Década de los 80. Yo miraba, recostado en el sofá mientras comía, por ejemplo, una rodaja de melón (tal vez sí o tal vez no) la pantalla del televisor. No comprendía cómo los concursantes no tenían la suficiente fuerza muscular para mover con agilidad la ruleta de aquel concurso titulado "La ruleta de la suerte" (de Antena 3), presentado ahora por Jorge Fernández, que, más bien, era un poco soso y aburrido (me refiero al concurso y no a Jorge); pero, de vez en cuando, me entretenía aquello de formar, con las letras, alguna frase más o menos ingeniosa, algún refrán como, por ejemplo, "quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija" o algún dicho popular. De verdad que a veces me entretenía bastante eso de resolver aquellos enigmas pero, la verdad sea dicha, la mayoría del tiempo era soso y aburrido el concurso; claro que los premios eran más bien de poca monta pues el ingenio que había que emplear para resolver las frases, refranes o dichos populares, era más bien escaso; porque el asunto sólo se trataba de lo siguiente, según decía el presetnador: "los concursantes de "La Ruleta de la Suerte" tendrán que adivinar, con el uso de consonantes y compra de vocales, la palabra o frase que se esconde tras un panel en blanco". El curioso programa, de lo sencillo y simple que es, ya ha cumplido más de 900 emisiones.
Lo mejor de todo era la  azafata. Sin lugar a dudas. Era interesantísimo verla ir de derecha a izquierda del panel de letras y, viceversa, de izquierda a derecha del panel de letras, mientras todos los espectadores, en vivo y en directo, la aplaudían sin cesar. Yo la observaba y se me iba el santo al cielo pensando... pero creo que más de uno, en sus casas, abrían la boca como tiburones dispuestos a comérsela.
Y es que la imaginación es un alto poder.