VOZ DE ULTRATUMBA
Publicado en Jan 18, 2012
VOZ DE ULTRATUMBA
Don Pedro Herrera fue un hombre muy rico y ambicioso pero era un hombre muy trabajador. Todas las mañanas a eso de las 5, se veía su figura que brillaba con la luz de la alborada, cuando pasaba cerca de mi casa con destino a sus potreros para ordeñar y contar su ganado, no fuera que le faltara una vaca víctima de los cuatreros. Siempre lo vi pasar y regresar con su cantina de leche para vender. Don Pedro -pedorrera- le decían, porque a cada uno de sus pasos cancinos le acompañaban unos cuanto pedolines, los cuales contaba como sus billetes: 1-2-3-4-5 y luego soltaba tremenda carcajada y la gente a veces pensaba que estaba enloqueciendo al verlo hablar y reir solo. A la hora de los venados, 5 de la tarde, era su costumbre acudir al salón de los billares, jugar una partida y luego sentarse en el salón de los juegos de cartas con sus tres mejores amigos: don Luis, don Emilio y don Manuel y jugar unas partidas de poker. A las 7 en punto de la noche, Pedorrera se paraba, colocaba el surriago o perrero sobre la mesa de juego, tiraba la cartas y decía: voy, lo mato y regreso. Y salía a la esquina de la plaza, luego se dirigía a la calle muerta (le decíamos por ser calle incoclusa o botadero de basuras), se bajaba los pantalones y depositaba sus churrias, cagadas lloronas. Luego regresaba y decía: bueno muchachos, ¿quién juega? hágale o voy al baño. No! no, no señor, juega usted por favor... -le contestaban con súplica para que no volviera a interrumpir el juego. (En esos tiempos los salones o cafés aún no tenían sanitarios) Cierta noche Pedorrera acudió a su cita acostumbrada en la calle muerta. Cuando terminó y se subía los pantalones, escuchó una voz fantasma como de ultratumba que decía: Pedro... Pedroooo, ¿quiere plata? Pedro salió corriendo y cuando llegó al salón, aún se amarraba sus pantalones. Sus amigos se asustaron al verlo tan pálido y le dieron un vaso con agua. Pedro no quiso hablar y contar lo sucedido. Otra noche que acudió a su cita, escucho nuevamente la gruesa voz: Pedroooooo... Pedroooooo... ¿Quiere plata? Esa noche le contó a sus amigos lo sucedido y todos le recomendaron que contestara, que era la voz de una guaca indígena y debía contener oro. El cuento de Pedorrera llegó a oídos de Pedro Mugre y éste que era muy avivato, le propuso reemplazarlo una noche en sus necesidades. Le decía que a esa voz se le contestaba que de parte dios todopoderoso que sí, que estaba dispuesto a rezar por su alma y le dijera donde estaba la plata. Y así fue: Pedro Mugre reemplazó una noche a Pedorrera y estaba en los menesteres, cuando escuchó la fuerte y ultramundana voz: PEEDROOOO, pedrooooo...¿quiere plata? Si, si, si, de parte dios todopoderoso qué necesita, si quiero... si quiero... ENTONCEEEES... ¡¡¡TRABAJAAA HIJUEPÚTA!!! ¿Se imagínan la carrera y cómo llegó Pedro Mugre al salón de cartas? FELIZ AÑO. CHUMBIMBON Enero 18 2012
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Dayana
Héctor Restrepo Martínez