que no se lo dijeron... porque yo bien que oí quejarse a la señora bruja de lo que había sucedido. Así que... como ya ve usted, mi querido Don Antonio, era totalmente cierto que alguien repartía leña a los fantasmas. Pero ya le digo que más golpes duros nos da la vida. ¿O no es cierto, mi estimado Don Antonio? Le voy a contar algo. Es cierto que se puede tener manos de escritor lo suficientemente hábiles como para tratar con los señores de la Real Academia y, al mismo tiempo, ser lo suficientemente capaces de dar golpes de karateca en medio de una madrugada fantasmal. ¿Brujerías acaso? Tal vez a las brujas y a los brujos sea necesario darles un solo golpe, uno solo de aquellos golpes que usted escuchó durante toda la madrugada, en plena carótida para que dejen de ser tan carotas en la vida. Saludos desde el jardín, mi estimado Don Antonio... saludos desde el jardín de "los dientes del diablo". Quízás aquellos duros y tajantes golpes en la noche eran para destruir diabólicas intenciones, Adiós fantasmas... adiós... y como dice la canción: Sólo son los fantasmas... nada más que fantasmas... etcétera, etcétera y etcétera... que tanto escuché yo en mi infancia. Así que no se me asuste usted tanto, mi estimado Don Antonio.
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