Se quedaron lelos (Diario)
Publicado en Jan 26, 2012
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Era aproximadamente a finales de 1969. Como desde la infancia el egoísta, avariento y envidioso Emilín, nunca había querido -aún siendo el mayor de los hermanos varones- instruir en la vida y darles a conocer cuestiones de conocimiento de la misma, para hacerles madurar lo suficiente como para defenderse bien  en ella, yo tuve que seguir cargando con la labor que, por lugar sucesorio familiar, no me correspondía.
Así que una vez enseñados Boni y Maxi cómo ser un buen deportista en los físico, en lo conductual y en lo espiritual, tuve que seguir enseñándoles otras cuestiones tan vitales cómo la manera en que se debe estructurar una comunicación verbal y no verbal entre hermanos (cosa que distaba tanto de la manera que tenía de entenderla y llevarla a cabo Emilín que hasta era opuesta), cómo poder beber dos cervezas sin tener que terminar borracho demostrándoles que si la mezcablan con gaseosa sería algo así como tomar dos botellines de zumo de frutas por ejemplo, cómo cuidarse el físico llevando un contral diario de nuestro peso... etcétera... etcétera... menos cómo poder entablar conversaciones con chavalas guapas porque eso era para mí un secreto que no iba a descubrir a nadie porque formaba parte de mi individualidad intocable.
Pero lo que más les sorprendió a Boni y a Maxi fue cuando  nos retamos los tres a saber quién manejaba un automóvil de carreras en una pista y a través de la máquina situada en uno de esos bares donde les enseñaba cosas cómo no terminar nunca borrachos por ninguna causa... ni tan siquiera para olvidar al alguien. Les saqué tanta ventaja en el manejo de los automóviles de carreras que se quedaron lelos, que quiere decir más alelados de lo que eran o, como decía mi abuelita Rufina, como palominos atontados.
Así que una vez demostrado que nunca jamás aprendería yo a conducir un automóvil de verdad por la simple y libre decisión de que no me daba la real gana; pero que les demostraba que estaba más capacitado que ellos para hacerlo (y no como Emilín que tuvo algunos accidentes que casi le costaron la vida por fardar de gran piloto cuando sólo era, como decía mi padre, un pelotudo inconsciente de lo que hacía con un volante entre las manos) me limité a terminar de ser canguro de Boni y de Maxi (porque ya eran mayorcitos para aprender de esos mundos de las chavalas guapas donde yo ya había conocido bastante por  mi propia cuenta) dándoles una última charla o discurso sobre lo que es saber desarrollar una buena personalidad individual. Si no quisieron atender o entender sólo fue por decisión de ellos o porque se habían  vuelto a quedar nuevamente lelos,o alelados o palominos atontados.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Página de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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