Era Marx un marxiano? (Entrevista con Engels).
Publicado en Jan 17, 2012
Me encuentro con el acelerado Friedrich Engels que llega todo acalorado, por la gran cantidad de botellas de vodka que lleva ya tomadas, en uno de los tétricos subterráneos del Kremlin, en la Lavruhkinskiy pereoluk número 10 de Moscú. Engels ya peina canas en la barba que lleva completamente manchada de purpurina barata para darse así más importancia. Estoy aquí enviado por la Gazeta de la Cultura y el Conocimiento; nueva publicación del pensamiento humano de próxima aparición en la ciudad de Madrid. Mi interés es saber, exactamente, si el amigo predilecto de Friedrich Engels, el chiflado de Karl Marx, era realmente un marxiano llegado a la Tierra un martes desde el planeta Marte o simplemente alguien que se disfrazaba de marxiano para asustar a los capitalistas. Después de dejar que Friedrich Engels se tome un respiro para que vuelva a quedar en condiciones de charlar una vez pasada la borrachera comienzo ccon la entrevista.
Diesel.- Don Friedrich... ¿o prefiere usted que le llame Señor Engels? Engels.- Nada de formulismos innecesarios, Diesel, llámame simplemente Federico. Diesel.- ¿Como Federico Martín Bahamontes? Engels.- ¿Quién es ese ilustre pensador? Diesel.- Alguien que piensa bastante mejor con los pies que usted con la cabeza y por eso le llamamos, en España, el Águila de Toledo, pero no comencemos la entrevista con tiranteces, Federico, y por favor súbase usted los tirantes de sus calzones que los lleva bastante caídos y le dan muy mal aspecto. Engels.- Perdona Diesel pero es que estoy un poco mareado. Diesel.- Ya... ya lo veo Federico... pero se le ve a usted bastante rico. Engels.- ¡Chis, Diesel! ¡Chitón no se vayan a enterar los del proletariado! Diesel.- ¿De que nada usted en la abundancia, Don Federico? Engels.- Por favor, Diesel, más discreción; que nadie sepa la verdad de que nací en una buena familia bastante adinerada por cierto. Diesel.- Le voy a cantar eso de "Ya lo sabía, ya lo sabia, de alguna forma me lo suponía, había algo que me lo decía", de Miranda por cierto, y ya ve usted, Don Federico que debo escribir, para conocimiento de mis lectores y lectoras a los cuales no suelo mentirles casi nunca, sobre todo cuando estoy serio, de que usted nació en una familia acomodada de la Renania alemana, conservadora, religiosa y, además, para mayor inri y vergüenza ajena, porque al parecer usted no tiene mucha vergüenza que digamos, propietaria de fábricas textiles de gran enjundia en el mundo capitalista. Por cierto... ¿trabajó usted alguna vez de obrero proletario en alguna de las fábricas de su padre?. Engels.- Por favor, Diesel, no me insultes. ¡Yo soy todo un pensador y no puedo mezclarme con la chusma! ¡Los pensadores siempre sabemos elegir lo mejor! Diesel.- Así que la clase de los obreros proletarios es chusma... ¿verdad, Don Federico?... Engels.- ¡Chusma, chusma, chusma! Diesel.- Mire por dónde me recuerda usted a un personaje de "El chavo del ocho"; exactamente al opulento Quico dirigiéndose al pobre desempleado Don Ramón. ¿Qué son los `pobres obreros desempleados para ustedes los líderes socialistas? Engels.- Si no se lo dices a nadie... para nosotros los históricos líderes socialistas, los pobres obreros desempleados son los que hacen que podamos enriquecernos vendiendo libros, panfletos, folletos, boletines y hasta revistas donde hablamos de ellos. Diesel.- En otras palabras, ¿me está usted diciendo que toda la masa obrera les sirve a ustedes los líderes históricos, o histéricos según se mire y por favor no se me ponga histérico ahora, para beber toda la cantidad de vodka que deseen, saborear todas las especialidades de caviares que existen y comer más que el tragaldabas de Sancho Panza que, al fin y al cabo, sólo era un ignorante nada más? Quiero decir, y no se me ofusque las ideas porque de eso vamos a tratar en seguida, ¿que los pobres ignorantes que no han podido ni leer la cartilla escolar son las bases donde ustedes se apoyan para hacer crecer sus estómagos a costa de decirles a ellos cosas como en pie famélica legión? Engels.- Es que son famélicos de verdad y, claro, hay que dirigirles la palabra bastante lejos de ellos, subidos en balcones por ejemplo, para que no nos contagien de tifus, paludismo, malaria y otras en fermedades que cogen, por ejemplo, los mineros. Diesel.- Buena cantera es para ustedes ese chollo de los mineros... ¿no es cierto? Engels.- Pues sí. Son de los primeros que pican el anzuelo y los que más nos adoran. Diesel.- Por ejemplo los mineros de Silesia y los mineros de Asturias... ¿no es cierto, Don Federico? Engels.- En efecto, Diesel, por ejemplo los mineros de Silesia y los mineros de Asturias. Diesel.- ¿Y se puede saber por qué ustedes, los líderes de los obreros, les llaman a los proletarios parias de la Tierra en vez de personas trabajadoras? Engels.- ¡Porque son unos parias, unos parias y unos parias nada más! Diesel.- No se me acalorine tanto, Don Federico, y cuando hable conmigo haga el favor de bajar la voz. Por cierto... ¿no es cierto que a los parias, en la India asiática, está prohibido dirigirles la palabra y mucho menos tocarles porque son considerados como apestados? Engels.- Sí. Es cierto. Por eso yo antes de darle la mano a un proletario prefiero darle la mano a un un cardenal, a un banquero o incluso a Mister Marshal.. . porque con éstos se puede dialogar y no con los analfabetos del lumpen. Diesel.- Ahí quería yo llegar, de momento, ¿qué es el lumpen, Don Federico? Engels.- Por supuesto que es un eufemismo. Diesel.- O sea, una palabra que ustedes los líderes del proletariado dicen miles de veces para que ningún obrero lo entienda no vaya a ser que aprendan demasiado... ¿verdadero o falso? Engels.- Escucha, Diesel. Un obrero que aprende cultura es un obrero peligroso para nosotros; porque llegaría muy pronto a descubrir nuestro montaje. Diesel.- Toquemos, ahora que hablamos de cultura, otro asunto... ¿es cierto o no es cierto que usted estudió en la muy ilustre Universidad de Berlín? Engels.- Exacto. Soy un ilustrado universitario. Diesel.- O sea, un tribuno. Engels.- Exacto. Diesel.- Entonces ¿me puede explicar por qué siendo todos ustedes unos tribunos no hacen más que decirles a los proletarios que ni en los trubunos está su supremo salvador? Engels.- Es parte del teatro de la vida. Diesel.- En otras palabras que ustedes hacen teatro para que los pobres obreros no estudien en las más famosas y más ilustes Universidades del mundo no vaya a ser que aprendan tanto como ustedes. Engels.- ¿Podemos cambiar de tema? Diesel.- Todavía no. Primero quiero saber por qué ustedes son tan cultos que no desean que desean que los proletarios sean cultos. Engels.- Eso son cosas de las contradicciones de nuestras ideologías. Diesel.- ¿Contradicciones ideológicas quiere decir que ustedes hacen lo contrario de lo que predican? Engels.- Exacto. ¿Cambiamos ya de tema? Diesel.- ¿Es que tiene usted tiene miedo de un licenciado en Periodismo por ejemplo? Engels.- A los periodistas les tengo más miedo que al mismísmo Htiler; porque a la fuerza bruta de los fascitas y los nazis los podemos derrotar gracias a nuestra también fuerza bruta... pero a la inteligencia... a la inteligencia es imposible derrotarla. Diesel.- ¿Es usted tan tonto como parece? Engels.- Ni te imaginas, Diesel, lo tonto que puedo llegar a ser. Diesel.- Pues ahora que estamos tonteando los dos... ¿sabe usted algo del oro de Moscú? Engels.- Con Santiaguito Carrillín no me hablo porque es una pobre criaturita. Diesel.- ¿De verdad cree usted que Santago Carrillo es pobre? Engels.- Algo hay que decirle a las masas. Diesel.- Ya que habla de masas... ¿me puede usted decir cómo se amasa una fortuna siendo líder del lumpenproletariado? Engels.- Vendiendo libros de ideologías. ¡Ni te imaginas lo que nos hemos forrado de pasta gansa Marx y yo vendiendo nuestros tochos ideológicos! Diesel.- De Marx hablaremos en seguida, porque es algo que me preocupa mucho y quiero saber, pero volviendo a usted... ¿ha amasado una buena pasta gansa con "La ideología alemana" y "El Manifiesto Comunista" por citar sólo dos ejemplos? Lo digo por todo eso de los derechos de autor. ¿Me está comprendiendo, Don Federico? Engels.- Es cierto. Se amasa una verdadera fortuna vendiendo libros de ideologías políticas; pero que conste que más millonario se ha hecho Karl Marx vendiendo millones de ejemplares de "El Capital". ¿Has leído "El Capital", Diesel? Diesel.- Ni borracho como usted me leo yo ese matroteto... prefiero las novelas de Marcial Lafuente Estefanía porque en ellas el bueno siempre mata al malo y se lleva a la chavala más guapa del Oeste. Engels.- Eres muy inteligente, Diesel... y ahora que lo pienso bien... llevas toda la razón. Diesel.- Escuche, Don Federico, ahora no me interesa para nada llevar razón aunque la lleve, porque ha llegado el momento de hablar de Carlitos. ¿Qué le parece Marx? Engels.- Un mal compañero y un pésimo amigo; me traicionó y se me fue del Socialismo al Comunismo. Eso no se hace con un compañero ni menos aún con un amigo. Diesel.- ¿Se refiere usted a eso de ser un buen camarada o ser un judas camarada de los muchos que yo conozco? Engels.- Eso... eso... eso... Diesel.- Ahora sí que parece usted verdaderamente al Chavo del Ocho. Pero, dejando la comedia de humor aparte, que es muy sana para las neuronas, ¿qué opina de verdad sobre la ideología marxista? Engels.- A parte de machista que hay que disfrazar llamándola marxista me parece que Marx es aún más tonto que yo. Diesel.- ¿Es cierto que va diciendo por ahí y publicando al mundo entero que Dios ha muerto? Engels.- Por eso digo que es mucho más tonto que yo. Diesel.- La última pregunta, Don Federico, antes de que vuelva a darle a las botellas de whisky... ¿Marx es marxista o marxiano? Engels.- Marxiano, Diesel, marxiano... pero para disimular ante todos los terrícolas se hace llamar marxista. Diesel.- O sea que de tonto no tiene un pelo a pesar de las tonterías que dice y que, además, para más inri escribe. Ya decía yo que era imposible que fuese terrícola metiéndose tanto contra Dios. Cuando le vea dele saludos de mi parte y cántele, también de mi parte, lo de "que te han pillao que te han pìllao que te han pillao con la Canon en la mano". Engels.- ¿Por qué esa famosa canción de excursionistas, Diesel? Diesel.- Primero por lo de qué buenos son los enlaces sindicales que buenos son que nos llevan de excursión, y segundo porque, marxiano o no marxiano, también resulta que él es un hijo de papá de una familia bien acomodada, como usted, y que tuvo ha tenido la oportunidad de ser universitario nada más y nada menos que en las famosas e ilustres Universidades de Bonn y Humboltd de Berlín, cosa imposible para un pobre trabajador de esos a los que ustedes llaman famélicos, parias y hasta lumpenproletariados. Y ahora sí. Ya he terminado. Le dejo con sus botellas de whisky, sus cajas de caviar y su amigo el marxiano Carlitos pero, la verdad, prefiero partirme de risa con las Historias de Carlitos y Snoopy en vez de formar parte de los primos que se gastan su dinero en hacerles a ustedes millonarios comprando sus tochos ideológicos. Abur, Don Federico. Salgo del subterráneo del Kremlin de Moscú sin ser visto por ningún agente de la KGB y, ya en la calle, veo como un batallón de soldados rojos están apuntando con sus kalashnikovs -fusiles rusos- a una masa de obreros que piden un poco de pan y, sobre todo, libertad. Están dispuestos a tirar a matar.
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