Rummy (Diario)
Publicado en Jan 18, 2012
Algunas tardes, o ya al comenzar a anochecer, en las lejanas y silenciosas montañas de la Sierra de Carrascoy, allá por la provincia española de Murcia, en un ambiente de sana distracción, Liliana (Lina), Carmen y yo, jugábamos al Rummy: un juego que despierta la claridad de las ideas, desarrolla la inteligencia en general (y numérica en particular) y sirve para llenar huecos vacíos de la mente con estrategias de carácter mental.
El juego del Rummy, que he conocido por primera vez en Mi Refugio de Villa Carmen se puede jugar entre 2, 3 ó 4 jugadores. Consta de 104 fichas numeradas, 2 comodines, 4 atriles y 8 soportes. Su dificultad es fácil (por lo que lo pueden jugar hasta niños y niñas de corta edad). El juego de Rummy contiene 106 fichas (104 más 2 comodines), que se corresponden a dos mazos de cartas con dos comodines. Los palos tradicionales se reemplazan por cuatro colores diferentes, cada uno numerado del 1 al 13. Los números 1, 11, 12, 13 reemplazan al as, al jack, a la reina y al rey respectivamente. El objetivo principal es quedarse sin fichas al finalizar la partida. El objetivo secundario es ser el jugador que sume menos puntos al cabo de las cuatro partidas (que conforman un juego). Se mezclan las fichas sobre la mesa con la cara hacia abajo y luego se forman una pila de 8 fichas y 14 pilas de 7 fichas cada una. El primer jugador toma la pila de 8 fichas, y cada jugador en su turno, hacia la izquierda, toma una pila hasta que cada uno tenga dos pilas. Los jugadores ponen sus fichas en sus atriles. El primer jugador, después de haber arreglado sus fichas, elige una de ellas y la ubica boca arriba en el centro de la mesa como descarte. Cada jugador ahora tiene 14 fichas en su atril. En aquellas tardes o primeros anocheceres, en pleno silencio de la montaña, mientras los gatos paseaban por nuestro alrededor y los vecinos estaban ya resguardados en sus viviendas, el Rummy venía a ser como un momento especial para distraernos contando chismes, chistes, dichos y hasta canciones nacidas del buen sentimiento. Y teníamos nuestras reglas para saber, una vez más, que la libertad consiste en crear tus propias ideas, idealizar tus propias imaginaciones, imaginar tus propios sueños y soñar que se hacen realidad... como así es en el mundo de los cristianos y las cristianas. Libertad para seguir ideas de libertad. Idealizar un mundo mejor donde las ideas sustituyen a las ideologías. Soñar que somos como éramos. Y ver que todo eso es posible mientras vamos colocando las fichas de nuestra existencia en lugares correctos pero llenos de miles de variantes. Cada variante es un sueño cumplido...
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