Tiempo para emerger (La generacin emrgente/Junior Zapata).
Publicado en Jan 27, 2012
Comienza este magnífico libro, implicado de lleno en la enseñanza cristiana, con una conocida parábola sobre la soberbia, la vanidad y la mentira generalizada, que llevan a los hombres más prepotentes al extremo de hacer el ridículo cuando se les dice la verdad.
En este libro podemos conocer cómo se manifiestan la indiferencia en que está sumido el mundo actual y el alivio que supone decirles la verdad a muchos de los que se creen importantes aunque esto les enoje. Contra la pacatería religiosa y a favor del verdadero cristianismo que se puede conocer leyendo cuidadosamente la historia de Moisés y Josué, este libro nos introduce en el razonamiento no abstracto (tan dado en muchos que se creen grandes "maestros" que se han quedado anclados en el pasado ostentoso de sus oratorias) sino en el mensaje concreto de cómo debemos renovar la enseñanza del Mensaje de Jesucristo. Es necesario, según aconseja Zapata, ir en contra de la hipocresía y despertar en las nuevas generaciones sus capacidades para soñar, liberados del aborregamiento general en que los religiosos les tienen tan decepcionados. Lo único seguro, lo que debemos tener siempre en cuenta, es que el evangelio de Jesucristo siempre es el mismo... pero hay que ser "revolucionario" para poder comrender lo que necesitan dichas nuevas generaciones que ahora están aburridas. Debemos preguntarnospor qué los jóvenes y las jovencitas se han apartado de la religión. La respuesta es muy sencilla: por que están cansados de palabrería antigua, palabrería obsoleta, palabrería nada más y exenta de ejemplaridad para sus ilusiones. A la sociedad la han anquilosado, según nos narra el autor, y es necesario comenzar ya a cambiar el discurso de "puertas adentros" como si siguiéramos en los siglos XVI y XVII para salir al encuentro de los que están "puertas afuera". Es necesario ser líderes "revolucionarios", líderes que se desprendan de sus añejos principios y renueven sus manera de coincidir con los jóvenes y las jovencitas a la manera de "nuevos Luteros" pero con un lenguaje que llegue a ellos; con un lenguaje aprendido a través del contacto con ellos y no desde los púlpitos de las oratorias en latín o en lenguaje que ellos no desean escuchar. El autor aconseja que es necesario predicar no lo que nuestras bocas creen que es lo más hermoso y lo más brillante, sino lo que las nuevas generaciones necesitan aprender para encontrar la Luz de la Verdad; la verdadera Palabra de Jesucristo, viva, llena de experiencias directas con ellos y con ellas, traspasando las cortinas donde esos sacerdotes "clásicos" se alaban a sí mismos mientras las iglesias quedan vacías. Yo deduzco de toda la lectura del libro que quizás la iglesia sea la misma calle, los mismos lugares donde habitan las nuevas generaciones para pasar el tiempo existencial de sus vidas; ir con ellos, liderarles dentro de ellos... Billy Graham decía (según viene escrito en este libro) que "la razón por lo que la iglesia cristiana está perdiendo la batalla cultural es porque no somos futuristas". Creo que llevaba razón cuando dijo eso; pero se equivocaba en algo: que para no perder la guerra final es necesario saber cuál es la verdadera cultura cristiana que el mundo entero necesita. Y para eso es necesario ser un líder que camine con ellos, viva con ellos, ría con ellos, sufra con ellos... al igual que hacía Jesucristo... y no precisamente anclados en bellas oratorias adornadas de palabrería innecesaria. Es necesario aprender del Libro Deuteronomios cual es la verdadera transferencia de verdades culturales que debemos enseñar a este mundo para poder cambiar su rumbo. Es necesario dejar ya tantas mentiras de los religiosos y las religiosas para salir hacia la frontera del futuro. Y es necesario ser líder natural, sencillo pero profundo, capaz de vivir con ellos y guiarles hacia esa frontera, olvidando ya los discursos aburridos, las amonestaciones prefabricadas y las proclamas de condenación de los "viejos sacerdotes"; porque las palabras que necesitan las nuevas generaciones, si estamos dispuestos a liderarles siendo uno más de ellos, solo es una: amor. Sólo el amor podrá trascender la época y el tiempo (dice textualmente este libro en una de sus páginas). Y, para conseguirlo, es necesario dejar de ser hipócritas vestidos de manera "especial" para distinguirse de los que ellos consideran impuros; porque es necesario vestir como ellos y, más que eso, ser uno más entre ellos que es, al fin y al cabo, lo que hizo Jesucristo y lo que nos está pidiendo que hagamos. El Mensaje de Dios debe ser atractivo no por vanidad ni vanagloria de quienes están encumbrados en la fama sino lleno de vida, muchas veces anónima, porque es la misma vida que se desarrolla dentro de lo más profundo de las nuevas generaciones. Es necesario, según deduzco de la lectura de este libro, que nuestros consejos dejen de ser consejos del pasado para ser consejos del futuro. Yo creo que este mundo se salvará porque me siento, particularmente, uno más de estas generaciones sinceras a los que el libro engloba en una sola frase: "La generación de la esperanza". Por eso aconsejo a todos los que estén dispuestos a ser verdaderos líderes naturales que lo lean despacio, que aprendan lo que este libro está queriendo decir y que lo lean con el corazón y no con el sesudo razonamiento de quienes buscan interpretaciones grandilocuentes y pomposas para deslumbrar a una juventud que no necesita esa clase de "lenguaje" sino un nuevo lenguaje de amor cristiano que ellos y ellas puedan comprender porque aplicamos el mismo lenguaje que ellos viven.
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