Que la vida perdone a este corazón que apenas alcanzo tu ausencia. Porque no hizo mas que amar a la nada, y a veces es muy difícil ser correspondido cuando se vive entre fantasmas. Ya veo que solo el olvido fue testigo de mi sentir sufrido. Ahora te conviertes en un sueño al instante de despertar después de un momento ilusionado. Me doy cuenta que mi voz solo fue una instancia de tu eterna existencia. Por eso, me retiro con mi armadura de dolor impuro y sobre un corcel que apenas puede sostenerme por el sudor amargo de mis lágrimas destrozadas. Que la vida me perdone. Que perdone a este corazón que una vez quiso dejar de latir para hacer eterno este instante en el que tanto te estoy amando. Ya no me importa cuan lejos este yo de tu mente. Simplemente piensa que ha muerto un alma en el mundo. La mínima de las almas, pero que sintió el mayor de los amores eternos.
Se despide de la nada, su incansable marioneta.