"Cabeza Roja" (Diario)
Publicado en Jan 21, 2012
Otras de las emociones que vivía yo en aquellas primeras infancias era cuando llegaba el día "mágico" en que mi padre, una vez cumplida su correspondiente "semana de cocina" en el campamento de caballería de Hoyo de Manzanares, en la provincia de Madrid, se presentaba en casa con un maletín bien repleto de bolsitas de azafrán "Cabeza Roja" en las que, urgando en dichas bolsitas, encontrábamos cromos: del mundo taurino y gitano, de trajes regionales españoles, de una especie de muñequitos como de madera... y, sobre todo, de aquellos futbolistas de cuando la Leonesa estaba en Primera División y César era su capitán y mejor jugador; mientras en mi Athletic Club de Bilbao, todavía salía Lezama como portero titular y, además, en el Deportivo de La Coruña, salía un tal Ñito, con el entrecejo tan cejijunto que nosotros le conocíamos como "El Nitos" cuando no sabíamos, por supuesto, que nito quiere decir respuesta para ocultar lo que se come o se lleva, cuando alguien lo pregunta con curiosidad.
Mi padre se llevaba todo el azafrán que podía, ocultándolo a los más altos oficiales, para darle satisfacción a mi madre; ya que el azafrán "Cabeza Roja" era un excelente condimento para las paellas, los conejos al ajillo o revueltos con patatas y otras recetas que sabía muy bien cocinar junto a los consejos de mi abuelita. El azafrán "Cabeza Roja" hacía la competencia al azafrán "Carmencita", del cual también yo vi algún que otro bote en casa. Y supongo que lo de "Cabeza Roja" debía ser por el existente gallinazo de cabeza roja; ya que en los sobrecitos venía el dibujo de la cabeza de un gallinazo.
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